Solo el covid, cómo no, ha conseguido alterar el camino. Pero un poco porque ni la pandemia ha podido detener por completo el ímpetu de Ondas de Jazz en la Ciudad. De hecho, la decimoquinta entrega del programa organizado por la asociación Jazzargia vivirá dentro de unos días la tercera cita de este curso tan especial. “En realidad, ninguna edición ha sido igual. Siempre hemos estado evolucionando en el formato, en el concepto, en el diseño, en la puesta en escena... para que el público se enganchara una y otra vez”, explica Joseba Cabezas, creador y director de una fórmula única en la que pedagogía, creación musical y disfrute personal y colectivo van siempre de la mano.

Lo fácil sería intentar resumir estos tres lustros con el amplio y lustroso listado de nombres que han ido respondiendo a la llamada del proyecto, sin olvidar a las jóvenes promesas, claro: Chano Domínguez, Carles Benavet, Ángela Cervantes, Iñaki Salvador, Julián Maeso, Pablo Martín-Caminero, Kontxi Lorente, Hasier Oleaga, Javier Colina, Jorge Pardo, Iñigo Ruiz de Gordejuela, Rubén Salvador, Iñaki Arakistain... Eso sería quedarse corto. El protagonismo está en ellos y ellas pero también en las miles de personas que en este tiempo han llenado las butacas del aula magna del Conservatorio Jesús Guridi, convertido un martes al mes entre diciembre y mayo en un gran estudio radiofónico como aquellos de los años 40 y 50 que inspiraron a Cabezas para llevar a cabo esta idea.

“Cuando estudiaba y quería ser músico profesional, siempre tenía aquella cosa de que nadie te explicaba lo que sucedía entre bambalinas, en los ensayos de los grandes músicos, o cómo se podía modificar un standard, por ejemplo”. Fue ahí cuando empezó a tomar cuerpo una propuesta que, cuando ya estaba concretada en Ondas, buscaba dar a conocer la historia del jazz de una manera pedagógica, respondiendo además a ese soniquete habitual en Vitoria de que el género es solo para gente que sabe y que únicamente se puede vivir en directo una vez al año.

Koldo Uriarte, Jon Robles, Alex Caporuscio, Volker Edwing y José Agustín Guereñu Gere (quien durante los primeros años se encargó de la coordinación musical) fueron los encargados de ofrecer la primera audición a finales de enero de 2007. “Lo pasamos muy mal con el sonido. Para la segunda cambiamos de empresa, aunque en realidad en aquellos momentos no tenía dinero para pagarla. Así que con ese comienzo no esperaba que esto durase 15 ediciones”, ríe Cabezas al recordar los primeros pasos de una iniciativa que Jazzargia siempre ha compartido con el área de Educación del Ayuntamiento de Vitoria.

Desde entonces, el planteamiento ha mantenido las esencias pero también ha ido cambiando. “Gracias a no quedarnos en lo que sabíamos que funcionaba, hemos conseguido crecer y enganchar. Siempre hemos tenido la inquietud de innovar”, entendiendo que hoy “sigue teniendo sentido hacer esta labor pedagógica”. En estas quince ediciones, el primer tramo del camino se dedicó a la historia del jazz, a su nacimiento, sus grandes autores, sus estilos, su evolución a lo largo de las décadas sobre todo del siglo XX, sus vocalistas e instrumentistas de referencia... componiendo, de una manera cercana y amena, un gran repaso a los fundamentos y características del género. En una segunda etapa se apostó por ver esas relaciones con otras formas de expresarse con la música que el jazz siempre ha provocado y buscado, su fusión con el rock, el flamenco, la bossa y un largo etcétera casi interminable. Por su parte, en las últimas entregas, la atención se está centrando en los músicos, en lo que hay detrás de lo que el público ve, en sus formas de componer, sus influencias, su formación... “Nos están contando cosas que de otra manera no sabríamos y está siendo maravilloso”. Pero la senda no se detiene y para la próxima edición “me gustaría muchísimo que empezásemos a hablar de los nuevos sonidos y traer cosas muy de neo soul, muy fijadas a Erykah Badu y cosas así”. Ya se verá.

Lo que está claro es que “habrá más etapas. Yo estaré, no sé, dos, tres o cuatro años más, pero me llega el momento de retirarme y hay que dar el relevo dentro de Jazzargia para que alguien tome el testigo y traiga ideas más frescas” dice el responsable de un Ondas de Jazz que desde el primer día ha contado siempre con la colaboración de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.

Con el paso de los años, el programa ha ido creciendo en muchos sentidos, una labor que en 2017 fue reconocida con un Musika Bulegoa Saria que puso en valor su aporte cultural y pedagógico. Así, Ondas se ha convertido también en un editor de discos grabados en directo en sus audiciones, álbumes solidarios cuya recaudación se ha destinado por completo a diferentes asociaciones y entidades como Aspanafoa (Asociación de padres y madres de niños con cáncer de Álava) o Salvamento Marítimo Humanitario. O ha impulsado reconocimientos públicos, a través de su Makila de Honor, a intérpretes, agentes culturales y expertos como Pedro Iturralde, Paco de Lucía, Pablo Zúñiga y Juan Claudio Cifuentes Cifu, entre otros.

Por ser, la propuesta de Jazzargia se ha convertido incluso en exposición fotográfica de la mano de Donca. Todo en torno a un proyecto que antes de la reducción de aforos marcada por el covid, llenaba todas sus citas con una media de 497 asistentes a un aula magna del Jesús Guridi con capacidad para 500 personas. Ahora, las entradas se agotan casi en segundos. Todo para disfrutar de un encuentro diferente con los intérpretes ya que aquí “no hay conciertos al uso”. Los músicos se dejan preguntar, hablan de sus referencias, técnicas, influencias, líneas de creación, intereses... “Me acuerdo de que cuando le expliqué de qué iba esto a Kurt Rosenwinkel, él estaba flipando. Él tenía un caché muy elevado para nosotros, pero cuando hablamos y conoció el proyecto, se puso en contacto con su manager y nos lo rebajó a la mitad. Quería venir y participar de esto”, al igual que tantos otros.

A lo largo de estas quince ediciones, han sido unos cuantos los músicos que eran jóvenes estudiantes del Jesús Guridi cuando Ondas arrancó y ahora son intérpretes profesionales. Varios de ellos, de hecho, están siendo protagonistas de este curso. “Me siento muy orgulloso de haber tenido una idea y de haberla puesto en marcha en el conservatorio. Cuando eso pasó, la música moderna como tal no estaba en el centro. Nuestro aporte fue que se tomara conciencia de que era necesario ser valientes para introducirla”. Por eso cada curso, las big bands y combos tanto de este espacio como de la Escuela Luis Aramburu están presentes en el cartel. Y de ahí también el eje de este 2020-2021. “A Aitor Bravo, David Juárez, David Cid, Lara Vizuete... les he visto siendo niños. Y ahora que están haciendo cosas importantes tienen que ser profetas en su tierra y Vitoria tiene que mirarles y apreciarles”.

Además de la programación de audiciones, el proyecto edita cada edición discos solidarios y otorga su Makila de Honor

“Me quedan dos, tres o cuatro ediciones; hay que dar el relevo dentro de Jazzargia para que alguien traiga ideas frescas”, dice Joseba Cabezas