valladolid - El cineasta andaluz Benito Zambrano estrenó ayer en la 64 edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) Intemperie, “un western andaluz” basado en la novela homónima escrita por Jesús Carrasco, texto que llegó a sus manos a través de los hermanos Daniel y Pablo Remón, quienes le hicieron sentir que podía hacer suyo ese universo.

Es 1946, y un niño (Jaime López) huye de los abusos de un capataz (Luis Callejo) de su pueblo y se extiende ante él una árida llanura llena de desconfianza hacia los adultos. Comienza así una historia dedicada a aquellos que enseñan a perdonar, como es el caso del pastor (Luis Tosar), una suerte de padre adoptivo que le ofrece protección frente a quienes le persiguen. De este modo, ambos encuentran en el otro un consuelo frente a las oscuras sombras de la humanidad. “Es una historia de bien y mal con lo peor y lo mas hermoso del ser humano. Es básico y viejo, un demonio y un ángel de la guarda creíble gracias a Tosar”, aseveró el director. Además, según dijo, aunque “complicada por su dura atmósfera”, la novela parecía estar escrita para él porque es el tipo de historia que le gusta contar y desde la primera adaptación de los Remón sintió que “conectaba de una forma personal”. Una conexión que también parece haber sentido el público de la Seminci, ya que le ha dedicado una larga ovación en la primera jornada de festival. “Dentro de cada novela hay una película, pero hay que saber encontrarla”, advirtió Zambrano, que acudió a la cita con parte del elenco, entre ellos Luis Tosar, que bromeó al afirmar que, como el personaje que interpreta era “bueno”, llamaron a un gallego para hacerlo.

Aunque Tosar confesó haber leído el libro a posteriori, algo que, sin embargo, le permitió aportar matices a su personaje. La sombra de la novela fue alargada durante el rodaje, al igual que la del escritor vallisoletano Miguel Delibes, que influyó tanto en el universo de Jesús Carrasco como en el de Benito Zambrano. “La literatura del ámbito rural es importante por las tensiones que existen y a Carrasco, en su momento, le catalogaron de Delibes con pulso nuevo”, explicó el director, quien aceptó las comparaciones del filme inaugural de Seminci con Los santos inocentes. Junto a esa literatura castellana, juegan también un papel importante la influencia del western, al que inevitablemente remiten los páramos secos, duros y áridos que rodean a los personajes, así como la memoria histórica.

“demonio zagal” Y es que la película, a juicio de Tosar, “refleja un momento muy especial de la historia y desde un lugar que aporta una visión nueva: de luchar contra el odio, el resentimiento y de mantener la esperanza en que la condición humana merezca ese nombre”.

Son los valores que encarna su personaje, el del pastor, que ha desligado su vida de la violencia pero que decide retormarla cuando encuentra razones en un niño que se cruza en su camino. “De repente, aparecen la esperanza y un camino de luz crepuscular en la vida del pastor”, explicó el actor. El “demonio zagal” que se cruza en la vida del pastor está interpretado por Jaime López, con quien acaba entablando una relación paterno-filial que permite a ambos curar sus heridas. Sobre la relación entre ambos, Zambrano aseguró que “no había que forzar nada porque tenía que fluir desde la frialdad que pedía la propia historia y había que mantener incluso la propia desconfianza entre los personajes”. - E.P.