Vitoria - El payaso como punto de partida y centro de atención. El escenario del Arrazpi recibe hoy a partir de las 22.30 horas a Rhum & Cía, que acude a Araia para presentar su tercer montaje, Rhumans de la mano de Jordi Martínez, Joan Arqué, Roger Julià, Pep Pascual, Piero Steiner y Mauro Paganini.

En 2016 ya estuvieron en Álava, en el Principal vitoriano con su primer montaje ‘Rhum’. Ahora regresan con ‘Rhumans’ para actuar en Araia, un espectáculo en el que se podrá disfrutar de...

-Si se me permite decir así es quizá un espectáculo más maduro. Nace fruto de una reflexión sobre el momento de la compañía y acerca de qué queríamos contar desde nuestra profesión. Es decir, ¿qué significa ser payaso? Hemos ido investigando opiniones generales y particulares de lo que hoy en día, en pleno siglo XXI, puede ser un payaso para la gente, qué representa y significa. Se trata de ver las posibilidades que tiene este lenguaje, cómo se ramifica de muchas maneras, y salir de los tópicos. Hemos salido a preguntar a la gente de la calle y a partir de las respuestas, que han sido muy diversas, hemos generado reflexiones pero también números, gags. Se ha convertido en una especie de metalenguaje. Hablamos de payasos mientras hacemos de payasos. Nos ha quedado un espectáculo más maduro, más reflexivo, más político y más contemporáneo en cuanto al lenguaje.

Puede dar para mucho ese debate sobre si tiene cabida la figura del payaso en esta sociedad de 2019.

-Totalmente. Y más que si tiene cabida, que nosotros no lo dudamos, qué idea tiene la gente del payaso. Creo que, en general, se tiene una idea muy limitada sobre el lenguaje que puede tener un payaso. Se circunscribe a un conocimiento marcado por las programaciones que se hacen, por las tradiciones de las que todos venimos y por la falta de conocimiento de cómo se ha ampliado el lenguaje del payaso.

Pero si me permite hacer un poco de abogado del diablo, también hay profesionales que, por ejemplo, para salir en los medios piden que se les identifique como clown y no como payaso.

-Bueno... Aquí hay dos cosas. Una es cierto acomplejamiento. Y la otra es que el clown, en esencia, se limita al payaso blanco. Sí que se dan algunas veces esas situaciones, pero creo que también en ocasiones responden a estrategias de marketing para llamar al público. Pero los espectáculos hablan por sí mismos. Y pueden contar más cosas más allá de la risa y de la ternura. Pueden ser ácidos, críticos... Lo que te define no es una palabra, es el espectáculo que haces.

Espectáculos en los que hay que hacer de todo. ¿No es un poco esquizofrénico?

-Pero es que esquizofrénico es el oficio (risas). Partimos de la base de que buscamos gustar a los otros no siendo muchas veces nosotros. Desde siempre en el mundo del circo, la polivalencia y el dominar diferentes lenguajes ha dado más posibilidades de éxito. Pero hoy en día, en lo que serían los cánones del teatro más contemporáneo, eso se contempla como algo muy normal. El lenguaje del texto, del cuerpo, de la música... son hoy partes de algo más global, de la partitura general.

La compañía nació para hacer un único espectáculo en homenaje a Joan Montanyés ‘Monti’, pero ‘Rhumas’ es ya el tercero, lo cual habla de la buena respuesta del público pero también de continuidad del proyecto. ¿Habrá más producciones?

-Sí, sí. Honestamente no había al principio ninguna idea de seguir. El primer espectáculo era un homenaje a un buen amigo y maestro, y a partir de ahí, la aceptación que tuvo, y el hecho de llevarnos bien entre nosotros, nos invitó a hacer un segundo. A partir de ahí vino este tercero, con una voluntad más de compañía, de ver como grupo qué queremos contar. Desde esa base, la idea es dar continuidad a todo en el futuro.

¿Es ‘Rhumans’ un espectáculo para todo el público o más enfocado a los espectadores adultos?

-Bueno, nosotros nos solemos dirigir a espectadores adultos pero Rhumans es especialmente para ese público porque las capas por las que hemos ido para hacer la reflexión que te comentaba van a hacer que un niño se pierda cosas, más allá de que se den las risas y los gags. Es algo además que tenemos comprobado. Venimos de La Abadía en Madrid y el montaje ha funcionado muy bien con la gente y allí hemos dicho lo mismo. Todavía va muy asociada esa idea de payaso y niños, pero no es el caso y no nos cansamos de repetirlo, más que nada porque no se lo van a pasar bien. Pero para adultos es muy aconsejable (risas).

Por cierto, esto de trabajar en pleno agosto cuando el resto está de vacaciones...

-Tú porque vives allí, pero, y te lo digo honestamente, para nosotros ir al País Vasco a mitad de agosto a hacer un festival, estando un par de días degustando paisaje, gente y gastronomía, no lo vemos como un esfuerzo. Lo veo como una oportunidad. Ojalá fuéramos más. Además, cuando eliges esta profesión también escoges un estilo de vida. Esto es vocacional porque si te metes en este trabajo para hacerte rico, lo llevas claro.