Los ángeles - Tanto delante como detrás de las cámaras, Seth Rogen se ha convertido en una figura clave de la comedia actual en Hollywood y, al presentar ahora Good Boys, reflexionó en una entrevista con Efe sobre los límites del humor y la diferencia entre sentirse “ofendido” o “insultado” por un chiste. “Nosotros no somos personas que crean que la cultura de lo políticamente correcto esté dañando la comedia, las películas o el arte en cualquier medio o forma”, apuntó este multifacético artista que ha sido actor, productor, director y guionista. “Pero creo que muchos comediantes tienen miedo de eso porque se ríen de ciertos grupos de personas que ahora tienen una voz que antes no tenían. Y se están dando cuenta de que no les gusta cuando se ríen de ellos. Nosotros no tenemos un problema con eso, honestamente. Intentamos ser respetuosos (...). No queremos que la gente se sienta herida cuando ve nuestras películas”, añadió.
No obstante, Rogen matizó que no todas las quejas contra la comedia son igual de válidas. “Creo que hay una diferencia entre la gente que se siente ofendida y la gente que se siente insultada. La gente que están en plan ‘no deberían hacer una película sobre niños diciendo tacos (en referencia a Good Boys), eso es ofensivo... No me importa una mierda esa gente”, afirmó. “Pero la gente que es como soy de un grupo marginado y este chiste me ha hecho sentirme aún más marginado, eso sí me importa. Son dos cosas muy diferentes. Con una es muy fácil ser respetuoso y con la otra es muy fácil ser irrespetuoso”, dijo entre risas.
Rogen se alió con Evan Goldberg, su inseparable socio, para producir Good Boys, gamberra comedia de calificación R (por la cual los menores de 17 años deben ir con un adulto al cine) y que se estrena hoy en EEUU bajo la dirección del debutante Gene Stupnitsky.
En Good Boys, tres niños (Jacob Tremblay, Keith L. Williams y Brady Noon), que apenas empiezan a vislumbrar la adolescencia, se ven envueltos en una aventura de la que tendrán que salir juntos y como amigos tras destrozar el dron del padre de uno de ellos. Insultos, palabras malsonantes y chistes brutales sobre sexo y drogas salen de las bocas de estos pequeños en una comedia de apariencia salvaje en el exterior pero muy emotiva en cuanto a su representación de la preadolescencia y la inocencia e ignorancia ante el mundo que caracterizan esos años. - Efe