Madrid - “Somos poco insurrectos, nos sometemos y aceptamos ciertas cosas que nos suceden como si fueran desastres naturales”, aseguró ayer el escritor José Ovejero, que considera que “debe haber un espacio para la insurrección”.

Precisamente, Insurrección es el título de su último libro, una novela editada por Galaxia Gutenberg en la que Ovejero (Madrid, 1958) aborda el movimiento okupa, la precariedad laboral, el desalojo de los vecinos de los barrios por las franquicias, los apartamentos turísticos o las relaciones familiares.

A través de Ana, una chica de 17 años a la que no le gusta el mundo que la rodea, que abandona su hogar familiar y entra en una casa okupada, Ovejero retrata en su novela la resistencia de una comunidad.

el sistema y los débiles Desde su casa okupada en el barrio de Lavapiés, en un Madrid de ahora mismo que podría ser cualquier otra gran ciudad, deciden plantar cara a las exigencias de una sociedad que va eliminando a los más débiles. “El movimiento okupa tiene que ver con la búsqueda de una alternativa a las formas de vida y a las relaciones laborales cada vez más precarias”, indicó.

Y aunque no quiere “santificar ni idealizar” la “okupación”, considera que se trata de uno de los fenómenos más interesantes que existen en las ciudades como forma de insurrección, entre las que también incluye los movimientos feministas. En su opinión, hay dos motivos por los que la gente no se rebela: el miedo a perder lo poco que se tiene, y que el “enemigo” es difuso: “no sabes contra quién hay que rebelarse”.- Efe