Vitoria ? Entró como cantante de Pléyade, el primer grupo de chicas formado en Gasteiz, y acabó tocando la batería, instrumento que le llevó después a formar parte de Reverendo Parker y La Xeta Pasote. Hoy, tras unos años de paréntesis, ha vuelto a coger las baquetas en Más Martxa, banda con la que tocará el sábado en el Abisinia, en el marco del Raúl Aransáez Rock Festival, a las 14.00 horas, una cita que servirá como aperitivo de lo que luego sucederá en la sala Jimmy Jazz con la presencia de Dinky Dau, The Volcanics y Girlschool, actuaciones que también servirán para acompañar el homenaje que el certamen quiere hacer este año a la trayectoria de Marta Aldama.

¿Qué se le pasó por la cabeza cuando le dijeron lo del homenaje?

?Me llamó Ray y me dijo que habían pensado que este año me querían dar la txapela a mí. Y me preguntó: ¿Quieres? Pero, ¿cómo que si quiero?, ¡por supuesto! Me hace muchísima ilusión, sobre todo porque es un aprecio de los colegas.

Que el reconocimiento se realice en el marco del festival que lleva el nombre de Raúl...

?Eso lo hace todavía más especial. En los últimos años, antes de su fallecimiento, tampoco teníamos la relación tan seguida cuando, por ejemplo, tocábamos juntos, aunque también fuimos compañeros en la hostelería. De hecho, estuvimos a punto de ser socios. Pero cuando dejé la música y de salir, el contacto era más puntual. De todas formas, Raúl era un tío con el que siempre daba gusto encontrarte, siempre. Con él había aprecio de verdad, del que está en las tripas.

De todas formas, en los homenajes la persona distinguida suele ser agasajada y mimada, pero a usted le van a hacer currar, tocando con su nuevo grupo.

?¡Pero estoy encantada con eso!. Para mí va a ser una paliza de día porque tienes que ir al local, cargar los cacharros, vete, monta, toca, desmonta, vete a comer y luego a la sala pero no me va a importar. En su día dejé de tocar porque a veces tengo déficit de energía. A veces la musculatura no me acompaña. He vuelto porque me moría de ganas y ha surgido la posibilidad. Si alguien nos hubiera dicho que pasados los 50 íbamos a estar en una banda de rock hubiéramos pensado que nos estaban tomando el pelo.

Será el sábado un día muy especial que quiere degustar poco a poco o desea que pase rápido porque estas cosas le dan apuro.

?¡Ningún apuro! Es que me va la marcha. Cuando me vengo arriba todavía vibro y puedo hacer vibrar al personal. Lo del homenaje me está suponiendo un curro previo del copón porque estoy muy solicitada (risas). Y para volver a tocar también me estoy metiendo una buena paliza porque llevada como 12 o 13 años sin hacerlo. Estoy saboreando todo porque no está siendo solo el día del festival porque me están sucediendo muchas cosas desde que me comentaron lo del homenaje que me están gustando. Reconozco que soy un poco vanidosa y exhibicionista. No me gusta posar para la foto pero sí quiero estar en ella. Además, una de las mejores cosas de todo esto es que cuando la gente se ha ido enterando del reconocimiento veo que se está alegrando y le está haciendo ilusión. Me siento apreciada y eso me ha dado mucho subidón.

Cuando nació Pléyade, la presencia de la mujer en el rock pasaba para la mayoría desapercibida. Tampoco es que ahora esté la cosa como para tirar cohetes.

?Pero eso pasa en el mundo del rock y en todos los demás. Por un lado, estamos pocas, hablemos de la música, de la ciencia o de lo que quieras. Venimos arrastrando cosas que no son ni de este siglo ni del pasado. Por otro, cuando estamos, tampoco se nos ve, no se nos programa, no se nos... Las políticas de paridad siguen siendo necesarias. La discriminación positiva me toca las tetas, me jode que tenga que ser así. Pero ahora es necesario que haya cuotas y una discriminación positiva. Si no movemos ficha, aunque sea obligando, la mujer va a seguir invisibilizada esté donde esté. El problema es: ¿Todavía tenemos que estar así? Para que luego tengas que escuchar si es necesario el feminismo, que si hay que seguir diciendo determinadas cosas... Pues sí, hay que insistir porque todavía no ha calado.

Con las que parece que también hay que hacer un trabajo es con las nuevas generaciones de espectadores. ¿Cómo se las atrae al rock, a los conciertos?

?¿Cómo atraemos a los jóvenes al rock? Prohibiéndolo (risas). La manera de vivir está cambiando. Estamos muy enfermos de consumo. Se han encargado muy bien de eso. Tenemos que consumir cuanto más, mejor. Ahora mismo no renunciamos a viajar, a vestir, a la electrónica, a... Pero eso tiene un precio. Todo es low cost. Y la calidad es igual. Interesa que compres, rompas y tires. En ese contexto, pasa lo que pasa con la música.

Por cierto, esto no le ha dado dinero pero sí...

?La música es un veneno. Tiene algo que acaba en ina seguro. Me da igual que la toques o la escuches, la música es la hostia. Te pega en el corazón y ya está. Disfruto tocando. Lo tuve que dejar pero llevaba tiempo loca por volver a montar la batería. Ha estado años en el camarote de mi madre y de vez cuando iba subiendo para ver si estaba todo en orden (risas). La música, además, sirve para todas las emociones y siempre es una buena compañera. No intenta cambiarte (risas). l