aula Vázquez, con la ayuda de Félix Álvarez y Óscar Ladoire, presentó en el verano de 2001 Fort Boyard, adaptación del concurso francés del mismo nombre que lleva triunfando en las teles de medio mundo más de tres décadas. Tele 5 hizo tan solo una temporada, pero fue suficiente para marcar de por vida a una generación de chavales que, al igual que les ocurrió con La noche de los castillos, su predecesor en TVE, quedó prendada de un formato de pruebas físicas que apenas dejó huella entre el público adulto pese a los correctos datos de audiencia que logró.

El programa se grabó en el auténtico Fort Boyard de La Rochelle francesa, un enclave en medio del mar donde se produce el original francés y otras tantas adaptaciones. La agenda del lugar estaba tan apretada que Tele 5 solo pudo disponer de una semana para grabar las cinco primeras entregas de una hora de duración que se completarían con otras cinco en sustitución de Gran Hermano 2 en el prime time de los miércoles.

Al más puro estilo Indiana Jones (o de La Merienda Aventuras, de Antena 3), un equipo de cinco concursantes, familiares o amigos, acudía dispuesto a superar distintas pruebas físicas y resolver ingeniosos acertijos para ir consiguiendo llaves que les permitieran abrir la cámara del tesoro y ganar el premio que regalaba Halcón Viajes a cambio de que los concursantes llevaran puesta su camiseta todo el programa. Que lo hacían tirando a mal, se llevaban un viaje a Baleares o Canarias. Que lo hacían regular, viaje a París, Roma o Londres. Y si lo hacían bien, el viaje a Cuba o la República Dominicana.

El programa, que mezclaba ficción y realidad para darle un toque peliculero, contaba con el apoyo técnico del equipo francés y entre los extras era fácil reconocer a los actores con acondroplasia que veíamos en el formato original de France 2.

Fort Boyard era tan espectacular y retorcido como El gran juego de la oca, pero sin su sentido del humor, y la inmensa fortaleza medieval le daba un toque más tenso, donde de pronto veíamos a uno de los concursantes escalarla por el exterior atado a un arnés o superando alguna prueba con bichos (tarántulas, escorpiones y serpientes eran muy habituales) en una de sus particulares cámaras de los horrores. También dos fieros tigres, que custodiaban la fortaleza, amenazaban con zamparse a los concursantes como en un circo romano, aunque como el programa duró tan poquito, no dio tiempo a verlo.