Vitoria - En poco más de dos años, Mario, Martín, Juan y Diego han conseguido reclamar la atención de toda la escena estatal con temas como Cayetano. Su agenda no para. Esta semana tampoco. Por eso el jueves 26, el cuarteto se presenta en la sala Jimmy Jazz para protagonizar una noche que abrirá el trío Venturi. Todo ello sucederá a partir de las 21.00 horas, estando las entradas a la venta por 15 euros en anticipada y 18 en taquilla.

El 25 en Pamplona, el 26 en Vitoria, el 27 en Barcelona... ¿qué bonito es esto de la música trabajando mientras el resto está de vacaciones, no?

-(Risas) Como tampoco son fechas es las que habitualmente salga de fiesta, bueno... ¡Que hace mucho frío y hay mucha gente en el centro de Madrid! Además, está genial lo de viajar e ir a otras ciudades en estas fechas. Madrid iluminada y navideña me la tengo muy vista (risas).

Están en un momento en el que a la banda le están sucediendo muchas cosas y todas buenas, lo cual también tiene sus peligros porque es fácil dejarse llevar.

-Todo lo que está pasando lo tratamos de vivir con calma. No es algo que les suceda a todas las bandas. Es al contrario. En ese aspecto, somos afortunados. Pero ya te digo que nos lo tomamos con calma y con el compromiso que requiere la situación porque, ante todo, queremos que esto tenga continuidad. Hay veces que tengo que enumerar todas las cosas acojonantes que nos han sucedido porque llega un momento en que empiezas a normalizar la situación y eso no es bueno. Quiero seguir sintiendo eso que me pasa por el cuerpo cuando llegas a un sitio para tocar, la gente está esperando fuera... Si hace tres años pienso en que me iba a suceder todo lo que ha pasado, me hubiera vuelto loco. Me daría rabia normalizar todo lo bueno que nos está pasando.

Por cierto, ¿dónde está el truco?

-No lo sé. Si lo supiera, montaría otra banda, la llamaría de manera diferente y volvería hacer lo mismo para tener de nuevo éxito.

Temas como 'Cayetano', los grandes festivales, la atención mediática que ha despertado el grupo... Todo esto está muy bien pero ¿supone incrementar demasiado la presión de cara a lo que tenga que venir?

-Es verdad que hay momentos en los que me agobio. Hay días en los que no me salen canciones, en los que no tengo ideas y creo que es el fin del mundo. Pero también tiendo cada vez más a no dejarme llevar por eso. Tengo claro que no va a volver a salir un Cayetano. De todas formas, el objetivo del grupo es hacer canciones que nos gusten a nosotros. Haciendo eso estamos aquí, así que solo queda seguir haciendo lo mismo, temas que nos molen. Cuando eso empiece a fallar... uf (risas).

Están triunfando y no haciendo trap o música urbana. ¿Rara avis?

-No, no, si hay muchos grupos de gente joven haciendo rock. Es más, lo mejor que nos podría dar Carolina Durante es que gente como nosotros con ganas de tocar se animase a montar una banda al ver nuestro caso. Eso sería flipante. Pero grupos hay y de calidad, otra cosa es que no tengan todavía la repercusión que tenemos nosotros ahora. Hombre, es verdad que los chavales, sobre todo los que tienen menos de 20 años, si quieren hacer música, no quieren hacer rock o, por lo menos, no es lo habitual. Es normal, en las listas de éxitos lo que manda es la música urbana, más allá de que a nosotros nos mueva la música de guitarras.

Tras el primer disco, ¿mejor en el directo que entre esas cuatro paredes del estudio?

-Sí. Me parece lo más emocionante. El estudio es un poco rollo. Me gusta más el proceso de cuando la canción se va creando. También el estudio tiene sus momentos, pero lo más interesante de esto llega cuando estás a punto de salir al escenario, apareces y tocas la primera canción. Esa sensación solo es comparable a cuando estás componiendo un tema y sabes que esa canción va a molar.

Empiezan 2020 con una larga lista de conciertos esperando.

-No paramos. Sacamos el disco a finales de abril o principios de mayo, coincidiendo con el inicio de la temporada de festivales. Claro, no pudimos hacer una gira por salas, que es lo que estamos haciendo ahora y tenemos un porrón de fechas por delante.

En el festival, uno mira a lo lejos y ve miles de cabezas. En una sala tiene al personal a centímetros y en un ambiente muy distinto.

-Totalmente distinto. Y te lo digo, me parecen mejores los conciertos en sala tanto siendo yo público como estando sobre el escenario. En la sala todo está mucho más controlado y además la gente va a verte a ti. Eso para mí es muy importante. En el festival hay mucha gente que igual ha oído algo de lo que haces y se anima. Y no me entiendas mal, está genial porque hay personas que a raíz de verte en ese contexto, investigan un poco más y se suman a tu camino. Pero percibes mucho más amor por parte del público en una sala que en un festival. Aunque es verdad que en los festivales puede que salgas y veas delante 6.000 o 7.000 personas y eso es...

Ya que estamos en estas fechas, ¿un deseo para Carolina Durante de cara a 2020?

-Que nos vaya, por lo menos, la mitad de bien que ahora y si es igual, perfecto.