- Reconoce que se siente agotada de tantas entrevistas, pero está contenta y atiende las conversaciones con placer. Hoy llega a Atresplayer Premium el octavo y último capítulo de Veneno, la serie creada por Javier Calvo y Javier Ambrossi, los Javis. De la mano de Isabel Torres recorremos los entresijos de la vida de una mujer que paladeó la gloria pero también la incomprensión, el dolor y el rechazo. Una mujer que bajó a los infiernos para sobrevivir. "Se convirtió en un juguete de las teles, el lugar al que ella iba, se movía de plató en plató recordando lo que había sido en el pasado", señala Torres, quien también sabe lo que es sufrir, ser marginada y también sabe lo que es el amor, el que le dieron sin condiciones sus padres adoptivos. A Isabel Torres el éxito le ha llegado a la vez que una dura enfermedad, un cáncer de pulmón del que se está reponiendo.

Ha tenido una maratón de entrevistas esta semana.

—Es cierto, estoy agotada. Pero no me importa. Estoy encantada de poder hablar con vosotros. Me gusta conversar y una entrevista puede convertirse en un placer. Estamos dando visibilidad a lo que es la sociedad en general con esta serie. Es muy importante hablar de La Veneno.

¿Le ha sido difícil enfrentarse al personaje de Cristina Ortiz, 'La Veneno'?

—Ha sido un reto para mí en todos los sentidos. He tenido que engordar (25 kilos), he tenido que cortarme el pelo. He tenido que aprender a hablar como si fuera de Almería y yo soy canaria. Ha sido uno de los trabajos más importantes de mi vida, también uno de los más bonitos. Me siento afortunada por haber sido elegida para dar vida a Cristina en su edad madura y en el final de su vida.

¿Cuál ha sido su percepción del personaje que fue Cristina?

—Más que el personaje, era la persona. Me he dado cuenta de lo grande que era esta mujer. Ella dio visibilidad a mucha gente, pero lo hizo exponiéndose de una manera brutal. Ha sido un referente para muchas otras personas trans. Estoy muy contenta de haberle dado vida. Es un orgullo. Pero tengo que reconocer que ha sido muy intenso. No es un personaje más de ficción, es La Veneno.

¿Fue un referente para usted?

—No. Soy más o menos contemporánea, seis años menor que ella. Para mí, el referente fue Bibiana (Fernández). Pero lo que ella hizo sin querer, exponerse, que todo el mundo la viera, sí significó mucho para otras personas más jóvenes que nosotras. Fue una mujer muy importante, sin pretenderlo se convirtió en una activista.

Es una historia muy dura la que se emite en Atresplayer Premium.

—Con la vida de Cristina, aunque tiene momentos de plenitud personal, no se podía haber hecho una serie que no mostrara la dureza de lo que ella vivió. Se enfrentó a muchos prejuicios, a un mundo con muchas costuras. Refleja con crudeza esa parte en la que el ser humano siempre mira para otro lado o echa mierda sobre algo que no conoce. La serie quiere dejar constancia de cómo era ella, cómo vivió y cómo una parte de la sociedad miraba hacia otro lado.

En 1996 consiguió cambiar su nombre en el DNI y convertirse legalmente en Isabel Torres, en 2005 se presentó a la elección de reina del Carnaval de Las Palmas, es actriz, empresaria, presentadora, activista del colectivo LGBT€ ¿Cree que ahora estamos en retroceso en este tipo de temas?

—Se han logrado muchas cosas, aunque hay un sector político que quiere que retrocedamos en todo lo que hemos avanzado, pero pienso que la sociedad es inteligente y no quiere un paso atrás en nada. Como sociedad queremos mirar hacia delante y apoyar los derechos de todo ser humano. Con la serie, la transexualidad va a estar mucho más considerada, esperemos que también ayude a aceptarla. Es muy importante visibilizar y naturalizar a los seres humanos. Yo he luchado mucho, hay otras muchas personas que lo han hecho. Visibilizar la trans- exualidad es hacer justicia.

Hay personas que se encuentran atrapadas en un cuerpo al que no pertenecen. ¿Cree que la serie les va a eliminar los miedos y les va hacer hablar o ser más comprendidas?

—Al estar yo en este mundo tan poderoso que es la televisión, la serie me ha dado la posibilidad de tratar con muchos niños de doce, trece, catorce años€ Se me acercan y me dicen que quieren dar el paso, que no saben cómo hacerlo, que tienen miedo

¿Y qué les aconseja?

—Me implico de tal manera que llamo a sus padres y hablo con ellos y les digo que hay que prestar atención a esos niños y comprender cuáles son sus necesidades.

¿Hay comprensión en esos padres con los que habla?

—Pienso que los padres de hoy en día están muy hermetizados con las redes sociales y con la vida que llevamos en el trabajo no se tiene en consideración a los chiquillos. Hablo en general, no solo hablo de niños que son trans. Pienso que los padres con esta serie van a recapitular, al menos pueden intentarlo. Pienso que hay que prestar más atención a la juventud y no darles una tablet o un móvil para que se callen.

Hemos visto cómo sufrió Cristina Ortiz. ¿Usted lo ha pasado mal en su infancia, en su juventud?

