Vitoria - Junto a Daniel García Bruno (batería) y Paco Rivas (guitarra), Julián Maeso regresa mañana a Gasteiz, como siempre con el Hammond a mano. Será a partir de las 19.00 horas cuando el intérprete despliegue sus sonidos, aunque ojalá quien acuda tenga también la oportunidad de compartir un momento de charla con él porque, como siempre, el músico y compositor tiene muchas y muy interesantes cosas que decir.

En un espacio que camina por el jazz, ¿qué Julián Maeso se va a encontrar el público?

-Pues un Julián Maeso adaptado al Dazz (risas). Voy en formación de trío y la idea es ofrecer una adaptación de mis temas a ese formato y también compartir algunos standards que siempre me han gustado en clave de funky, jazz y soul.

Todo ello con el público a milímetros de distancia.

-Me encanta esa sensación. Prefiero eso a un festival grande si te digo la verdad. Los instrumentos, además, suenan, por así decirlo, a pelo, sin amplificar, como tienen que sonar originalmente. Eso permite que la gente pueda disfrutar más de la cercanía del Hammond, y de la maestría de Paco y Dani.

En este formato llevan noviembre y diciembre casi sin parar. Ha tenido que ser agotador pero también muy satisfactorio.

-Agotador sí porque son muchos kilómetros, muchas cargas y descargas. Pero contento, por supuesto, por seguir aportando mi música. Además, es curioso hacer giras así porque te das cuenta de cómo están cambiando las cosas, de cómo te encuentras con un público que, para estos estilos, es de una edad determinada. Observo que no hay una regeneración del público. No hay gente joven escuchando jazz, blues, soul, funk o country. Eso lo estamos notando y me preocupa, la verdad. Claro que viene gente, pero es público a partir de 30 años. Eso deberíamos mirarlo.

Es cada vez más habitual.

-Es que es gente que, básicamente, no se ha criado en entornos, como nosotros, de bares, escuchando rock, blues... Hoy la gente joven está con el móvil escuchando trap, rap o lo que sea. Aunque hoy existen escuelas orientadas al jazz o al rock, que es algo que antes no había, van a pasar unos años hasta que esa gente que está en estos centros, llegue a estar en la escena. Es que han cambiado las costumbres y se está notando mucho.

¿Y qué se puede hacer?

-No está en nuestras manos. Tenemos que seguir haciendo nuestro trabajo con la mejor intención. Es un cambio generacional, una nueva era. Además, no tenemos que perder de vista que no tiene nada que ver la música con la industria musical. La industria busca vender un producto. Si algo, de repente, funciona y vende, se va a por eso independientemente de la calidad o de lo que se aporte en las letras y en los mensajes. Los músicos siempre nos hemos esforzado en grabar con los mejores instrumentos y en los mejores estudios. Pero ahora la gente escucha la música por el móvil, con la peor calidad de reproducción que puedes pensar. Y tienes otros ejemplos. A Rosalía le tengo respeto, no me entiendas mal. Es una persona formada, que antes de lo que hace ahora cantaba flamenco. Pero ves su directo y hay un guitarra y el resto de la música es enlatada. Si eso es lo más vendido en España, ¿qué joven va a querer tocar la guitarra, quién va a buscar llevar una buena banda de músicos? No sé, es lo que nos toca ahora. Igual dentro de unos años se pone de moda lo que ahora no está. Por eso te decía que la música es maravillosa pero la industria musical es el diablo. Priman los números para ella. Ante eso, nosotros tenemos que disfrutar cada vez que grabemos o escuchemos un disco, cada vez que vayamos a un concierto. De hecho, sería bueno que volviésemos a ir a los conciertos sin estar pendientes de los móviles.

Eso parece pedir un milagro. Ya que estamos en esas y que es final de año, época propicia para propósitos y regalos, ¿un deseo profesional para 2020?

-Mi propósito sería colgar durante un tiempo todos los instrumentos y, en el país que vivimos, intentar luchar por los derechos de los músicos. Incluso antes de eso, hacer lo posible para que desaparezca toda la clase política que tenemos en este país ya que está perjudicando la marcha de todo en todos los aspectos. Están vendiéndonos una película que es una auténtica falacia y que va en contra de cualquier uso de la razón y de la inteligencia. Este país está yendo como va por la falta de cultura que sufrimos. Así están manejando a España como lo están haciendo. Me suda la polla la guitarra y el órgano si sigo viviendo en un entorno que es una auténtica desfachatez. Acabaré tocando para los árboles. Si no hay cultura, si todo está en manos de cuatro mequetrefes que no saben ni tener un discurso coherente pero que llevan a la gente a la confrontación, mi propósito sería que cada uno dejase a un lado su parcela para salir a gritar por nuestros derechos fundamentales. Eso si queremos que nuestro trabajo se lleve a cabo en un entorno coherente. Si no, esto va abocado al fracaso. Bueno y feliz navidad y año nuevo (risas).