- Desde el pasado día 7, la cuadragésimo quinta edición del Festival internacional de Teatro de Gasteiz viene recorriendo su camino solo desde las tablas del Principal. Pero llega el momento de abrir los escenarios de los centros cívicos, donde en esta ocasión solo se van a ofrecer cuatro espectáculos. Más consecuencias de la aparición del covid-19. Más allá de esta circunstancia, el certamen llega hoy al Félix Petite (Ibaiondo), donde, eso sí, no queda ni una sola entrada a la venta para ver Man up.

El pasado mes de diciembre se estrenó el nuevo espectáculo de Teatro en Vilo, otro de los perjudicados por la aparición de la pandemia en marzo. Aún así, ha retomado su agenda, llegando ahora a la capital alavesa para, desde el humor y la acidez, compartir con el público una reflexión sobre la masculinidad, su concepción tradicional y los teóricos nuevos roles que el hombre actual se supone que está buscando. Bajo la dirección de Andrea Jiménez y Noemi Rodríguez, la pieza pretende generar "un espacio desde el que cuestionar las suposiciones culturales sobre qué significa ser un hombre y un lugar desde el que imaginar nuevas maneras de serlo".

Fernando Delgado-Hierro, Pablo Gallego Boutou, Alberto Jo Lee, Juan Paños y Baldo Ruiz son los responsables, junto a las propias directoras y dramaturgas, de hacer carne ante los espectadores este "gran carnaval de la masculinidad" donde se plantea un juego para "deconstruir, reconstruir o destruir los referentes culturales que rigen los estándares de la hombría, a la vez que reflexionan sobre su lugar en el mundo y su propia identidad".

A modo de comedia, aunque tras la carcajada haya unas cuantas cargas de profundidad, se desarrolla una obra que se sirve también de diferentes voces en off para estructurar su discurrir, planteando a los actores una serie de retos, que van sirviendo para llevar casi a lo absurdo aquello que, de manera tradicional, define al hombre. Un cuestionamiento sobre la masculinidad y lo que le define que llega en un momento en el que, desde determinadas posiciones políticas, se están transmitiendo mensajes que bien parecen de otras épocas y mentalidades. Tal vez la comedia, en torno a esta cuestión, no se produzca solo sobre el escenario.