- Roberto Pacheco ya sabe lo que es atrapar la atención del Dazz, aunque la pandemia ha obligado a que esta nueva cita con el espacio de la calle Cuchillería se produzca en su sede temporal de Dendaraba. Toca poner el broche a unas jornadas intensas en las que público y músicos han vuelto a verse las caras, como sucederá hoy, a partir de las 20.00 horas, con el propio Pacheco, Miguel Sempere (bajo) y Luis Regidor (guitarra y voz). Las entradas disponibles se pueden conseguir en el Dazz a 5 euros.

Hace justo un año de su última visita a Vitoria, de la mano del Dazz. ¿Qué de cosas han pasado estos meses y qué raro todo en estos momentos, verdad?

-Sí, estamos viviendo una situación muy extraña. En cada uno está la posibilidad de cómo vivir esa extrañeza. Hay muchas opciones de afrontarla. Yo te puedo decir que estos cuatro o cinco meses están siendo muy intensos en diferentes sentidos. Muchas veces estás metido en distintos proyectos pero no te dedicas tiempo a ti, y la verdad es que en este proceso me he podido dedicar mucho tiempo a mí. Más allá de la empatía con la propia circunstancia y con el dolor, estamos aprovechando mucho el tiempo, siendo conscientes de que respirar no es un valor añadido, sino un valor principal.

En aquella ocasión también estaba junto a Sempere en el espacio de Cuchillería.

-Es muy curioso porque tuvimos dos amagos de concierto (risas). En principio teníamos pensado acudir con un guitarrista muy potente como Chema Vílchez, pero le surgió una tendinitis y no pudimos contar con él. Aún así, teníamos en mente a Luis Regidor, pero le apareció una gira por Estados Unidos. Así que Miguel y yo montamos un plan C (risas). De hecho, desde ese directo, se me ocurrió la idea de perfilar más el proyecto y grabar un disco, ahondando en esa propuesta de repasar las diferentes líneas estilísticas que han configurado mi trayectoria. Un álbum en el que, además, ha terminado colaborando el propio Luis o Ara Malikian y Ariel Bringuez, entre otros. Cuando Beñat Lasagabaster me comentó de volver este año y me preguntó si iba a traer algún invitado para el dúo, el nombre de Luis apareció rápido.

Después del parón que ha ocasionado la pandemia durante estos últimos cuatro meses, ¿cómo está siendo el reencuentro con los espectadores?

-Mira, el primer mes de confinamiento estaba como muy centrado en la meditación, en el ejercicio físico, en mí. Estuve mucho tiempo generando una de las herramientas que tenemos en MusiLabUs [metodología creada por el propio Pacheco] que se refiere a los viajes musicales, que son un instrumento muy terapéutico para pintar, meditar, tocar, sentir... Eso lo fui desarrollando de manera virtual, con lo que ya desde casi el principio tuve un contacto con el público muy diferente al que había tenido hasta ahora pero también interesante. Llevo un tiempo queriendo digitalizar la parte de formación que desarrollo y esta situación me ha ayudado a conectar con todo el mundo, desde Canadá o Australia hasta Italia. Fue algo muy disparatado, que seguiremos desarrollando. De todas formas, el de hoy en Vitoria va a ser mi primer concierto después de tanto tiempo. Reconozco que va a ser raro, pero más que nada por estos protocolos que todavía no termino de comprender. ¿Por qué en un avión o en un autobús podemos ir muchos y juntos, pero no se da lo mismo en un teatro? Supongo que tendrá su base y la tengo que respetar, pero me cuesta ver una foto de un transporte público sin aparente limitación y luego un teatro a la mitad. Así que ya veremos cómo funciona, aunque mi experiencia en Vitoria es siempre la de encontrarme con un público muy atento y conectado a lo que se va produciendo.

Tras la crisis económica de 2008 y la actual situación, ¿cree que muchos músicos se van a terminar quedando por el camino, que no van a poder llegar a ser profesionales o mantenerse ahí?

-Es probable que perdamos a aquellos que no están conectados con el concepto más puro del ser humano, que es la evolución. Quien no sea capaz de transformar y acoplarse se va a quedar en un limbo muy raro. Mira, precisamente por una reflexión parecida a la que me planteas, en poco tiempo vamos a lanzar una formación on-line para ayudar a diferentes personas que pueden verse en las dificultades que hablamos. Es decir, para músicos profesionales que no están conectados con las tecnologías, sobre todo para que puedan compartir su arte a través de plataformas en streaming -que ahora no hay muchas pero las habrá- y monetizar eso. A la vez, estamos trabajando en una plataforma de streaming para todos estos músicos profesionales que se han quedado en tierra nadie. Estamos viendo la manera de ver cómo nos podemos ayudar los unos a los otros. Más que optimista ante lo que venga, prefiero ser proactivo.