madrid - Literatura y periodismo se dan la mano en Te quiero viva, burra (Círculo de Tiza), un libro de alto voltaje que encierra el perfil de 27 mujeres, artistas, científicas o escritoras, de todos los tiempos y lugares y a las que la historia dejó a la intemperie.

La periodista Loreto Sánchez Seoane (Madrid, 1989) recupera la memoria de fascinantes mujeres llenas de pulso, dotes y talento, que quisieron ser libres y coherentes en un mundo firmado por hombres, llegando a perder la vida o la cordura. La primera actriz porno que se convirtió en escritora, Linda Lovelace (1949-2002), la primera garganta profunda, que dejó enloquecido al público en las salas de cine, es la que abre este libro, que explica que esta mujer que no tuvo paz y fue una obsesión para Richard Nixon, no gozaba ni experimentaba placer cuando grabó esas escenas, porque fue violada.

Así lo contó la propia actriz después. “El público enloqueció. Lo que no sabían es que no estaban asistiendo al placer de una mujer con el clítoris en la laringe, sino a la visión de una joven aterrorizada...”, escribe Seoane. Pero le siguen la rica heredera del imperio Rotschild, Pannonica de Koenigswarter, que abandonó todo por el jazz; Lee Miller, la top que fotografió la guerra, la liberación de París, la Batalla de Alsacia y el horror de los campos de concentración; Hedy Lamarr, la actriz hollywoodiense que inventó el wifi, o la miliciana abandonada por el PCE Enriqueta Otero.

Te quiero viva, burra lleva por título la frase que Julio Cortázar le escribió en una carta de respuesta a su amiga, la poeta Alejandra Pizarnik, otra de las mujeres incluidas, cuando ésta le dijo que quería suicidarse porque no era feliz. “Ese burra implica mucho: es un no te ves, no te sabes mirar con los ojos con los que yo te veo, y te vas porque no sabes ver ni tu talento, ni cómo eres como persona, ni como escritora y poeta. Y lo he cogido para englobar un poco a todas, porque creo que a todas les pasa un poco lo mismo”, explica Seoane. - Efe