- Intérprete y gestora cultural incansable, Carmen Martínez Guerra afronta este año por primera vez la dirección artística de la Semana de Música Antigua de Álava, que va a celebrar sus trigésimo octava edición marcada por la presencia del covid-19 pero sabiendo amoldarse a la situación, ofreciendo al público un amplio y variado programa, e incluso compartiendo por primera vez un ciclo de actividades complementarias, oportunidades únicas, por ejemplo, de acceder a ensayos y conciertos especiales en los que poder preguntar a los propios artistas.

En las circunstancias actuales no hubiera sido extraño, ya que así ha pasado con otros festivales y eventos, dejar pasar este 2020 y emplazar al público a 2021. ¿Por qué mantener la apuesta?

-Es muy sencillo y, a la vez, muy complicado de responder. ¿Por qué sí hacerlo? Por todo lo que la cultura genera, para empezar en términos de bienestar social. Es que es necesaria para nuestra sociedad, creo que en eso estamos todos de acuerdo. También porque nuestros artistas, como personas trabajadoras que son, tienen derecho a desarrollar su labor y a tener un sueldo por ello.

A lo largo de este verano, el público está respondiendo bastante bien a las propuestas en la calle, aunque está siendo un poco más reacio a los eventos en teatros y espacios cerrados. ¿Qué le diría a los espectadores, teniendo en cuenta que este lunes arranca el reparto de invitaciones?

-En primer lugar, le diría que hemos tomado todas las medidas de seguridad. Esta situación no nos pilla ya como algo nuevo, hemos tenido tiempo para trabajar en ello, hemos ido estudiando y aplicando las diferentes normativas que se han ido publicando por parte, por ejemplo, del Inaem (Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música) y el Gobierno Vasco. Creo que estamos siendo muy, muy responsables. Además, es mi primer año y, desde el principio, ha sido muy importante para mí que la Semana funcionara a nivel artístico, de producción y de bienestar de la gente. Quiero que el gusto que se quede de un festival que he programado sea el mejor posible y eso atañe a todos y cada uno de los aspectos y detalles de la Semana.

¿Qué es lo que más le ha preocupado de manera previa?

-Tener una buena programación artística es fundamental, dentro de las circunstancias que hay, claro. En su momento hice un primer borrador de programación que se tuvo que desestimar por el contexto. En ese momento, el planteamiento fue contar más con los artistas locales, primero porque no sabíamos qué limitaciones de movimiento podía haber y, segundo -y en esto la Diputación ha insistido mucho- queremos dar empleo a los creadores e intérpretes locales. Y lo mismo con otras personas que trabajan para este evento: musicólogos, técnicos, montadores, azafatos... que en su mayoría son personas y empresas alavesas.

Este año, a pesar de estar tan condicionado, incluso ha hecho la apuesta de llevar el programa más allá proponiendo una serie de actividades paralelas de carácter didáctico. ¿Por qué, si me permite la expresión, liarse todavía más la manta a la cabeza?

-Porque es mi primer festival y lo he querido hacer lo mejor posible o, por lo menos, lo que yo considero como lo mejor posible. Para las instituciones no es solo importante valorar a los artistas sino también a los gestores culturales. Los gestores culturales también tenemos que ser buenos, no vale programar a capricho ni hacer lo que nos de la gana. Tenemos que considerar que el dinero que gestionamos sale euro a euro de nuestro bolsillo y del de toda la ciudadanía, así que hay que hacer el mejor trabajo posible. ¿En qué se traduce eso? Pues, por ejemplo, yo veía que a la Semana le faltaban actividades educativas en el sentido de saber conectar con nuevas audiencias con la mirada puesta en las próximas ediciones. También me interesaba que el alumnado del Conservatorio Jesús Guridi pudiera encontrar referentes a los que acudir y hacer preguntas. Por eso se han organizado ensayos y conciertos especiales para que cualquier persona pueda hablar con los artistas y preguntarles.

Cuando pase el último concierto del 12 de septiembre, ¿qué tiene que haber sucedido para que, por lo menos, se sienta satisfecha con el resultado?

-El objetivo es triple. Por un lado, que se cumplan las medidas sanitarias. En estos momentos, siento una gran responsabilidad en ese aspecto. Por otro, que los conciertos se desarrollen con normalidad, que llenemos los aforos. Y, además, que la apuesta de las actividades complementarias tenga repercusión, que haya movimiento en esas citas.

Más allá del condicionante que supone la presencia de la pandemia, ¿qué ha guiado la confección del cartel?

-Está la pandemia y también el presupuesto, pero ante todo la guía ha sido hacer una programación de calidad. Este festival tiene un gran recorrido y prestigio y yo he querido mantener esa calidad con músicos locales y vascos.