—Sí, mucho. No tuve una infancia muy feliz. Es curioso, nadie me ha hecho esta pregunta hasta ahora. Desde pequeña tuve problemas con familiares, mi madre falleció y me dieron en adopción, me separaron de mi hermana cuando tenía cinco años. Vi cosas que no tenía que haber visto con esa edad. Mi infancia fue muy dura

¿Resentida?

—No, luchadora. Después de sufrir bastante, llegué a una casa con mucho amor, la de mis padres adoptivos. Gracias a ellos me he convertido en la mujer que soy hoy en día. Ellos me ayudaron hasta el final, hasta la operación; detrás de todo lo que he hecho en mi vida han estado ellos, era duro pero allí estaban mi padre y mi madre. Tuve una infancia dura, una adolescencia complicada y la etapa de adulta ha sido más tranquila. Con muebles de aquí, muebles de allá, fui amueblando esta cabecita, ordenándome un poco, y soy el producto de todas esas vivencias.

Su vida podría convertirse en otra serie.

—De cajón. Estoy convencida de ello.

¿Qué sintió cuando 'los Javis' le propusieron este personaje?

—Primero sentí vértigo y después una alegría inmensa. Llevo quince años en el mundo de la comunicación. Soy presentadora de radio, he trabajado muchos años en televisión, he hecho cortos, películas€ Ahora he saltado a la península, date cuenta de que soy insular y allí, si no has dado este salto, no eres nadie.

¿Satisfecha?

—Tengo que decir que sí. Después de tantos años de lucha, activismo y reivindicación, de tanto trabajo, me ha llegado la hora del reconocimiento. Me ha llegado en un momento en el que también ha llegado la enfermedad.

Un palo muy cruel, supongo.

—Una realidad. Me ha venido junto al éxito una dura enfermedad, un cáncer de pulmón con metástasis de huesos.

¿Cómo se encuentra ahora?

—Estoy muy bien. La enfermedad ha pasado, ya no me queda casi nada de metástasis. Solo quedan un par de celulitas en los bronquios que me están haciendo un poco de daño. Me van a radiar y el tumor inicial es ahora residual. Me ha atendido un equipo de médicos fantástico. Me han hecho embajadora del cáncer de pulmón en Canarias por la actitud que tengo.

¿Es fácil vencer el miedo, lidiar con él?

—Tuve mucho miedo. Me cogió en medio del rodaje. Tenía un dolor que no se me quitaba con nada. Era un dolor intenso entre la costilla y cadera, era la metástasis que me estaba avisando que tenía cáncer. Cuando me dieron la noticia, me giró el mundo. Tuve dos opciones, tirarme en un sillón, deprimirme y decir que no terminaba la serie o echarle cojones y decir: Voy a echarle valor a la vida y voy a ver qué pasa. Enseguida pensé que lo que iba a hacer era disfrutar al máximo el tiempo que me quedara en la Tierra y en la vida.

¿Qué tiene entre manos ahora?

—Estoy haciendo una película, 8 años, de JD Alcázar, es un director joven de Murcia. Así que ya ves, mis planes para la semana que viene están entre el rodaje y la radioterapia. Pero voy a por todas, a salir adelante.

2020 parece su año, para lo bueno y para lo malo.

—¡Y mira que yo pensaba que iba a ser un año tranquilo! Pero la vida te da sorpresas, para bien y para mal.

—¿Qué borraría de su vida?

Nada. Todo lo ocurrido es una sucesión de hechos que me han convertido en lo que soy hoy en día. Estoy muy orgullosa de quién soy, aunque quizá no esté igual de orgullosa de todo lo que he hecho.

¿Es difícil que algunas personas consigan por lo menos digerir el término 'trans' y no utilizarlo de modo condenatorio?

—Quizá no desaparezca, pero quisiera que alguna vez dejara de ser un término que nos margine, quiero y espero que deje de ser una etiqueta. Anhelo que el día de mañana todos podamos ser quienes queramos ser sin tener que llamar a nadie de una forma determinada. Cada uno tenemos que ser aquello que sintamos y mientras respetemos a los demás, aquí paz y en el cielo gloria.

¿Qué ha aprendido de 'La Veneno'?

—Que se puede ser fuerte, incluso frente a la adversidad de las circunstancias.

La imagen que habíamos percibido de ella era una especie de caricatura.

—Sí, es cierto que puede verse así. Lamentablemente se convirtió en un juguete de la tele. Ella no tenía más que ese momento de gloria de lo que fue en el pasado y la única forma de revivirlo era yendo a los platós de televisión.

Muchos solo la identifican como 'La Veneno', la mayoría no sabe ni su nombre real.

—Cristina Ortiz, una mujer muy fuerte, un referente que terminó siendo un juguete. Muy triste.

Recordamos a un personaje histriónico en extremo, ¿usted con qué se queda?

Me ha poseído. He aprendido a amar a esta mujer. ¿Personaje histriónico? Sí, al final sí. Pero es que era una mujer muy herida y que bajo ese histrionismo escondía muchas heridas, era muy vulnerable. Merece la pena conocer a Cristina Ortiz.

"Mis planes para la próxima semana están entre el rodaje y la radioterapia. Pero voy a por todas, a salir adelante"

"Estoy muy orgullosa de quién soy, aunque quizá no esté igual de orgullosa de todo lo que he hecho"

"He entendido lo grande que era 'La Veneno', dio visibilidad a mucha gente exponiéndose de una manera brutal"