allace Shawn, Gina Gershon, Louis Garrel, Elena Anaya y... José Luis Rebordinos, Lucía Olaciregui, Iñaki Salvador y Joxean Fernández. Woody Allen se ha rodeado de intérpretes de primer nivel y figurantes de la escena cultural donostiarra para el reparto de Rifkin’s Festival. Actores acostumbrados a no estar delante de las cámaras y que, sin proponérselo, ahora forman parte de la filmografía del cineasta neoyorquino.

A la mayoría les llegó la propuesta de manera inesperada y no todos han pasado el corte final. Algo secundario en comparación con la oportunidad que ha sido poder ver trabajar a escasos metros no solo a Allen, sino también al gran Vittorio Storaro, uno de los mejores directores de fotografía del séptimo arte gracias a trabajos como Apocalypse Now y El último emperador.

Con la aparición de estos participantes muchos espectadores no sabrán si estar atentos al argumento central del filme o desviar la mirada hacia esos extras en busca de caras conocidas. Rostros de todo tipo, desde verdaderos integrantes del Zinemaldia hasta actrices vascas como Barbara Goenaga. Las escenas de la donostiarra, tal y como indicó para la revista Vanity Fair, han quedado fuera del metraje final. No obstante, los Goenaga están representados en las pinturas de su padre, José Luis, quién cedió varias de sus obras al personaje que interpreta Sergi López. La presencia guipuzcoana en Rifkin’s Festival está más que asegurada.

Joxean Fernández

“Aunque fuese para corregirme, Allen me habló”

El director de la Filmoteca Vasca, Joxean Fernández, jamás pensó que el mismísimo Woody Allen le fuese a corregir en uno de sus filmes. A través de una conocida en el equipo de producción, le llegó la propuesta de participar como figurante en una pequeña escena. Algo muy sencillo y con poco peso: posar al fondo de un plano como si fuese un cineasta siendo entrevistado a la entrada del Hotel María Cristina. Cuando llegó al set y descubrió que la actriz que hacía de periodista tenía frase en la película, la cosa cambió.

“Me empecé a poner muy nervioso. No iba a salir por ahí atrás y casi no se me iba a ver, sino que iba a tener un plano. Eso era otra cosa”, confiesa Fernández, que, no obstante, se atrevió a hacer su papel. Aunque eso conllevase tener que repetir la toma.

Hasta tres veces la hicieron, algo poco habitual en Allen. Una de ellas, por culpa del director de la Filmoteca. “La grabamos y vino a dónde mí para decirme que cuando me hablara la periodista, no mirase al suelo. Me moría de la vergüenza”, cuenta y bromea: “Ahora digo que aunque fuese para corregirme, Allen me ha hablado en un rodaje”.

Fernández ha podido ver la película al ser parte del comité de selección del Zinemaldia y comprobar, así, que su escena no aparece en el filme. Un hecho que no le importa, ya que la oportunidad de ver trabajar a Allen y a Storaro “es el verdadero regalo”. “Hace unos años, en Francia, escuché que Francis Ford Coppola estaba rodando un cortometraje y me acerqué a salsear y acabé como extra. Ahora siempre bromeo que soy el único actor vasco que ha trabajado con Woody Allen y Coppola”, apunta.

Lucía Olaciregui

“Cuando salía mi escena, me moría de la vergüenza”

En una película sobre el Zinemaldia tenía que aparecer algún representante de la organización del festival. Al menos, eso es lo que pensaron desde la producción del filme. No obstante, gastar toda una jornada de agosto, a escasas semanas del inicio de la edición del pasado año, era un privilegio que ni su director, José Luis Rebordinos, ni una de sus subdirectoras, Lucía Olaciregui, podían permitirse.

“Al final nos dijeron que se adaptaban a nosotros y pudimos ir una mañana. Hay que decir que respetaron el tiempo que les pedimos y fueron muy rápidos”, comenta Olaciregui, que acabó sentada en el Victoria Eugenia junto a Rebordinos justo detrás de Shawn, Gershon y Garrel. “Nos pidieron que no estuviésemos serios, que incluso hiciéramos algún comentario por atrás, así que yo no paraba de sonreír, pero José Luis no lo hizo. Cuando vimos la película y salía nuestra escena, me moría de la vergüenza. Se me ve a mí sonreír sin parar y José Luis está rígido. Ahora va diciendo que es mejor actor que yo”, ríe.

Al igual que Fernández, Olaciregui se queda con la experiencia de poder haber visto trabajar a Allen, Scoraro y a los actores principales. “Le preparan todo el set y Allen solo llega en el último momento. Pregunta si está todo listo y da la orden de grabar. Es muy rápido”, apunta.

Iñaki Salvador

“Por el tráiler, aparezco. Pero igual solo son esos dos segundos”

Una película de Woody Allen sin jazz, no es una película de Woody Allen. Y para hablar de jazz en Donostia, nadie mejor que Iñaki Salvador. “En el guion había una escena en un club de jazz, así que seleccionaron el Altxerri de Donostia para ello. Como necesitaban a un músico que actuase, pero también compusiese algo para poder utilizarse, le preguntaron al antiguo propietario, Juan Ignacio García Velilla, si conocía a alguien. Y me llamaron a mí”, cuenta el pianista.

Gran admirador de la filmografía del director -“soy seguidor de Allen de toda mi vida”-, Salvador aceptó sin dudar la propuesta y junto al contrabajista Gonzalo Tejada y el percusionista Luis Camino, el trío actúa en una escena en la que también está Luis Garrel. “Según lo que se ha podido ver en el tráiler, parece que sí salimos, pero igual son solo esos dos segundos. Lo que no sé es si se escuchará en el montaje final la música que compuse”, apunta.

“Tener la oportunidad de tener este pequeño roce con sus películas es muy especial. Además, me hace muchísima ilusión que sea en el Altxerri por el cariño que le tengo. Que esa colaboración sea en un club tan bonito no es igual que si hubiese sido en otro”, señala el músico, que tendrá que esperar al estreno en salas para poder ver la película: “No puedo ir en el Zinemaldia, pero no me la perderé en el cine y ver, por fin, si aparezco o no”.