s, desde hace tiempo, un habitual en los Premios Lux, considerados como los Goya de la fotografía. Pero hasta ahora, el trabajo del vitoriano Josu Izarra, por el tipo de producciones y temáticas realizadas, había encontrado su camino en estos galardones a través de otras categorías, no en la de reportaje gráfico documental.

Este 2020 distinto en tantas cosas es también una excepción en su caso, además por el covid-19. El resultado final se conocerá el próximo día 26 en una gala de entrega de reconocimientos que, cómo no, será online y no, como en otras ocasiones, en el Museo del Diseño de Barcelona.

Son más de 800 las instantáneas que el autor pudo realizar durante las dos mañanas que estuvo trabajando, una en Santiago, otra en Txagorritxu. Pero solo son doce las que, como máximo, pueden componer el relato compuesto por Izarra para los premios, una historia que arranca y termina en las manos del personal sanitario alavés.

El primer capítulo se escribe con el ya omnipresente gel hidroalcohólico. El último con la despedida a un enfermo tras salir de la zona de peligro. Entre medio, el relato humano de una enfermedad que lo ha cambiado todo.

"Soy consciente de que va a ser un tema muy presente este año en los premios. Eso también es un reto para mí", apunta el creador. De ahí las elecciones que ha hecho a la hora de dar forma y fondo a la producción, decantándose, por ejemplo, por trabajar toda la serie en color y no en el habitual blanco y negro para estos casos. O dejando a un lado "ir a lo fácil" porque, si algo tiene claro el fotógrafo, es que "este trabajo lo hice con todo el cuidado y el respeto que merece la situación y es algo que mantengo también ahora".

El reportaje se hizo a mediados de abril, en pleno confinamiento, a petición de la parte médica. El personal de las UCI de Santiago y Txagorritxu abrió las puertas de sus lugares de trabajo a Izarra en unas semanas muy complicadas. "Hacer las fotografías con el EPI fue bastante difícil, la verdad. Pero bueno, todo tenía su aquel porque no podías tocar absolutamente nada", recuerda el vitoriano, que tuvo que estar confinado solo en casa con su equipo durante 15 días para evitar problemas.

"Lo fácil hubiera sido ir a sacar fotos de pacientes medio moribundos, pero creo que la serie explica muy bien sin palabras lo que se vive en los hospitales y el trabajo que están haciendo tantas y tantas personas". Por eso en una de las imágenes se puede ver al coronavirus en una radiogradía hecha a un paciente, o en otra aparece un profesional preparando una inyección de morfina, o en otra...

La labor, eso sí, no terminó tras esas dos jornadas siendo testigo de excepción del gran trabajo del personal sanitario. "Me tomé tiempo para la edición", una parte en la que contó con el asesoramiento del doctor Javier Maynar y del compañero fotógrafo Tony Limeres. "Una vez que ves en primera persona las consecuencias de lo que supone el covid, ya no eres uno más. Has visto lo que pasa y creo que eso me ha hecho todavía más respetuoso con cuestiones como el confinamiento o el uso de la mascarilla" describe quien, además, a finales de agosto también sufrió la enfermedad. "Después de pasarla miro estas fotografías de otra manera" dice Izarra, que ahora espera el veredicto de los Lux.