Estamos en una época en la que de los directos de casi cualquier género ha desaparecido el público joven. Y se me hace muy complicado pensar en consumo de conciertos de música antigua, por ejemplo, a través de internet. ¿La distancia es cada vez más grande?

-Cualquier crisis hace que los problemas ya existentes sean más evidentes. La música antigua tiene que luchar por conseguir nuevos públicos, aunque suene a tópico. Hay que buscar formas de acercarse a las audiencias y una de ellas es, por ejemplo, el programa de actividades complementarias que vamos a realizar este año. Son propuestas pensadas para que conozcas mejor esta música. Si puedes conocer mejor esta música, quizás te interese más.

En su faz de intérprete, a lo largo de este verano ya le han tocado algunas actuaciones y, de hecho, actuará en Vitoria el 26 de septiembre en el marco del ciclo Jesús Guridi. ¿Cómo está siendo esta vuelta, con el público tras las mascarillas, con las distancias...?

-Pues mira, estuvimos con el público infantil en la Quincena Musical y fue muy fácil porque aunque los niños estaban a más distancia, se les oía perfectamente reírse o gritar o... Con los adultos es un poco diferente. Sí nos gustaría ver más sus expresiones, aunque creo que es diferente lo que puede ser una actuación teatral que un concierto de música clásica. Por lo general, no miramos mucho al público o no estamos tan de frente con los espectadores. Lo más importante, en todo caso, son las emociones que pueda vivir un espectador cuando interpretas.

¿Nervios antes del inicio de la Semana?

-Responsabilidad, ilusión y ganas de que salga muy bien. No deja de ser un sueño estar aquí y hacer esto.

5. En el Casino de Llodio a las 19.30 horas, Andoni Mercero (violín) y Alfonso Sebastián (clave).

6. En la iglesia de San Miguel de Murgia a las 19.30 horas, Daniel Zapico (tiorba).

7. En la iglesia de San Pedro de Vitoria a las 20.15 horas, La Guirlande, con Luis Martínez (traverso), Vadym Makarenko (violín), Ester Domingo (violoncello), Pablo Fitzgerald (guitarra barroca) y Joan Boronat (clave).

8. En San Pedro a las 20.15 horas, Vittorio Ghielmi (viola de gamba), Daniel Oyarzábal (clave y órgano), y Daniel Zapico (tiorba).

9. En la Catedral Santa María a las 20.15 horas, Capilla Santa María.

10. En Santa María a las 20.15 horas con Filippo Mineccia (contratenor), Javier Ulises Illán (director), Ricart Renart y Elvira Martínez (violín), Guillermo Turina (violonchelo), Daniel Oyarzábal (clave) y Manuel Minguillón (archilaúd).

11. En Santa María a las 20.15 horas, Euskal Barrokensemble con Enrike Solinís (guiterna, vihuela, laud y dirección artística), Mixel Etxekopar (flauta, tambor de cuerdas y voz), Miren Zeberio (rabel, viola de arco y violín barroco), Sabin Bikandi (txistu, alboka), Maika Etxekopar y Leire Berasaluze (voz), David Sagastume (contratenor), Pablo Martín (contrabajo) y Dani Garay (percusión).

12. En la iglesia Natividad de Nuestra Señora de Bernedo a las 19.30 horas, Sar Ensemble, con Mariola Gongar (mezzosoprano), Ana Pazos (cornetto), Patricia Pazos (fagot) y Adrián Regueiro (órgano).

7. A las 12.30 horas en la iglesia de San Pedro, concierto comentado con La Guirlande.

8. A las 12.30 horas en San Pedro, ensayo abierto comentado con Vittorio Ghielmi, Daniel Oyarzabal y Daniel Zapico.

9. A a las 19.30 horas en la Catedral Santa María, conferencia de Carlos Mena.

10. A las 13.00 horas en Santa María, concierto con el alumnado del Conservatorio Jesús Guridi a cargo de Aitor Garitano Agirreolea, Estíbaliz Arroyo y José Ramón Rodríguez Vadillo.

11. A las 18.30 horas en Santa María, actividad familiar para descubrir la música antigua junto a Enrike Solinís y Miren Zeberio.

Desde este lunes. Las entradas para los conciertos y las actividades paralelas de Vitoria se podrán adquirir de forma gratuita en 'www.fundacionvital.eus' o recogerse en la Fundación Vital (Casa del Cordón) a partir de este lunes y hasta las 14.00 horas del día de cada actuación. Para las citas de Llodio, Murgia y Bernedo no es necesario retirar ningún pase.