- Bajo la premisa de que “es mejor errar que caer en la autocomplacencia”, La Oreja de Van Gogh (LOVG) se tomó con calma el retorno al estudio para grabar un nuevo álbum que no será “ni de lejos el más mainstream”, pero que mostrará la ambición del grupo español con mayores ventas de este siglo.

“Nos da mucho miedo la decadencia y el autoplagio porque algo haya funcionado. Es como vestirte de joven cuando ya no lo eres”, señala uno de sus integrantes, Xabi San Martín, al tratar de explicar las novedades en su música y los 4 años transcurridos desde su anterior trabajo, El planeta imaginario.

La mitad de ese tiempo el grupo donostiarra siguió atendiendo sus numerosos compromisos en directo, muchos de ellos fuera, como en EEUU. Ya de vuelta, comenzaron la composición del que será su octavo disco de estudio.

“Antes todo lo que salía se ponía sobre papel. Conforme nos hacemos más mayores, tenemos más claro lo que queremos escribir, pero paradójicamente hemos generado más inseguridades. Es como un censor a tu lado que te dijera: Esto ya lo has hecho, esto es demasiado cursi”, explica el teclista.

Previsto inicialmente para agosto, antes de que se desatara la crisis del coronavirus, LOVG no sabe si se mantendrá la fecha de salida para un álbum que “está grabado y a falta solo de mezclar un par de cosas”.

“No es ni de lejos el más mainstream o el que más singles potenciales tiene”, anticipa sobre un trabajo que incluye como novedad la huella del productor Paco Salazar, con “un sonido más potente”.

Como muestra, esta semana han sorprendido con un primer sencillo “poco comercial” pero de querencia épica como Abrázame, quizás más tenebroso, “con un ritmo lento y pesado”, y que, con letra de Pablo Benegas, se asoma al abismo “de esas parejas en las que los besos nacen muertos”.

“Nos hacemos mayores y la manera de vivir las relaciones es más adulta, incluso en el peor sentido de la palabra. Quizás es que tenemos esa nostalgia de la juventud, cuando salías a morder. Aún así, a pesar de ser tan gótica, habla de seguir por lo que queda cuando parece que se han quemado todas las naves; por eso también tiene esperanza, aunque sea su cara menos sexy”, opina.

Con siete álbumes de estudio, cuatro recopilatorios y cinco en directo a sus espaldas, La Oreja de Van Gogh suman ocho millones de ejemplares vendidos, lo que les convierte en el grupo nacional con mayor nivel de ventas del siglo XXI. A falta de conocer el título, su próximo disco será el cuarto de estudio que la banda lanza con Leire Martínez como vocalista, igualando el registro de su antecesora, Amaia Montero.

“No se me ocurre qué puede haber peor para un grupo que se te vaya la cantante, sobre todo alguien carismático como ella. Cuando ocurrió, asumimos que no nos perdonarían no tener a la voz de siempre y que el grupo se convertiría en algo más minoritario. Pero al final seguimos jugando en las mismas ligas”, confiesa.

La llegada de Martínez con A las cinco en el Astoria (2008), hace ya 12 años, no supuso grandes cambios tampoco en los códigos de La Oreja de Van Gogh.

“Lo que nos ha cambiado ha sido la edad y el paso del tiempo, porque siguen intactos los motivos por lo que nos juntamos: escribir canciones y ser amigos”, ratifica.

Con Montero, a quien se refiere como una de sus “mejores amigas”, habla “todas las semanas”, pero no ha podido telefonearla aún tras el enigmático “hasta pronto” que dejó este martes en sus redes por un último encontronazo y en lo que parecía una despedida momentánea.

“Forma parte de su carisma. Amaia es todo corazón, para bien y para mal. Todo es a flor de piel, una gran hoguera. De ella siempre tendrás una reacción sincera y honesta. En ese sentido, los que somos más reflexivos jugamos con ventaja”, dice de su excompañera de filas.

En lo que se refiere estrictamente al presente y futuro, “el grupo no hace planes”, expectantes “como todos” a la pandemia de covid-19.

“Nos ha cambiado la edad, pero sigue intacto el motivo por el que nos juntamos: escribir”

Teclista de LOVG