A José Vera le gustan tanto las mariposas, que tituló su disco de 2010 Butterfly. Y le gusta tanto Murakami, que Haruki (2018) es su último trabajo. Detalles así compartimos con él y su cuarteto en la primera audición de Ondas de Jazz. Sonaron piezas de ambos, enlazadas en cuatro partes. Joseba Cabezas conversó con ellos en los entreactos.

Hubo tiempo para muchos minutos de gran jazz. Con Vera abrazado al contrabajo, el cuarteto encadenó Impulso y Haruki. Pronto percibimos que su cuarteto es de verdad. Viajan en el mismo coche en sentido literal y figurado. Y lo digo porque las formaciones de jazz vuelan a veces en aviones separados. Nada de eso hay en Brínguez, Litwin, Sureda y Vera, viejos amigos entre sí y de Ondas de Jazz. Se miran, dialogan, convergen? Como las mariposas. Hay tiempo para cada instrumento, solo y arreglo.

Un equilibrio sin protagonismos, con espacio para que cada intérprete sea, además de artista, persona.

Lo afirmó un caballero del saxo como Ariel Brínguez tras interpretar Blues for Jacob y Agosto. O hay comunión entre persona y música, o la egolatría suplanta a la verdad. Y lo contaba al hilo de esa hermosa historia de amor que tuvo la generosidad de compartir con nosotros. Sí, Ángela Cervantes canta como vive, a pesar de que el martes no oyéramos su voz, que se escucha limpia como el agua en Cançao de Satina de Haruki.

Toda crónica musical que se precie subraya momentos estelares de la velada. Así que para Blues for Jacob anoté cosas como silencios y partes bien definidas, del canon a la vanguardia pasando por La Pantera Rosa, un pianista que mira al saxo o intensidades contrapuestas y equilibradas. Y mientras sonaba Agosto escribí: lirismo, menos es más, balada densa con unísonos que se abre en la noche de verano como una flor fragante.

Otro gran momento llegaría en la tercera parte. Confesaba Vera que volver al contrabajo supuso para él un reto tras años eléctricos. El bajista de las giras, el músico a sueldo, decidió remontar el río, volver a sus fuentes. Haruki es el resultado. Sin embargo, escucharlo en Nova fue una delicia. Pulsando muchos compases sólo con el pulgar, Vera nos devolvió hasta Butterfly para esbozar esas asimetrías que, como grafitis de sonido, zigzaguearon la ubérrima década de los setenta: groove, funky y secretos sonidos extraídos del alquímico teclado de Sureda. Fue el momento de tocar, acto seguido, Pools de Steps Ahead -lo que da idea de su paleta de colores- y Butterfly, de Hancock.

La tarde nos deparaba una sorpresa. Sentado en primera fila se encontraba Joxe Felix Azkarate Xarra, del sello Errabal. Cabezas improvisó una entrevista a pie de patio que dejó perlas como ésta: “No se venden discos, salvo en directo”. Poco después, Vera añadió: “Demasiado es que estemos los cuatro juntos todo el rato”. Es la realidad que nos toca vivir, dirán algunos entre la sordina y la resignación. Es la realidad que todos nos hemos autoimpuesto, afirmamos otros. Vera, con su eterno humor de incorregible buen muchacho, nos lo advirtió: “Los jóvenes no entienden cuando dices vinilo o créditos”. Lo comprobaremos dentro de un mes en la segunda audición: Charles Cooper Chop & Triology.