- Junto a Rodrigo Ballesteros (batería) y Reinier Elizarde El Negrón (contrabajo), Jorge y Maikel Vistel (trompeta y saxo, respectivamente) acuden este domingo a la capital alavesa para adelantar buena parte de la música que compondrá su próximo disco. Vistel Brothers actuará tanto a las 17.00 como a las 19.00 horas en el Dazz. Cabe recordar que la limitación de aforos y las consecuencias de la pandemia han llevado a que las actuaciones sean de pago, estando disponibles las entradas por 10 euros cada una. De esta forma, el espacio de Cuchillería retomará su programación tras el concierto que, durante el cierre de la hostelería, se llevó a cabo en el escenario de Fundación Vital de Dendaraba.

Hace justo un año, usted ya estuvo en el mismo lugar, junto a Roberto Nieva. Pero parece que más que doce meses ha pasado mucho más porque el covid-19 obliga ahora a dar dos conciertos, a tocar frente a público con mascarilla, con distancia, con...

-En realidad íbamos a ir al Dazz en mayo, pero con la pandemia, se canceló. Ahora, dada la situación, será todo bastante raro, pero es la realidad de lo que estamos viviendo y nos tenemos que amoldar. A mí personalmente no es algo que me distraiga a la hora de tocar. Pero en el caso del Dazz, tengo el recuerdo de un concierto con el público muy pegado a nosotros con todo lo que eso implica y que es algo que me gusta. Sé que esta vez, eso no va a poder ser, pero bueno.

¿Qué se va encontrar el público en esta ocasión?

-Vistel Brothers es una banda que tenemos mi hermano y yo desde hace muchísimos años. Viene desde Cuba, desde que estábamos en la Escuela Nacional de Arte. Ahora el público se va a encontrar a la nueva formación con la que estamos trabajando para grabar un nuevo disco. Así que en Vitoria vamos a estrenar música nueva que nunca hemos tocado, composiciones que estarán en ese próximo álbum.

¿Un trabajo que se grabará en 2021 o no hay fecha concreta todavía?

-Sí nos gustaría que fuera para el próximo año. Pero con todo lo de la pandemia, vamos a ver.

Por cierto, ¿cómo es trabajar y crear con su hermano?

-La experiencia es totalmente positiva. Nos llevamos solo un año y mi madre nos crió prácticamente como si fuéramos gemelos. Por ejemplo, nos vestía igual (risas). Claro, hemos crecido con el mismo círculo de amigos, hemos tocando la misma música y hemos estado siempre muy unidos. A la hora de trabajar, nos entendemos muy fácil. Tenemos las cosas muy claras, además. Es el caso del disco. Sabemos que las canciones se van a dividir a la mitad puesto que ambos componemos. Pasa lo mismo con el concierto en Vitoria. Vamos a tocar tres canciones de cada uno y luego tocaremos también alguna canción cubana, algún bolero o algo así.

Ambos coinciden en el jazz, como decía, pero el origen cubano, aunque lleven ya años viviendo en Madrid, tiene que marcar sí o sí, ¿verdad?

-La influencia de la música cubana en nosotros es prácticamente todo. Lo que nos hace tocar diferente es esa influencia que tenemos de nuestra cultura. De hecho, la música nueva que estamos haciendo está mucho más arraigada en eso. La hemos escrito basándonos en la cultura afrocubana, en la que, con los años, hemos profundizado mucho más. Sobre todo en la cultura de nuestra ciudad, de Santiago. Allí, con la migración haitiana, hay otras tendencias rítmicas que no vas a encontrar en La Habana o en otros lugares de Cuba. Ahora hemos escrito música basándonos en eso.

Es decir, todo un viaje a la raíz, a lo que les conforma como personas, no solo como músicos.

-Por supuesto. Lógicamente hemos estudiado la tradición del jazz, nos hemos adentrado en la música de Charlie Parker, Clifford Brown, Miles Davis... Pero hace muchos años nos dimos cuenta de que por muy bien que puedas tocar el jazz, hay algo importante que nunca puedes perder de vista y es que cuando hablas, tienes que hablar tú. Ahí es donde uno tiene que indagar en su origen. Cuando toques, se tiene que ver de dónde vienes. Wynton Marsalis puede hacer un disco de standards, pero es que esa es su cultura. Claro que la cultura cubana y la cultura afroamericana tienen sus conexiones, pero yo vengo de otra cosa. Aprendo el jazz y la tradición pero como una herramienta para crear otra cosa. No me interesa sonar como Lee Morgan. De hecho, ellos, cada uno en su época, si de algo se preocuparon fue de encontrar una personalidad propia en lo que estaban haciendo. Para mi hermano y para mí eso es algo muy, muy importante, tener una voz propia. Y en eso, tu cultura te ayuda para encontrar ese camino.