n “cóctel de emociones” vivirán los espectadores este miércoles con el desenlace de El secreto de Puente Viejo tras casi una década en antena. Así define Sandra Cervera el ansiado final, que tuvo que ser “readaptado” por la crisis del coronavirus: “El final está lleno de ternura pero es tremendamente duro”, asegura. Un equipo de casi 160 personas se ha encargado del día a día del rodaje, llegando a grabar algunas jornadas más de un capítulo al día. Por sus platós han pasado casi 800 actores y cerca de 24.000 figurantes. El secreto de Puente Viejo ha superado los 2.100 días de grabación, con dos unidades que han trabajado simultáneamente, alternándose entre los tres platós con los que ha contado la ficción, además de las localizaciones exteriores. Con el fin de dotar de realismo a las historias, se han construido un total de 700 decorados. Para adornar estos sets se han conseguido miles de muebles y se han creado unos 400 periódicos ficticios. Los guionistas han escrito más de 40.000 secuencias en 105.000 páginas. Esta cifra se traduce en 105.000 minutos, 1.750 horas o casi 73 días de emisión ininterrumpida. Ha contado con 800 actores, -entre protagonistas y secundarios- y 24.000 figurantes.

Sandra Cervera es sinónimo, de alguna forma, de El secreto de Puente Viejo. Muchos actores han pasado por la mítica serie de las tardes de Antena 3, pero no tantos han resistido las inclemencias del paso del tiempo o los giros de guion, que han provocado un buen puñado de muertes dentro de la producción de Atresmedia Televisión y Boomerang TV. Más de 2.300 episodios y unas dramáticas y siempre intensas tramas han acompañado a los espectadores que han seguido a la mala, malísima Francisca Montenegro (María Bouza), al galán Raimundo Ulloa (Ramón Ibarra), al metepatas de Hipólito Mirañar (Selu Nieto) o a la cotilla Dolores (Maribel Ripoll), que se han mantenido desde el primer capítulo.

Sin embargo, si hay un personaje que ha encandilado y ha tenido en vilo a los espectadores es el de Emilia Ulloa, interpretada por Sandra Cervera, quien habla con Efe de sus más de 1.800 capítulos en la serie, sus idas y venidas y, cómo no, del esperado final, cuyo rodaje se vio afectado por el coronavirus. “Sabíamos que el final estaba cercano. En un principio lo que hicieron fue condensar las tramas para poder cerrar, pero también nos pilló el coronavirus y algunas no estaban del todo esbozadas para poder tener ese broche final”, relata Cervera. “Nos quedaba muy poquito por rodar y lo que se hizo fue una readaptación con lo que ya teníamos rodado, con las secuencias que se podían retocar. Creo que han hecho una gran adaptación para poder lograr ese final tan esperado”, argumenta la actriz.

Una explicación que Miquel Peidró, guionista de la serie desde sus inicios, ratifica: “Nos cogió en un momento delicado porque quedaban muy pocos días para acabar el rodaje y estábamos perfilando el final como se merecía la serie. El final que se le va a dar era una de las opciones que se barajaban antes de sufrir el parón”. Y añade que “se ha tenido que ajustar a las circunstancias, con los elementos que teníamos, pero el espectador no va a tener la sensación de que se ha hecho un final como de aquí te pillo, aquí te mato, en ningún caso ha sido así”.

Un final en el que ninguno de los dos desvela si se descubrirá ese “secreto” que el pequeño pueblo ficticio esconde. Lo que sí adelanta la actriz es que será un “cóctel de emociones”: “Está lleno de ternura pero es tremendamente duro”. “Estamos todos con unas expectativas muy grandes porque tenemos muy poca información de cómo ha sido este montaje final”, explica Cervera, que dio vida a Emilia Ulloa desde el estreno, allá por 2011, durante siete años y medio de manera ininterrumpida para después, en el siguiente año y medio, volver “cuatro veces de manera intermitente”. De esta forma, siempre ha estado ahí, como “si nunca se acabara de marchar. Es un personaje que siempre se ha mantenido vivo aunque fuera en off, así que es un auténtico regalo”.

Dice llevarse de la serie “el sentimiento de haber creado, dentro de la ficción, algo realista, y un núcleo de equipo verdadero” fuera de ella, reconoce que el reto más importante al encarnar a Emilia fue “saber atajar una enfermedad tan dura como el Alzheimer”, una situación que su personaje vive con su padre y que ella misma, en la realidad, ha tenido que afrontar. “Me ha hecho enfrentarme, a lo largo de estos años, a que hubiera incluso un paralelismo con mi vida real y ahí he tenido que aprender de lo que el personaje me estaba dando y, al mismo tiempo, implicar a mi persona, con mis vivencias, para que Emilia supiera afrontar ciertas circunstancias. Emocionalmente ha sido el reto más difícil porque llegar a las emociones es un trabajo que nosotros solemos hacer, pero su descontrol no está dentro de la parte técnica de una serie. Es ahí donde tienes que sacar la parte más teórica como actriz y controlar tus propias emociones”.

Tras el atentado en la hojalatería de los Solozábal, Pablo sale malherido para preocupación de todos en la Casona, en especial de Carolina. Mientras tanto, Rosa, decidida a acabar de una vez con la felicidad de su hermana Marta, se las ingenia para inculpar a Adolfo en el asesinato de Ramón. Tomás, dispuesto a destapar la verdadera cara de Jean Pierre ante su madre, le tiende una trampa, informándole de que ha aparecido el cadáver del capataz Íñigo Maqueda. Marcela descubre el secreto que Emilia ha guardado celosamente desde que llegó a Puente Viejo y se lo cuenta a Matías. Por su parte, Francisca Montenegro llama a Lázaro Campuzano para poner al límite a Don Filiberto, sin saber que esta orden va a traer consecuencias terribles e inesperadas en Puente Viejo.