Vitoria - La programación invierno-primavera de la Red de Teatros vuelve a encontrarse hoy y mañana con el público del Principal, hasta donde la Compañía Nacional de Teatro Clásico lleva su acercamiento a El castigo sin venganza, de Lope de Vega. En ambos casos, las representaciones se producirán a las 20.30 horas, quedando entradas disponibles por 18, 12 y 6 euros.

Como ya ha sucedido en ocasiones con títulos como El alcalde de Zalamea, ha sido el actor, dramaturgo y escritor Álvaro Tato el encargado de realizar esta versión dirigida por Helena Pimenta, un trabajo en el que se ha pretendido "mantener la esencia del original lopesco; hemos recortado varios pasajes y retocado levemente otros para que el espectador contemporáneo pueda comprender de viva voz cada sentido y a la vez sentir la potencia cruda de una trama sintética, áspera, sin concesiones", según explica el también miembro de Ron Lalá.

David Soto, Fernando Trujillo, Joaquín Notario, Lola Baldrich, Nuria Gallardo, David Boceta, José Tomé, Beatriz Arguello, Javier Collado, Cristina Arias e Íñigo Álvarez de Lara son los encargados de llevar a escena "una de las obras maestras de la literatura dramática universal que nos muestra nuevas facetas en cada relectura, en cada puesta en escena, como un diamante que refleja en sus aristas un retrato íntimo de la sociedad de todas las épocas, con sus miedos, pulsiones, contradicciones y fantasmas. Esta crepuscular tragedia de honor oculta una profunda reflexión sobre el poder, la justicia, la responsabilidad, el amor y el deseo, ambientada en el contexto político de las ciudades-estado enfrentadas en la convulsa Italia de finales del quattrocento", describe Pimenta.

Como explica Tato, los espectadores encontrarán aquí "pulsiones profundas, intereses ocultos, pasiones desbocadas, caída en abismo: la tragedia como tormenta perfecta del alma humana", que ha apostado por afrontar la producción "con una mirada concisa, casi ritual, desarrollando la potencia poética y los aspectos simbólicos de la trama para enredar al espectador en la tela de araña que envuelve a los personajes: conflictos irresolubles, cinismo sin barreras, presiones contrapuestas y un sarcasmo aciago que tiñe hasta el título de la obra".