- Está siendo un año complicado para poder llevar a cabo casi cualquier cosa por la presencia del covid-19, pero ellos y ellas han querido y podido realizar el rodaje, producción y estreno de la película ¿En qué momento?. De hecho, el público de la capital alavesa ya ha podido encontrarse en tres sesiones con esta historia que toma como excusa argumental un secuestro en el que dos adolescentes se ven involucrados. “Ya estamos pensando en la siguiente”, apunta Kabir Singh, quien comparte camino creativo en Team Work Entertainment con Mikel Romeo.

Ambos se conocieron hace ya cuatro años a través del Taller de Artes Escénicas (TAE) y se involucraron en una primera experiencia audiovisual que, más allá del resultado final -el rodaje se hizo con una cámara de fotos-, les llevó a darse cuenta de que “nos gustaba la forma de trabajo que se había establecido entre nosotros y con la gente con la que contactamos”. A partir de ahí, siguieron tirando del hilo para hacer realidad este filme, que ha contado con la ayuda del programa Haziak, impulsado por el área de Juventud del Ayuntamiento de Vitoria.

Más allá de alguna escena registrada en 2019, el grueso del rodaje de ¿En qué momento? tuvo lugar justo pasado el confinamiento en diferentes zonas del centro de la capital alavesa (la plaza de la Virgen Blanca o la calle Correría, por ejemplo), y en lugares como la Catedral Santa María, la sala La Monstrenka -donde se realizó, además, la primera proyección- o el mencionado TAE.

Delante y detrás de la cámara, unas 25 personas aportaron su trabajo para hacer posible una producción cuyo reparto reúne a Asier Pagola, Malena Vidal, Lucas Hernández, Alba Pou, Txaro Muñoz, Bixen Aldama, Héctor Domínguez, Unai Sánchez, Aingeru Hernández, Peio Fernández, Paula Oses, Aner Ezkurra, Pablo Nafarrate, Pau Arques, Martin García, Unax Martínez de Ilarduya y Parminder Singh, además de los propios Romeo y Singh, quien también es responsable de la parte musical, entre otras funciones.

“Desde que hice el guión, con las aportaciones de Mikel, lo que buscaba eran tres cosas: por un lado, generar incredulidad, es decir, que hubiera partes que no se entendiesen fácilmente e invitar, así, a la gente a pensar; por otro, hacer una película también con partes de comedia; y, por último, presentar a los espectadores varios giros de guión, pero en este caso entendibles”, dice con una sonrisa Singh, a lo que Romeo añade que, más allá de esa parte de riesgo y experimentación, “al final de lo que se trata es de que la gente pase un buen rato y salga entretenida”.

De todas formas, llegar a este resultado final no ha sido sencillo. El hecho de que buena parte del rodaje se llevase a cabo en plena pandemia ha conllevado sus condicionantes, más allá de que en este caso el equipo contase con herramientas técnicas más acordes con el trabajo audiovisual. Eso sí, todo se llevó a cabo siguiendo las normas de seguridad e higiene, referidas, por ejemplo, al uso de mascarillas, distancias... No quedó más remedio, claro.

Más allá de esta cuestión y aunque hubo jornadas “de todo tipo”, los dos responsables del proyecto recuerdan días especialmente estresantes, como la grabación durante una mañana en la sede del TAE en Reyes Católicos. “No teníamos más tiempo y no paramos ni un segundo. Se pasó todo muy rápido pero fue agotador. La verdad es que no podemos estar más que agradecidos a toda la gente que se implicó en la película”, comenta Singh, que cada noche del mes que duró el rodaje, revisaba en casa el trabajo hecho. “Aún así, lo que más dolores de cabeza me dio fue después toda la postproducción”.

En esa parte se notó de manera especial el apoyo de Haziak puesto que el programa facilitó al equipo el asesoramiento de Kalakalab a través de la figura de Ricardo del Conde. De su mano, el filme que iba a durar una hora y veinte se amoldó a los 52 minutos finales. “Una de las mejores cosas de todo el proyecto es el aprendizaje, que ves dónde y cómo puedes seguir mejorando de cara a futuro”, describe Romeo, quien reconoce que, tras el estreno en La Monstrenka “pensé que había quedado muy bien, aunque en los pases en Aldabe ya fui viendo algunas cosas que podríamos haber hecho de otra manera”.

De todas formas, con el buen sabor de boca que se ha quedado entre el público, ambos ya miran a los próximos pasos. Tienen, de hecho, un tercer proyecto sobre la mesa, con el que volverán a buscar el apoyo de Haziak. “Se trata de seguir mejorando, que lo que hagamos sea para dar más pasos hacia delante”.

Varias calles del centro de Vitoria y lugares como el Taller de Artes Escénicas y La Monstrenka han servido para el rodaje

El filme, que se ha podido ver ya en la capital alavesa, ha contado con el apoyo del programa Haziak y el asesoramiento de Kalakalab