- Hasta el cielo, el nuevo largometraje de Daniel Calparsoro, recupera el género de las películas de atracos con persecuciones, acción frenética, coches caros y vida fácil, donde se cuenta la historia de una "ambición sin límites" en la que "al final se descubre que no hay ambición más grande que el amor".

El resumen es del propio Calparsoro, quien, en una entrevista con Efe y rodeado del equipo protagonista de la cinta, promociona en Madrid el estreno de una cinta "perfecta" para ir a verla este fin de semana al cine, asegura el director de Salto al vacío, que recupera 25 años después de aquella el aire más social de su cine.

Cuenta Calparsoro que descubrió el mundo de las bandas organizadas de butroneros y los aluniceros en un reportaje de Manu Marlasca y le sorprendió que no se hubiera hecho antes una película sobre el tema.

Tras charlar con el periodista de La Sexta, buscó a Jorge Guerricaechevarria y comenzaron a montar esta historia, apoyada en hechos reales, "sobre bandas muy sofisticadas, que tienen un sistema de funcionamiento muy estudiado y que son muy locales, son de Madrid. Ese componente local fue el motor para que arrancáramos".

A partir de ahí, la película se cuenta desde las "tres patas" de la historia: la ley, el delincuente y su entorno personal y social y la policía que intenta pillarle.

"Sobre ese universo, contamos el lado oscuro de Madrid, desde lo más bajo a lo más alto", a través del personaje de Ángel (Miguel Herrán), además de "hacer un retrato de la corrupción transversal que existe en las grandes ciudades".

Como la red de abogados que manejan sus tiempos en la cárcel o los policías que les persiguen pero que "no terminan de cazarles porque tienen muy controlados los vericuetos legales", señala Calparsoro.

A su lado, Patricia Vico, que es la abogada que representa esa corrupción, explica que su personaje "se especializa en ese tipo de delitos, le pagan muy bien y además crea su propio 'lobby', digamos apunta que se retroalimenta de los delitos de los chavales".

"Es amoral, pero ella trabaja por la pasta y dentro de su amoralidad se mueve por las grietas del sistema, se mueve en la legalidad", recuerda.

Duque (Fernando Cayo) es "el poli, viene del barrio, como la banda de Ángel, y sabe muy bien cómo funcionan; al principio intenta convencerle de que está tomando el camino equivocado, pero a lo largo de la película la situación se extrema y con ello crece la frustración del equipo policial porque es muy difícil cogerles", señala el actor vallisoletano.

"Vemos con ellos cómo se hace, desde la delincuencia del menudeo hasta las altas finanzas", indica Cayo, entusiasmado con una cinta que "tiene de todo, espectáculo, persecuciones impresionantes, amor, emoción: justamente lo que necesitamos", subraya, con los dedos cruzados por la aventura que supone estos días de pandemia estrenar en sala.

"Es una película que sube como la espuma", abunda Asia Ortega, Sole, uno de los lados del triángulo amoroso que mantiene en pie Ángel (Miguel Herrán), su ambicioso e inteligente esposo, enamorado a su vez de su novia del barrio, Estrella (Carolina Yuste).

Herrán añade que Hasta el cielo es una historia sobre la ambición, pero también sobre el precio que hay que pagar por tener lo que uno quiere.

"La realidad es que la gente cree que esto es la vida fácil, pero de fácil no tiene nada", considera Herrán, quien, metido en su papel, enumera: "trabajas más que en un trabajo normal, lo que ganas no te lo puedes gastar porque todo es negro, no puedes ir a ningún lado y viene la gente a tu casa a matarte", concluye provocando la carcajada de sus compañeras.

"No quiero que los jóvenes piensen que el menudeo de las drogas o empotrar un coche en un escaparate sea algo de lo que saques beneficio; por lo general sentencia el actor si te metes en esto te quedas sin lo poco que tienes".

Herrán, que ha tenido muy buenos maestros, es de esos actores que no sienten "preocupación o responsabilidad" una vez terminada la película; su trabajo ya está hecho, y aunque es cierto que tiene "muchos seguidores en Instagram" (desde su aparición en Élite a La casa de papel, Herrán es un ídolo internacional), pero eso "no le define" como actor.

"Creo que hay muchos actores de mi generación que son mucho mejores que yo y tienen muchos menos seguidores", apunta el malagueño, Goya por su primer papel protagonista en A cambio de nada (2015). Pero a Herrán no se le ha subido "el pavo".

"En la vida hay un componente que es la suerte, y en esta profesión más. Y yo he tenido esa suerte. Eso no es ir a tiro hecho", afirma

Ortega desvela a Efe que Calparsoro, que había planteado la relación de la esposa y la amante de Ángel "como una lucha de gatas", aceptó que "lo lleváramos desde el reconocimiento", un detalle que ratifica Yuste, a quien le hubiera gustado un final a lo "Thelma y Louis".

"Lo importante era contar mujeres reales, ser novia o esposa no implica ser sumisa o no tener criterio ni individualidad", y eso, afortunadamente estuvo ahí desde el principio", concluye la ganadora de un Goya por Carmen y Lola.