n pocos días se cumplirá el 50º aniversario del debut en solitario de Paul McCartney y, por tanto, de la separación de The Beatles, el grupo que marcó un antes y un después en la música popular entre 1960 y 1970. La convivencia personal y artística entre sus miembros “se había convertido en un infierno”, según McCartney, que encontró la felicidad con su esposa Linda y emprendió una carrera exitosa posterior, primero con el grupo Wings.

El próximo 8 de mayo se cumplirá el 50º aniversario del debut en solitario de Paul McCartney, un álbum titulado McCartney (Universal) que ahora se reedita. Conviene relativizar su importancia, ya que su repertorio, en el que McCartney tocaba todos los instrumentos, no resiste la comparación, ni de lejos, con los himnos que grabó con los 4 de Liverpool. Su carácter histórico se debe a que marcó, en la práctica, la disolución de The Beatles aunque John Lennon ya había advertido que dejaba la banda varios meses antes.

Según McCartney, la magia se había terminado, ya que los dos últimos discos del cuarteto de Liverpool, Abbey Road y Let it be, se habían grabado sin compartir el trabajo. Y llevaban ya varios años sin tocar en directo, hartos de la histeria de sus fans. The Beatles estaban en periodo de descomposición cuando se editó McCartney. Lennon ya había vuelto a montar la Yoko Ono Band, con la que había editado Cold turkey, y disfrutaba de su éxito. Por ello, no participó en la grabación del último tema grabado por el grupo, I me mine, en enero de 1970.

Todos hacían la guerra por su cuenta. Hasta Ringo Starr acababa de publicar el álbum de estándares Sentimental journey. Contribuyó a dinamitar la situación la contratación del productor Phil Spector, responsable del ‘muro de sonido’ de los 60, para remezclar el álbum Let it be, el canto de cisne de The Beatles. El resultado final, especialmente en la sencilla y desnuda The long and winding road, no gustó a Paul, ya que Spector la propulsó hasta la solemnidad con una orquesta. Aunque Paul intentó parar la mezcla, fue imposible. El cabreo fue monumental y provocó la ruptura del grupo.

McCartney, harto de la creciente hostilidad de la prensa hacia su pareja, Linda, se había refugiado con toda la familia en una residencia escondida en las tierras altas de Escocia. Estaba extenuado de “discutir sobre dinero y con el resto de The Beatles”. En la biografía escrita por Philip Norman, el músico explicita el momento con una frase definitoria: “algo que antes había estado lleno de libertad artística se había convertido en una pesadilla”.

En el libro de Norman se recoge que en McCartney, del que no se lanzaron singles ni contó con promoción, incluía una página en la que el músico explicaba que había “disfrutado mucho con el trabajo en solitario” porque “la única persona con la que tenía que consultar las decisiones era yo”. Además, explicaba que no había echado de menos a nadie en su creación. “El tiempo dirá si es una separación de The Beatles o no. Significa que es el inicio de una carrera en solitario. ¿Temporal o permanente? En realidad, no lo sé”, dejó escrito. La disolución nunca se anunció de manera oficial.

Mientras Paul reconocía “diferencias personales, empresariales y musicales” con el resto de The Beatles, McCartney salía a la venta el 8 de mayo. Parte lo había compuesto en su casa de las High Lands de Escocia, donde se había refugiado para huir del acoso de la prensa hacia Linda. Ella es la única invitada en un disco en el que Paul toca todos los instrumentos.

McCartney apenas tiene producción y está libre de los trucos de estudio que habían engrandecido a The Beatles en su etapa final. Suena atrevido en su concepto, mostrar la fotografía feliz de su matrimonio sin poses, con una mayoría de piezas acústicas y en un ambiente marcado por “el hogar, la familia y el amor”. Su repertorio alternaba los temas nuevos con otros rescatados de cajones, como Teddy boy y la preciosa Junk, que ya había compartido con The Beatles, ante la indiferencia generalizada de sus compañeros a pesar de su bonita melodía, a ritmo de vals. Incluso quitó el polvo a Hot as sun, de la época de Quarrymen, grupo previo a The Beatles.

La percepción general es la de un disco casero y familiar de pop de aires folk. De mesa camilla, con interludios de escasa duración o guiños amorosos como The lovely Linda, tema en el que se cuelan las risas de ambos. Coexisten los aires country de Man we was lonely con los del blues en Oo you y del reggae en Momma Miss America. La mejor del lote es Maybe I’m amazed, con Paul al piano y forzando su garganta hasta el grito.