ACTO I: LA REUNIÓN
—Ya lo he leído..
—?
—No sé qué decir, González...
—?
—No nos ha aclarado usted gran cosa.
—?
—No puedo negar que nos ha aportado mucha información.
—?
—Y que la ha aportado de manera impecable.
—?
—Es evidente que es usted una experta.
—?
—?
—?
—Pero nosotros buscábamos algo más específico.
—?
—Más detalles.
—?
—?
—?
—Ha estado usted allí durante tres meses, ¿no es así?
—Aproximadamente.
—¿Y? A gusto, ¿no?
—?
—?
—?
—¿González?
—Nunca he conseguido entender qué es lo que tanto les preocupa.
—?
—Tal vez por eso no he logrado ofrecerles los detalles que ustedes necesitaban.
—?
—¿Qué es lo que tanto les preocupa?
—?
—Se reúne mucha gente, eso es cierto.
—?
—¿Pero qué tiene de terrorífico que en un pueblo pequeño la gente baile a la luz de la luna?
—?
—?
—?
—?
—Terrorífico, dice usted.
—?
—Terrorífico.
—?
—Evidentemente no es nada terrorífico que en un pueblo pequeño como ese la gente baile a la luz de la luna —El interlocutor hace un gesto como de comillas que envuelve la última parte de la frase.
—?
—Que la gente baile a la luz de la luna —Otra vez las comillas.
—?
—Si solo fuera eso.
—?
—No es el miedo lo que nos mueve, González.
—?
—Son las ganas de conocer.
—?
—A nosotros nos mueven las ganas de conocer.
—?
—Y un deseo constante de mejorar nuestro servicio.
—?
—No hemos llegado a ser la primera empresa del sector eléctrico por casualidad.
—?
—Queremos saber cuál es la razón por la que nuestros clientes dejan de utilizar nuestros servicios.
—?
—Para nosotros nuestros clientes no son simples clientes.
—?
—Son miembros de nuestra familia.
—?
—Si uno solo de ellos nos abandona, lo vivimos con preocupación.
—?
—Imagínese lo que puede ser que todo un pueblo prescinda del servicio.
—?
—Y que, además, tras prescindir del servicio, comiencen a organizar raves una vez al mes.
—?
—Debo confesarle que nos parece algo sorprendente.
—?
—Eso sí.
—?
—Al menos sorprendente sí que es.
—?
—Y esa conexión con la luna?
—?
—¿No habrá otro tipo de intereses ocultos?
—?
—No sería la primera vez.
—?
—Un grupo organizado.
—?
—Tráfico de algo.
—?
—Ya me entiende.
—?
—O algún tipo de trata.
—?
—Que aprovechando la oscuridad de la noche?
—?
—Hemos conocido casos realmente aterradores, y no estoy bromeando.
—?
—Además, en épocas como esta, en la que la gente necesita esperanza, el riesgo es mayor que nunca.
—?
—La gente se aferra a cualquier cosa.
ACTO II: EL INFORME
1. Objetivo de la investigación
El objetivo de la presente investigación es analizar los sucesos colectivos que se organizan una vez al mes en K, con el propósito de conocer su finalidad -qué tipo de función cumplen dichas jornadas en la convivencia y la cohesión del grupo- y por qué se realizan en las noches de luna llena.
2. Terminología
Antes de introducirnos en el fondo de la investigación, conviene aclarar varias cuestiones terminológicas. ¿Cómo deberíamos denominar las citas mensuales que se celebran en K? Tal y como quien esté leyendo esto habrá intuido, la misma investigadora ha utilizado hasta el momento términos amplios y bastante neutros -suceso, jornada, cita?- para nombrarlas.
