- Son dos jóvenes en el País Vasco y una treintena de personas en el conjunto del Estado. Viven con la ataxia telangiectasia, una enfermedad de carácter hereditario que es de las consideradas raras, lo que supone, entre otras cosas, que los esfuerzos que se hacen en investigarla para poder encontrar soluciones y tratamientos, sean escasos y dependan, en muchas ocasiones, del empeño tenaz de parientes y profesionales sanitarios. De lo importante que es ese ímpetu, tanto de tenerlo como de mantenerlo, sabe mucho Patxi Villén, padre del joven gasteiztarra Jon (afectado por la AT), presidente de la asociación de familiares de enfermos (Aefat), y apasionado de la música folk.

Uniendo estos márgenes de su camino vital, hace ocho años nació en la capital alavesa el festival Aitzina Folk con dos objetivos básicos. Por un lado, promover un certamen solidario con el que recaudar dinero para poder financiar los trabajos en torno a la enfermedad. Por otro, compartir con el público cada año un atractivo programa de conciertos y otras actividades paralelas con el que poner en valor los sonidos de raíz. Dicho y hecho. Contando con una amplia red de voluntarios y con la complicidad de no pocas entidades tanto públicas como privadas, como es el caso de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, el evento es una realidad sólida y palpable que en este tiempo ha contando con la participación de más de 100 grupos y artistas, ha reunido a más de 26.000 espectadores y ha recaudado más de 170.000 euros para investigar la AT (30.000 euros en 2019).

Son solo números pero hablan a las claras de la importancia de la cita, de una propuesta cuyos beneficios se destinan en estos momentos a financiar un proyecto de investigación de terapia génica en la Clínica Universidad de Navarra. "La investigación es nuestra esperanza", dice Villén, consciente de los problemas que la aparición del covid-19 ha traído a quienes se esfuerzan porque las enfermedades raras no sean, además, invisibles. La pandemia ha hecho que todo lo demás quede fuera de foco, como si la salud empezase y terminase en este coronavirus.

A ello se suma que las distintas normativas que se están aprobando a causa del covid tienen sus consecuencias directas en el festival con el que se busca recaudar fondos en forma de reducción de aforos, horarios, movimiento de artistas... Es decir, que el panorama que se dibuja parece desolador y nada propicio, aunque el Aitzina no quiere tirar la toalla. Ni mucho menos. Quiere estar al pie del cañón, consciente de que cada grano es importante. Por eso, ya está en plena cuenta atrás de cara a lo que sucederá desde este viernes 27 hasta el próximo 2 de enero de 2021. La música pide paso.

Mientras se pueda, la práctica totalidad de las propuestas diseñadas van a ser presenciales. De hecho, las entradas e invitaciones (en el caso de las propuestas gratuitas) ya están disponibles a través de la página www.aitzinafolk.org, donde también se puede colaborar haciendo donativos y obteniendo más información sobre la Fila 0 del certamen, una vía importante para mantener el pulso solidario en una edición que, por la pandemia, va a contar con menor número de actividades.

Más allá de que se va a recurrir por primera vez a las emisiones en streaming y de que habrá algunas citas que solo serán online, en la medida de lo posible se mantendrá una intensa agenda de conciertos en escenarios habituales para el evento, aunque no se va a poder hacer esta vez la tradicional kalejira de presentación por el centro de la capital alavesa. Por contra, se va a buscar la complicidad de los músicos de folk a través de las redes sociales. La propuesta #AitzinaFolkxAefAT está solicitando a los artistas publicar un vídeo tocando un tema favorito o significativo para mostrar su apoyo al festival y pedir donaciones para la investigación de la AT. También con el objetivo de sumar a la recaudación, el grupo Alos Quartet ha destinado 300 copias de su último disco 20 Urte Zuzenenan para la venta directa a través de la web del certamen, que va a recibir de manera íntegra lo obtenido con estos ejemplares.

El simbólico telón de esta octava edición se levantará este viernes 27 desde Oihaneder Euskararen Etxea con el grupo navarro Mielotxin, "una alternativa fresca, moderna y a la vez comprometida con la música tradicional", según explica el certamen. Al día siguiente en Artium, tendrá lugar un taller con los dantzaris alaveses Aizkoa Madinabeitia y Azaitz Unanue. En ese mismo escenario, pero por la tarde, Iñaki Plaza presentará Pyrene 430, una interacción entre música y danza (tradicional y contemporánea), inspirada en los ritmos y bailes de Euskal Herria y Catalunya. un diálogo entre ambas culturas, con el encuentro entre dos bailarinas y dos músicos: Amaiur Luluaga, Claudia Gómez, Iñaki Plaza y Alex López.

Ya el 29, la jornada estará dedicada a los más pequeños con la celebración del TxikiFolk, que esta vez contará con la compañía gasteiztarra Turukutupa, que presentará en el Beñat Etxepare (centro cívico Iparralde) Reziklantes, donde todos los instrumentos han sido creados a partir de residuos. Esto sucederá al mediodía, mientras que a la tarde, otra vez en Artium, tendrá lugar un concierto muy especial, el debut en directo del nuevo grupo vitoriano SarraBete -conformado por Leire Etxezarreta, Pablo Bueno y Gorka Bravo- y la presentación de su primer disco.

La música tradicional de Castilla y León llegará el sábado 12 de diciembre al museo de arte contemporáneo de la mano de dos veteranos del folk castellano: el grupo La Musgaña y la percusionista y cantante Vanesa Muela. Entre ambos presentarán el espectáculo Tres x cuatro. Al día siguiente, sin moverse del sitio, será el turno de Khami, un espacio de encuentro de artistas vascos del más alto nivel, donde confluyen la cultura popular vasca con otras expresiones musicales.

En lo que respecta al 17 de diciembre, en la última cita en el edificio de la calle Francia, el gasteiztarra Karlos Subijana -profesor de txalaparta, alboka y txirula en la Academia Municipal de Folklore de Vitoria y miembro de las bandas Parradust y Astalapo- ofrecerá un concierto-conferencia con el título Musika tresna zahar batzuei buruz. Dos días después, el sábado 19, la cita será doble, sirviéndose en ambos casos de las nuevas tecnologías. Por la mañana se estrenará en las redes sociales el vídeo participativo realizado como sustitución al quinto encuentro de escuelas de música tradicional y folk, que este año no se puede celebrar. Por la tarde, se producirá la única presencia internacional de este 2020 debido a las limitaciones del covid. Esto llevará a que la actuación sea online, encontrándose al otro lado de la pantalla el grupo irlandés Garadice junto a la bailarina Edwina Guckian.

De internet al Principal. El 30 de diciembre se volverán a encontrar el certamen y el centenario teatro para recibir a Korrontzi, que regresará a la capital alavesa para presentar su último disco, un Koplariak que es fruto de la colaboración con el bertsolari, escritor e investigador Xabier Amuriza. Por cierto, el grupo es otro de los que va a poner su granito de arena extra este año puesto que durante la promoción de este nuevo álbum va a donar los beneficios de sus conciertos de presentación a Aefat. El broche a esta edición llegará el 2 de enero de 2021 en Mendizorroza. Sobre las tablas estarán esperando los miembros de Oreka Tx. Los txalapartaris Harkaitz Martínez de San Vicente y Mikel Ugarte junto a Mixel Ducau, Iñigo Eguia y Juan Jose Ochandorena se adueñarán del espacio en un cierre, a buen seguro, muy emotivo.