- El pasado mes de mayo en Japón tenía que haberse puesto el broche al proyecto europeo I will be everything (Dena izango naiz) en el que, junto a otras seis compañías y espacios del viejo continente, la sala Baratza ha estado trabajando durante los últimos tres años. Sin embargo, la aparición del covid-19 modificó esa parte final de la propuesta. Con todo, la experiencia y las herramientas generadas en este tiempo componen un bagaje cultural y educativo que ahora se quiere compartir con profesores, centros formativos, personas que trabajan en la dinamización del tiempo libre, otros espacios dedicados a la creación... Para ello se ha editado un documento divulgativo y se ha creado una página web, en la que también se han introducido piezas y propuestas generadas desde distintos países durante el confinamiento.

Cabe recordar que en el origen del proyecto se encuentra la pregunta realizada a miles de niños y niñas de 8 a 12 años sobre cómo piensan que va a ser el futuro en 50 años. Con sus respuestas se generó un espectáculo escénico que entre finales de 2019 y principios de 2020 se estuvo representando por diferentes ciudades de los países de donde proceden las compañías participantes en la iniciativa.

Con el apoyo del programa Europa Creativa, en 2017 se empezaron a dar lo primeros pasos de esta propuesta en la que junto a Baratza han tomado parte New International Encounter (Reino Unido), Theater Mummpitz (Alemania), Odsherred Teater (Dinamarca), Nordland Teater (Noruega), Teatr Figur Krakow (Polonia) y TaO! - Theater am Ortweinplatz (Austria). En ese arranque fue fundamental el trabajo realizado en los centros escolares participantes. En el caso de la capital alavesa, fueron Josune Vélez de Mendizabal y Hannah Welhan quienes condujeron los encuentros y tallleres llevados a cabo con estudiantes de entre 9 y 11 años de Samaniego, Lakuabizkarra, Ramón Bajo, Ángel Ganivet, Odón de Apraiz, Antonio López de Guereñu y Aranbizkarra. "En todos tuvimos muy buena recepción desde el principio por parte del profesorado. Y nosotras aprendimos mucho con los niños y las niñas, nos enseñaron a mirar al futuro de otra manera y nos dieron la posibilidad de soñar", recuerda Welhan.

Es justo esa experiencia la que sustenta la guía editada ahora por Baratza para dar las claves sobre cómo pensar, desarrollar y compartir actividades para empezar a trabajar con los más jóvenes, cómo encontrar puntos de inspiración y qué acciones de pueden crear.

"Nuestra intención es que este grupo de herramientas pueda ser de utilidad en las escuelas, que les sirva como apoyo y guía", apunta Vélez de Mendizabal, un objetivo que se completa también con la creación de la página www.iwillbeeverything.com, donde además de explicar el proyecto y varias de sus partes, se incluye también una propuesta para el trabajo en el desarrollo de audiencias que puede resultar interesante para otros espacios y agentes culturales. Además, se incluye un apartado específico en torno a la obra de teatro resultante, que incluye varias piezas realizadas por cada uno de los grupos participantes durante estos meses de confinamiento, encontrándose aquí, por supuesto, las aportaciones de Baratza, grabadas ya sea en una terraza o en un baño.

De todas formas, más allá de compartir ahora el legado dejado por el proyecto europeo, la sala sigue con la mirada puesta en la idea de co-creación que quería desarrollar este año junto al barrio donde se ubica, Coronación, aunque el virus ha alterado un tanto la agenda.