De cualquier manera, otros agentes prefieren el término rave. En opinión de la investigadora, rave no es un término adecuado por varias razones. En primer lugar, porque en el propio pueblo de K nunca lo han llamado rave, sino encuentro. En segundo lugar, porque al realizar el trabajo de campo ha quedado claro que las reuniones mensuales cumplen diversas funciones sociales dentro de la comunidad, más allá de saciar la sed de entretenimiento y hedonismo de sus habitantes, y el término rave, al menos en la acepción más extendida en nuestra sociedad, se utiliza para denominar unos ambientes muy concretos. -Evidentemente, el término ha evolucionado con el paso de los años, pero una vez consultado el diccionario de referencia de la lengua inglesa coloquial, podemos concluir que para que un acto social se denomine rave debe cumplir al menos cuatro características: que suene música electrónica, que empiece a altas horas de la madrugada y se alargue hasta después del amanecer, que se empleen sustancias estimulantes de todo tipo, y que se realice en un lugar aislado. Sin intención de ofrecer juicio alguno sobre este tipo de actos, cabe señalar que las reuniones de K solo cumplen una de las cuatro características (la de encontrarse en un lugar aislado), y eso, de cualquier manera, sería cuestionable-.
Por lo tanto, teniendo en cuenta dichos factores, en adelante y a lo largo de la investigación esta autora utilizará el término encuentro; por un lado, y tal y como se ha dicho anteriormente, porque la propia comunidad lo llama así, y, por otro, porque consideramos que se trata de un término más concreto y adecuado, teniendo en cuenta la propia naturaleza de los encuentros -desarrollaremos sus características a continuación-.
3. Metodología
Con el objetivo de desarrollar la investigación, esta autora ha vivido durante tres meses en K y alrededores, donde ha llevado a cabo su trabajo de campo. Ha participado en tres encuentros y ha realizado entrevistas en profundidad a dos habitantes del pueblo: Maixux, la mujer más anciana, y Lierni, otra mujer que regresó a K en la edad adulta y decidió quedarse a vivir allí. [Nota: con el objetivo de preservar el derecho de privacidad de las personas, en este informe se han utilizado nombres ficticios.]
Además del trabajo de campo, y con el fin de completar los fundamentos teóricos, la investigadora ha tenido en cuenta varias obras que analizan la influencia de los rituales colectivos en las comunidades de Euskal Herria (véase Pizarro, 2019; Bullen, 2004, y Zubiri, 2018), así como casos concretos de varias poblaciones (principalmente los de Hondarribia y Baztan).
4. Un poco de genealogía: descripción de las condiciones previas que propiciaron los encuentros
Ningún fenómeno surge de la nada, repentinamente. Antes de que los encuentros empezasen y se estableciesen, confluyeron varios factores, y, teniendo en cuenta nuestro objetivo, es imprescindible que observemos estos factores con atención.
4.1 Despoblación
Todo comenzó con la despoblación. Fue un proceso de despoblación común, el típico proceso que preocupa desde hace tiempo a los demógrafos y a los gobiernos de entornos rurales, motivados por la razón habitual, es decir, que es muy difícil salir adelante en lugares como estos.
La amenaza de la emergencia climática aconsejaba lo contrario -K era un buen lugar para vivir, ya que en caso de una crecida de aguas difícilmente podría suceder allí ninguna catástrofe-, pero obviamente la gente no se marchó por eso, es decir, por miedo a una catástrofe, porque, excepto los adolescentes, casi nadie pensaba en serio y con responsabilidad sobre el futuro del planeta.
Quienes abandonaron el pueblo tenían otras cosas en la cabeza. Podríamos llamarlo tal vez una alienación de la visión del mundo: la vida en el entorno rural les parecía limitada y sin posibilidades -no querían renunciar a la posibilidad de adquirir cualquier cosa en cualquier momento, o, al menos, a la ilusión de poder adquirir cualquier cosa en cualquier momento-, y se marcharon a la capital, siguiendo fieles ellos también a «la religión de las ciudades», según el concepto de Laxe.
El pueblo se vació poco a poco y sin mucho estruendo.
4.2 El deseo de permanecer
Hubo quienes, sin embargo, decidieron quedarse. No por imposición, sino por elección. Esto es un hecho clave.Esta historia continúa en www.borradoresdelfuturo.net