- Por supuesto, en la mente está poder volver un día a celebrar conciertos entre las paredes del Dazz, ese espacio que en el último lustro se ha ganado un lugar referencial para los amantes de la música en directo en general y del jazz en particular dentro y fuera de la capital alavesa. Pero la situación generada por el covid-19 ha hecho que esa voluntad sea, en la actualidad, imposible de llevar a cabo. Parece mentira pero desde el pasado 5 de marzo, el local de la calle Cuchillería, donde tantos y tan especiales conciertos se han dado, permanece a la espera, mientras sí sigue desarrollando su actividad hostelera. Sin embargo, Beñat Lasagabaster y su equipo no ha querido rendirse mientras llegan, o no, buenas nuevas. Por eso, la quinta edición del Dazz Jazz está siendo una realidad estos días, aunque para ello se hayan tenido que buscar unas tablas alternativas.

El guante lo está recogiendo el escenario que la Fundación Vital tiene en Dendaraba, aunque en las últimas semanas, tanto el local como la entidad y el Ayuntamiento de Vitoria han estado analizando otras posibilidades. La opción final, eso sí, tiene argumentos de peso para ser la acertada, más allá de que sea imposible de replicar lo que se vive en el club del Casco Viejo cuando hay concierto. En el teatro del centro comercial la música en vivo está más que presente a lo largo del año a través de diferentes ciclos (Martes Musicales, Viernes Corales...), pero es que además no hay que olvidar que varios discos de jazz se han grabado allí mismo en los últimos años.

“Sabíamos que hacer este ciclo especial de julio en el Dazz era imposible por la situación, pero no nos queríamos quedar con los brazos cruzados”, explicaba hace unos días Lasagabaster, pensando tanto en el público como en los propios músicos, que están pasando situaciones muy complicadas. “Hay gente que se va a morir del hambre como algo no cambie ya”. No es una exageración, por desgracia.

Lo cierto es que el Dazz Jazz que arrancó el viernes y seguirá, de manera ininterrumpida, hasta el martes ha conseguido componer un cartel más que apetecible, lo que también se está notando en la taquilla, llenando aforos y consiguiendo que el público responda con entusiasmo. De hecho, y en esto coinciden todos los intérpretes que a lo largo de estos años han acudido al espacio de la calle Cuchillería, en el ambiente que generan los espectadores del Dazz está una de las claves esenciales del buen nombre que tiene el local en los circuitos musicales de la península. Premio BBK Jazz 2019 por su programación, el local de la capital alavesa quiere seguir apostando por el camino iniciado hace cinco años. Y si de momento hay que hacerlo buscando otra sede, así se hará. Pero más tarde o más temprano, tocará regresar.