Sus respectivos caminos vitales y profesionales discurren hoy entre Madrid y Barcelona, aunque fueron Gasteiz, Pamplona y Bilbao las ciudades que les vieron nacer el mismo año, 1993. Se conocen entre ellos desde hace tiempo pero es ahora cuando han decidido unirse para dar forma y fondo al espectáculo Van tres y..., que este domingo se estrena sobre las tablas de la sala Jimmy Jazz. Será a las 18.30 horas cuando el espacio de Coronación abra las puertas al humor y al público, quedando todavía entradas disponibles para disfrutar de los tres monologuistas. Allí estarán esperando, de hecho, el alavés Eñaut Zuazo, la vizcaína Odei Fernández y el navarro Beñat Iturbe.

"No es un show sobre los millennials, sino uno hecho por millennials", apunta con una sonrisa Zuazo, al tiempo que describe que en el montaje no hay un hilo conductor como tal "pero es que tampoco nos hace falta. Nacimos el mismo año, estamos en momentos vitales parecidos, hemos pasado una crisis económica cuando estábamos estudiando y ahora vivimos otra sanitaria cuando nos intentamos ganar la vida... Cada uno tiene su mirada y su estilo, por supuesto, pero encajamos bien entre los tres". Así lo mostrarán comenzando juntos la sesión, para luego dar paso a intervenciones individuales de unos 20 minutos cada uno. "Odei está más acostumbrada pero Beñat y yo solemos hacer más actuaciones de cinco minutos en bares y clubs junto a otros monologuistas. Así que esto es un reto para los dos. También es verdad que cuando comencé, estar haciendo un monólogo durante cinco minutos me parecía una eternidad y ahora se me queda corto".

A la cita no le van a faltar alicientes. Para empezar porque esa actualidad a la que los tres van a mirar desde sus perspectivas da mucho juego. A veces parece que demasiado. A eso hay que unir el hecho de que tanto para Iturbe como para Zuazo va a ser su primera representación en casa, más allá de que estén acostumbrados a actuar en Madrid o Barcelona. "Somos conscientes de que mucha de la gente que va a estar, incluyendo mis amigos, no nos han visto nunca. Tal vez pueden hacerse una idea a través de algún vídeo subido a Instagram, aunque a mí no es algo que me guste mucho porque si el público ya te ve por Internet, no va a querer verte luego en directo, más allá de que hay un factor sorpresa en la actuación que se pierde", comenta el monologuista vitoriano, que recuerda que la idea de este montaje nació hace poco, con la vuelta de los tres a casa por Navidad.

Él lleva ya dos años viviendo en Barcelona, a donde acudió para construir su senda como humorista. "Allí me he encontrado con un ambiente bastante familiar entre los cómicos. Me siento muy cómodo y bien acogido y eso hace que quiera actuar más", más allá de que la aparición del coronavirus haya trastocado muchos planes. En su caso, fue el pasado mes de julio cuando pudo volver a encontrarse con el público, más allá de mascarillas, distancias y demás condicionantes marcados por la pandemia. "Esa primera ocasión fue un tanto extraña. Veía que la gente se lo estaba pasando bien, que comentaba cosas, que hacía gestos pero sin poder ver sus sonrisas, sus bocas. De todas formas, con el paso de las actuaciones, me he acostumbrado. Y creo que el público también. Aún así, la mascarilla hace que escuches menos las risas y más graves. Así que hay que reírse más fuerte", recomienda para este domingo.