- Exministra de Cultura que dio nombre a una ley, expresidenta de la Academia de Cine, cineasta, guionista y escritora, Ángeles González Sinde transita ya por una nueva normalidad que pasa por la reivindicación de la pausa, del abandono de la crispación y, sobre todo, por dar tiempo a la imaginación. “La reivindicación de la pausa es algo que debíamos sacar de este confinamiento”, afirma.

Unas largas semanas en los que la guionista aprovechó al máximo “esos bloques de tiempo que antes usábamos en transporte o en reuniones, que ahora vemos que se pueden hacer perfectamente por teléfono”, porque a ella el teletrabajo le ha aliviado “muchas cargas” que le rompían su concentración y su rutina de escritora. Esos “vacíos”, esas “pausas” son las que “nos han permitido cambiar una manera de pensar y hacer que funcione la cabeza de una forma diferente; decía Juan Genovés -cita- que al estudio de pintor hay que entrar con la cabeza vacía y todo lo que tengas que pensar o analizar lo harás antes o después, pero ese vacío es el que hará que broten cosas”. Justo ahí, González Sinde alumbró una idea: escribir cuentos para niños que se convertirían en pequeños cortos, elaborados, primero, con un móvil, luego, con iPad, y al final, ordenador. Arrastró a su amigo, el pintor Joseba Díez Iriondo, que nunca había ilustrado, y él dibujó sus palabras, en cartones de embalaje cuando se le terminó el papel, y Freddy Valero les puso música. Así nacieron los Confinacuentos.

Asegura que ahora valora “que la política es la que está detrás de la sanidad y de la que depende que tengamos un buen sistema de previsión social para el desempleo, y esas son las cosas importantes”. Le gustaría que los políticos llegasen a acuerdos, “como hacemos en colectividades pequeñas, empresas o comunidades de vecinos, pero no hay forma si el estruendo no te deja pensar”, dice.

Ya va por la mitad de su nueva novela, aún sin título. “Habla de memoria histórica y de cómo eso influye en la convivencia de los vecinos en un pueblo muy pequeño”, explica. Aparte, le ha dado tiempo a reescribir el guion de la adaptación de la novela El comensal, de Gabriela Ybarra, según las nuevas medidas de seguridad: “A ver si podemos empezar a rodar este otoño”, dice.