bilbao - No es la primera vez que Thomas Struth (Geldern, Alemania; 1954) visita Bilbao. “Llegué aquí en 1984, de camino a Lisboa. Era una ciudad totalmente diferente, nada que ver con la de ahora”, explica el fotógrafo alemán, al que el Museo Guggenheim Bilbao dedica una retrospectiva con más de 400 fotografías en las que muestra su evolución creativa a lo largo de cuatro décadas de trayectoria profesional. La exposición es la más amplia dedicada al artista y está organizada por la Haus der Kunst, de Múnich, en colaboración con el museo bilbaino, y está comisariada por el especialista alemán Thomas Weski y Lucía Agirre, conservadora del Guggenheim. Thomas Struth fue pintor antes que fotógrafo. Estudió siete años en la Kunstakademie de Düsseldorf bajo la dirección de Gerhard Richter, quien hace tan solo unas semanas ocupó con sus marinas una de las salas del museo bilbaino. “Pero un día me di cuenta de que ese ciclo se había cerrado y decidí decantarme por la fotografía”, confiesa Struth.
De todos los conceptos fotográficos, seguramente no existe ninguno más famoso que el célebre “instante decisivo” acuñado por el fotógrafo francés Henri Cartier-Bresson: la fotografía tomada “al vuelo”, la famosa “instantánea”. Cuando se le pregunta a Struth si ese famoso instante es el que marca la diferencia, lo niega categóricamente. “No estoy de acuerdo. ¿Cuál es para mí la mejor fotografía? No es el instante de apretar el clic, sino las razones por las que alguien hace las fotos. Para mí es muy importante todo lo que pienso antes, lo que quiero trasladar en la fotografía, más que sacar las fotos”.
Struth se puede pasar días o semanas buscando la foto perfecta, los temas de su obra se asemejan a un análisis sociopolítico donde se refleja la realidad actual. “La exposición supone un viaje muy completo de la trayectoria creativa de uno de los fotógrafos europeos más importantes de nuestro tiempo. En ella, se recogen las preocupaciones sociales de este fotógrafo alemán, en materias como las relaciones familiares, los efectos urbanísticos de la globalización, el cuidado de la naturaleza y las consecuencias de las nuevas tecnologías, con una capacidad de crear imágenes muy poderosas, de una gran elegancia formal, que permiten además una relación de complicidad con el espectador”, explicó el director del Guggenheim, Juan Ignacio Vidarte, en la presentación de la muestra.
Una muestra que, como advirtió la comisaria Lucía Agirre, “hay que verla con mucho detalle y que nos permite además entrar en su archivo, ver todos esos materiales que nos van contando todo su proceso de trabajo y sus inquietudes como persona y como fotógrafo”. Agirre destacó que las obras, incluso las de finales de los años 70 del pasado siglo, son tremendamente actuales. “Struth es además como los grandes maestros, que siguen los diferentes géneros clásicos de la pintura en la historia del arte. En esta exposición vemos el retrato, el paisaje..., pero actualizados desde una manera contemporánea y desde nuestra propia sociedad. Y él se desliza en ella de una manera muy compleja y, al mismo tiempo, muy cercana al espectador”, apunta Agirre.
recorrido El recorrido se inicia con sus primeros trabajos fotográficos, a finales de los 70 y centrados en edificios y espacios urbanos de Londres o Nueva York, durante una estancia de nueve meses en la gran urbe norteamericana, Tokio y varias ciudades alemanas. Al tratarse de conjuntos fotográficos más que de series cerradas de obras, explicó el autor, pudo volver sobre este asunto a lo largo de los 80, los 90 y la primera década del siglo XXI, en ciudades como Shanghái, Lima, San Petersburgo o Ulsan.
La muestra recoge otro conjunto de fotografías realizadas en salas de distintos museos como El Prado, en Madrid; el Louvre, en París; el Hermitage, en San Petersburgo; la Galería de la Academia, en Florencia, y el de Tokio, entre otros. En estos trabajos, busca recoger la psicología de los visitantes a través de las expresiones de sus rostros al enfrentarse a las obras maestras que acogen esas pinacotecas. “¿Si me gustaría sacar fotos en el Guggenheim? No. Las fotografías de museos son algo que hice hace veinte años y no me interesa repetir este tema indefinidamente. Ver arte es algo que ha cambiado en las últimas décadas. Antes los museos eran más contemplativos, ahora se han masificado”, considera Struth.
Las imágenes conviven con otras apabullantes tomadas en sus Paraísos, frondosas selvas de Perú, Japón, Australia.. a los que Struth se escapó huyendo de las etiquetas. “He militado muchos años en el Partido Verde, pero en este caso lo que me llevó a a estas naturalezas no fue eso. Las puedes mirar sin poner etiquetas, totalmente libre, sin juzgar, transmiten paz”, concluyó el artista.