Vitoria - Fue con Oskorri con quien el Aitzina Folk se atrevió a ganar el de Mendizorroza como un escenario más dentro de su programación, una apuesta que se ha consolidado con el paso del tiempo y que sirve, además, para sumar más recursos -al contar con más aforo- de cara al otro gran objetivo de la cita musical, la obtención de fondos de cara a financiar la investigación de la ataxia telangiectasia, enfermedad de las denominadas raras con la que conviven dos jóvenes alaveses. Hoy, el evento y el polideportivo se vuelven a encontrar para compartir un cartel con dos protagonistas de lujo, Kalakan y Milladoiro. Todo ello a partir de las 19.30 horas, quedando entradas a la venta.

Será la oportunidad de reencontrarse con la formación gallega después de unos cuantos años de su última visita a tierras alavesas -en el caso de Gasteiz, la espera ha sido algo más larga-, un recital en el que la agrupación desgranará su último disco, un Atlántico que vio la luz en 2018, aunque también habrá tiempo para repasar algunos temas de sus primeros álbumes. "Hace mucho que no estamos por el País Vasco, no como antes", apunta Moncho García, quien recuerda que Milladoiro ya sabe lo que es tocar y disfrutar entre las paredes de Mendizorroza.

Junto a ellos estarán unos Kalakan que cierran en Vitoria un 2019 repleto de actuaciones dentro y fuera de Euskal Herria. El trío compartirá con los presentes su repertorio de música y canto tradicional vasco con una interpretación más actual. Tanto ellos como sus compañeros en esta jornada saben bien lo que es en actuar en escenarios grandes ante miles de personas, aunque como explica Xan Errotabehere, "Cada espacio es único, tiene su ambiente, su particularidad. Cada persona es un ser diferente, única. Así que, lógicamente, cada público es muy distinto también. Cada concierto es diferente, cada concierto es único. Aunque la sociedad actual nos enseña a comparar todo, intentamos vivir al momento presente cada concierto y eso hace que la vida del músico en el escenario sea excitante también : no saber cómo reaccionará la gente".

Es de esperar que esta noche tanto unos como otros consigan fusionarse con los espectadores y disfrutar. Al fin y al cabo, como describe García, "estamos en esto porque nos gusta tocar. Los grupos como el nuestro nunca están buscando un éxito comercial. El éxito es tocar, es el concierto. Somos músicos porque nos gusta tocar y lo que hacemos", como lleva haciendo la banda gallega desde hace más de cuatro décadas. Eso sí, "la media de edad no es tan alta, que comenzamos muy jóvenes", dice con una sonrisa el intérprete. "Y lo que nos queda. Si seguimos disfrutando, ya está. Nos vamos a Vitoria felices, como si nunca hubiéramos salido de casa. Con la misma felicidad con la que vamos a Tokio o Nueva York".

En un sentido parecido se expresan desde Kalakan: "no hay objetivos precisos, nos importa más el camino que el destino. Intentamos hacer nuestro trabajo bien, de forma profesional, y sobre todo con amor y cariño para este arte. Siempre mimando los detalles y la relación con el público. ¿Entonces qué pedir más que ser feliz en el escenario?" responde Errotabehere cuando se le pide un deseo para este 2020 que está a punto de comenzar, un año en el que el trío realizará una colaboración con la Orquesta Sinfónica de Euskadi, presentará su nuevo disco y realizará una gira por estos lares con Alexander Arkhincheev, artista buriata (Mongolia).