londres - La autora canadiense Margaret Atwood explora en Los Testamentos, esperada secuela de El Cuento de la criada (1985), “cómo se derrumban” los regímenes opresivos, como el ficticio de Gilead, donde las mujeres son sometidas y esclavizadas. Rodeada de gran expectación, Atwood (Ottawa, 1939) presentó ayer su nueva novela en un acto en la Biblioteca Británica de Londres, el mismo día que se publica en inglés y antes de su aparición en español mañana, 12 de septiembre.
Los Testamentos está ambientada quince años después de los hechos que incumben a Defred (Offred, en inglés), protagonista y narradora de la primera entrega, e intercala los puntos de vista de otras tres mujeres de la época. Estas son la cruel tía Lydia del primer libro, que ofrece su perspectiva como parte del régimen; la hija de una notable familia de la clase dominante, que lo “cuenta desde dentro” y una joven del país vecino, Canadá, que lo analiza “desde fuera”, precisó.
En su primera presentación pública, la escritora reveló que se decidió a escribir esta historia, más de tres décadas después de la primera, porque se percató de que, en lugar de alejarse del universo de Gilead, el mundo “avanzaba hacia allí”. Sin embargo, no quería que esta segunda entrega fuera “una repetición” de lo ya narrado, ni tampoco una novelización de la exitosa serie de Hulu TV, con la que, sin embargo, comparte algún rasgo, admitió. En Los Testamentos, que empezó a concebir en 2015 e impulsó después de las elecciones estadounidenses de 2016, que ganó Donald Trump, explora “el principio del fin” de Gilead, el régimen puritano totalitario que en el primer libro rige Estados Unidos.
En ese macabro lugar, sometido a una vigilancia feroz, las mujeres son subyugadas y separadas en distintas categorías, entre ellas las de criadas, como las Martas (Marthas, en inglés), o siervas sexuales. En la secuela publicada ayer, la escritora quiso examinar “qué hace que caigan” ese tipo de regímenes opresores, que “tienden a no durar mucho”, y “cómo debe ser para las segundas generaciones, las que no han experimentado otra cosa pero que no participaron en el baño de sangre” inicial, afirmó.
Atwood manifestó que “espera y desea” que su nueva novela, junto con la precuela, “sea una distopia”, como suele describirse en términos literarios, y jamás una realidad. En la cubierta de Los Testamentos se muestra una mujer con un hábito verde, frente al rojo que llevaba Defred en su condición de esclava fértil, lo que indica que “se introducen nuevos personajes”, adelantó. - Efe