- Organizaciones y profesionales de todo el mundo, entre ellas la Asociación y el Colegio de Periodistas vascos coinciden en que la libertad de prensa no pasa por su mejor momento. Noticias falsas, crisis económica, manipulación... son los viejos y nuevos problemas que acechan a los informadores, que también sufren un aumento del uso de la intimidación y la violencia para silenciarlos.

Una presión que se agudiza en estos tiempos de incertidumbre provocada por la pandemia del coronavirus, como así consta en el último informe de Reporteros Sin Fronteras (RSF) sobre la libertad de prensa, cuyo día internacional se celebró ayer domingo.

"Entramos en una década decisiva para el periodismo, debido a las crisis simultáneas que afectan al futuro de la prensa”, alerta Christophe Deloire, secretario general de RSF, para quien el coronavirus se ha convertido en un "factor multiplicador” de los problemas que sufren los medios y que puede condicionar su futuro.

Para RSF, hay cinco aspectos básicos que atenazan a la libertad de prensa y al futuro del periodismo y, todos ellos, se van a ver agravados por la pandemia que vivimos.

De un lado, el geopolítico, en aquellos países con regímenes dictatoriales o autoritarios que tratan de restringir este derecho e imponer su visión del mundo.

RSF incluye entre ellos a China, hipercontroladora de la información; Arabia Saudí o Egipto, con el mayor número de periodistas en prisión; y Rusia o la India, que censuran habitualmente internet. Pero hay muchos más.

Se trata de un derecho que es un bien escaso o inexistente en otros países en guerra o con sistemas autoritarios como Corea del Norte, Irán, Libia, Siria, Sudán, Turkmenistán, Yemen, Guinea Ecuatorial, Cuba o Vietnam, por citar algunos.

En un contexto cambiante y en el que los medios de comunicación tratan de adaptarse a las nuevas necesidades de la sociedad, la falta de una regulación adecuada en la era de la comunicación digital y globalizada ha creado un caos en el mundo de la información. Y este es el segundo de los problemas sin resolver.

Para RSF hay confusión de contenidos comerciales, editoriales y políticos, que compiten entre sí.

Todos hemos sido testigos de ruedas de prensa en las que presidentes como el estadounidense Donald Trump o el brasileño Jair Bolsonaro desacreditaban a la prensa o simplemente mandaban callar a los periodistas.

Para RSF estas situaciones están generadas por "la hostilidad e incluso el odio hacia los periodistas" de algunos dirigentes políticos, que no ha dejado de acentuarse y que ha abierto un tercer frente al libre ejercicio de la profesión.

También existe una crisis de confianza por parte de los ciudadanos hacia los medios sospechosos de difundir "noticias contaminadas" no fiables. Y eso ha hecho que en países como Irak, el Líbano, Chile, Bolivia, Ecuador o incluso Francia o España, los informadores sean agredidos durante la cobertura de protestas por grupos nacionalistas, simpatizantes de extrema derecha o ciudadanos descontentos con el sistema que ven al informador como un enemigo de sus reivindicaciones.

Y no se puede obviar, como quinto elemento que amenaza a los medios, las sucesivas crisis económicas que se ceban con el sector, empeñado en una transformación digital desde hace años que lo ha dejado bajo mínimos, según RSF.

Ello provoca importantes reducciones de puestos de trabajo (sólo en la última década la prensa de EEUU ha perdido a la mitad de sus periodistas) y debilita a las empresas que afrontan dificultades económicas frente a posibles presiones de los poderes facticos.

Para muchos, se trata de una tormenta perfecta que ha hundido a muchos medios y que se ha agravado con la debacle generada por la pandemia. "La casa ya estaba ardiendo y la covid solo echa más gasolina al fuego. Esto acelerará los cambios que ya se estaban produciendo y habrá que extraer lecciones importantes", aseguró recientemente a Efe desde su casa de Nueva York el periodista y profesor Jeff Jarvis, uno de los gurús globales del periodismo digital.

Los tiempos en que el periodista era un mero espectador y narrador de conflictos y guerras, en los que solía ser respetado por todos los bandos enfrentados, casi ha pasado la historia.