berlín - La competición de la Berlinale se abrió ayer con un duelo de actores entre Argentina e Italia, con el eje común del retrato de seres poseídos por demonios interiores, aunque repartidos entre el terror psicológico y el retrato de un artista.
Argentina, sin largometraje en la sección oficial desde hacía seis años, impuso su presencia desde el minuto cero de esta 70 edición a través de El Prófugo. Un filme que, en palabras de su directora, Natalia Meta, “adopta y desarma” el género del terror. Érica Rivas, Nahuel Pérez Biscayart, Daniel Hendler y Cecilia Roth, todos ellos exponentes de la sólida factoría de actores argentinos, forman el elenco de una cinta basada en la novela El mal menor, de C.E. Feiling. “Tuve que perderle el miedo al cine de miedo para hacerla”, explicó Meta.
El italiano Giorgio Diritti compartió con ella la primera jornada a concurso del festival con Volevo Nascondermi, un retrato del artista Antonio Ligabue apuntalado en el trabajo de un actor, Elio Germano.
Inquietante, onírica y terrorífica son algunas de las definiciones aplicadas a su película, que escuchó Meta en la rueda de prensa tras el pase para los medios de su filme. “Busco borrar las fronteras entre buenos y malos, tan comunes en las películas del género”, explicó.
El prófugo, o el intruso, es el ser o los seres que se apoderan de Inés (Rivas). Sea el exnovio posesivo que en lugar de calmarla desata nuevas inquietudes -Hendler-; la madre entrometida e irreconocible -Roth- o un juguetón organista -Pérez Biscayart-. “Vivimos en una época en que conviene borrar fronteras”, apuntó Érica Rivas, quien aplica al papel un desgarro interpretativo sin apenas tregua. Su Inés es una sincronizadora para doblajes de cine que, además, canta en un coro. La voz es el puntal de su vida laboral y a la vez el espacio del que se apodera el prófugo. Vivirá “la intromisión del amor en su cuerpo y en su vida”, explicó la directora sobre la protagonista de su segundo largo tras Muerte en Buenos Aires.
Meta acudía como novata a la Berlinale. Tanto Roth como Rivas pasaron antes por ese festival, mientras que Hendler se llevó un Oso de Plata al mejor actor, en 2004, con El abrazo partido. “Qué puede fallar, con un conjunto de actores como éste”, bromeó.
EMPATÍA POR EL CUERPO EXTRAÑO Impactante fue, asimismo, la interpretación de Elio Germano en Volevo Nascondermi, el filme de Giorgio Diritti alrededor del rompedor y revolucionario del arte que fue Antonio Ligabue (1899-1965). Un discapacitado teóricamente predestinado a la marginalidad, pero que se reivindica como ser humano a tener en cuenta a través de la pintura. Centran la película la infancia torturada de Toni, el huérfano de una inmigrante expulsado de Suiza por el estigma de su discapacidad física y mental, y el adulto al que descubre y rehabilita otro artista, Renato Marino Mazzacurti. Germano traslada al espectador tanto el rechazo social como la empatía que es capaz de despertar su protagonista. El personaje era difícil y para interpretarlo se precisa la capacidad para traspasar la pantalla de Germano. A través de ambos, del personaje y del actor, Diritti colocó a Italia en la competición por los Osos.