Vitoria - La aparición del covid-19 no solo ha retrasado en el calendario su encuentro con ARTgia. Sus consecuencias han sido más profundas puesto que el proyecto fotográfico que Estíbaliz Aguirre tenía en mente antes de marzo se ha hecho realidad pero respondiendo a reflexiones y conceptos diferentes. El resultado de ese proceso se hace visible desde mañana en el espacio de la calle José Lejarreta, donde Zomorro-Mozorro se va a poder visitar hasta el próximo 8 de noviembre.

Con las mismas herramientas, la artista vitoriana tenía planteada para el pasado mes de abril una muestra en la que hablar sobre la naturaleza como esa madre protectora que aparece ante un mundo que camina demasiado rápido, que avanza entre la desinformación y que, en demasiadas ocasiones, está lleno de prejuicios. A través de diferentes máscaras de papel creadas a partir de especies autóctonas "con posibilidades de supervivencia inesperadas", la intención era retratar a diferentes personas posando tras esas caretas del mundo animal. Y, en realidad, estas intenciones se plasman en una muestra que es posible gracias al programa de ayudas EmART que promueve la sala fundada por Irantzu Lekue.

Pero el confinamiento y la salida del mismo han hecho que Aguirre cambie el punto de partida. Por ejemplo, esas imágenes de decenas de personas en las cimas de montes vascos haciendo cola para hacerse una foto con el móvil han derivado, entre otras situaciones, en la conclusión de que el ser humano ni respeta ni entiende a la naturaleza. Es, para muchos, otro elemento de postureo en esta sociedad en la que lo primordial parece estar en quedar bien. Así, estas máscaras se convierten en reflejo de "disfraces fallidos", de "escudos para ocultarnos". La artista defiende que estos últimos meses han venido a refrendar que, en verdad, "no hemos aprendido nada. No conectamos con la naturaleza", sino que muchas personas se han convertido en una especie de "cazadores" del selfie en su relación con el medio natural.

Este cambio de motor a la hora de entender el proyecto hizo que la realización de las fotografías en blanco y negro que componen la muestra se retrasase al final de confinamiento, lo que tuvo también un punto metafórico puesto que quienes actuaron como modelos fueron cambiando en las sesiones sus mascarillas personales por las máscaras creadas por Aguirre. El resultado es una serie de imágenes con un tono más irónico que el ideado en un primer momento. Al fin y al cabo, "nos hemos quedado poco a poco pegados a nuestra propia cárcel, como pequeños insectos en una gran tela de araña".

Junto a las fotografías que componen la producción -que vienen también acomapañadas por un pequeño texto con la explicación sobre cada animal representado- se muestran todas las mascaras elaboradas y usadas para dar vida a una propuesta que se pondrá de largo mañana a partir de las 20.00 horas, aunque cabe recordar que la presencia de la pandemia conlleva que el acto se lleve a cabo bajo las pertinentes medidas de seguridad e higiene. De esta forma, Aguirre cerrará además el ciclo de exposiciones correspondiente a la ayuda EmART otorgada en 2019.

Tras el confinamiento "no hemos aprendido nada, en realidad; seguimos sin conectar con la naturaleza", apunta la autora.