- Tras decir adiós a The Office en 2011, Steve Carell optó al Óscar con Foxcatcher (2014) y protagonizó exitosas cintas como La gran apuesta (2015). Pero sus fans solo soñaban con que volviera a la comedia televisiva, algo que sucedió por fin ayer con Space Force en Netflix. Con el sello de ser una de las apuestas más importantes del gigante digital para 2020, Space Forcerodea a Carell de un reparto de muchos quilates en el que sobresalen John Malkovich, Lisa Kudrow, Noah Emmerich, Ben Schwartz y Diana Silvers.

Sin embargo, lo que atrajo la mirada de todos a Space Force fue, principalmente, que Carell regresara a la comedia de la mano de Greg Daniels, con quien hizo historia en The Office.

Sobre el papel, la versión estadounidense de una comedia de culto británica protagonizada por Ricky Gervais no prometía grandes emociones. En la practica, The Office, con Daniels como creador y Carell como el inolvidable Michael Scott, se convirtió en una de las grandes comedias del siglo XXI.

Con un estilo de falso documental, esta serie de NBC retrataba el surrealista funcionamiento de una empresa papelera y lanzó las carreras de John Krasinski, Jenna Fischer, Rainn Wilson, Ed Helms o Ellie Kemper. Pero una de las cosas más sorprendentes de esta serie de nueve temporadas que terminó en 2013 (Carell se despidió en la séptima) es el enorme entusiasmo que sigue despertando entre el público y los incontables rumores acerca de la vuelta de The Office. Carell, por ejemplo, se aprovechó de eso en un monólogo en Saturday Night Live en 2018 al invitar a Fischer, Helms y Kemper como si fuera a anunciar el regreso de The Office. Y Krasinski, en su programa durante la pandemia Some Good News, no solo contó con Carell en su primera edición sino que después invitó a todo el elenco de la serie para oficiar una boda virtual.

El legado de The Office ya ha pasado de generación: Billie Eilish, que tenía solo tres años cuando empezó a emitirse la serie, es una fan total de la comedia. Y, como todo éxito televisivo, también se puede medir en dinero.

Medios estadounidenses aseguraron que NBC pagó 500 millones de dólares (455.137.000 euros) a Netflix, donde The Office era uno de los contenidos estrella no originales, para que la serie figure en 2021 en la plataforma Peacock.

Con todos estos antecedentes, la vuelta de Carell a la comedia con Daniels apuntaba alto. También ayudó el morbo respecto a su premisa, inspirada en la creación de la decisión del presidente de EE.UU., Donald Trump, de desarrollar una rama independiente dentro de las fuerzas militares para las operaciones espaciales.

Ahí aparece en Space Force el general Mark R. Naird (Carell), una versión menos alocada e histriónica, aunque igual de torpe y encantadora, de un Michael Scott que en lugar de dirigir Dunder Mifflin en The Office tuviera que ponerse al frente de las operaciones extraterrestres de EE.UU. Los guiños a la realidad de la serie no acaban con Trump, ya que también aparecen alusiones camufladas a la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi; o a la congresista del mismo partido Alexandria Ocasio-Cortez.

Ante un conjunto tan suculento a priori, la prensa se ha mostrado decepcionada ante diez episodios que no han definido como un fracaso pero que no alcanzan la excelencia que se les presumía de antemano. Así, Space Force se balancea en el límite del bien y el mal con un 48% de críticas positivas en el agregador de reseñas Rotten Tomatoes.

Uno de los dardos más recurrentes contra esta primera temporada es la confusa indefinición de su tono: ¿Es una sátira política, una comedia absurda, o quiere jugar la baza emotiva? Aunque también se han elogiado algunos aciertos. Por ejemplo, Malkovich, en la piel de un científico mesurado y discreto, ofrece una divertida réplica a Carell y juntos dan forma a algunos de los mejores momentos de la comedia. Lo mismo se puede decir de otros secundarios que devoran sus breves apariciones en pantalla.