- Es Andrés Lima un hombre de la escena que desde hace muchos años ha encontrado en la capital alavesa un lugar fijo al que regresar con sus diferentes propuestas. De hecho, no es esta cuadragésimo quinta edición del Festival Internacional de Teatro la primera en la que el madrileño acude más de dos o tres veces, bien como director, actor o autor.

En este año tan extraño y marcado por el covid-19, hace dos semanas acudió al Principal con Prostitución y el escenario de la calle San Prudencio se quedó sin huecos con bastante antelación. Hoy pasa lo mismo, esta vez de la mano de Shock (el Cóndor y el Puma), que se podrá ver a partir de las 20.30 horas, aunque quien no tenga su entrada en la mano ya puede ir despidiéndose.

Ernesto Alterio, Ramón Barea, Natalia Hernández, María Morales, Paco Ochoa y Juan Vinuesa son los encargados -desdoblándose en varios personajes- de representar ante los espectadores un montaje creado a partir de textos del propio Lima junto a Albert Boronat, Juan Cavestany y Juan Mayorga. La obra, que salió de la última edición de los Max con dos premios aunque en la lista de nominados era la gran favorita, se presenta a modo de teatro documental inspirado en La doctrina del shock, un libro que, como explica el director, "es un análisis de la táctica del dinero o del poder económico para avanzar y para conquistar nuevas tierras en su afán imperialista".

"Me atrae y me preocupa el mundo en el que vivimos, el mundo que nos rodea. El capitalismo se va tornando cada vez más perverso, más neoliberal, más agresivo y más injusto. Y creo que eso es algo ante lo que no podemos cerrar los ojos. Y qué tanto en Latinoamérica como en Laponia, se está dando y se está haciendo dueño de todo. Y sobre todo, se está haciendo con las ilusiones de la gente. Cosa muy peligrosa. Está empezando a ser un virus el capitalismo y, en fase avanzada, es neoliberal", afirma Lima a la hora de proponer un montaje que toma como punto de partida el golpe de estado que en Chile llevó a cabo en 1977 el general Pinochet contra el gobierno democrático de Salvador Allende. "Representar nuestra historia es la voluntad de conocernos a nosotros mismos. Nuestra sociedad de hoy es el resultado de lo que construimos o destruimos ayer. El capitalismo imperante de hoy se fragua durante mucho tiempo pero tiene un impulso fundamental tras el final de la segunda guerra mundial". Así se entiende en una propuesta que se sirve de diferentes códigos escénicos.