Vitoria - Una película colectiva con Gasteiz como hilo conductor construida gracias al trabajo y el talento de realizadores jóvenes y emergentes del territorio. En muy pocas palabras, que no consiguen abarcar todo lo que supone el proyecto, se está construyendo Begirada (La mirada), un largometraje que se estrenará en 2020 y que en estos momentos está viendo cómo toman forma y fondo varias de las partes que construirán el conjunto final, aunque está previsto que hasta noviembre se vayan dando más pasos en este sentido.

La idea de Iris Audiovisual, que sustentan Izaskun Camarero y David Álvarez, empezó a gestarse hace un par de años, siguiendo el ejemplo cercano de propuestas como Kalebegiak -realizada en Gipuzkoa- para poder rodar y producir la primera película colectiva sobre Vitoria, un largometraje compuesto por diez piezas creadas de manera específica por jóvenes cineastas de Álava. Con el apoyo de Gauekoak y la Fundación Vital y después de este tiempo de preparación y definición previa, es ahora cuando las diferentes partes del puzle están empezando a llevarse a cabo, como sucedió el pasado fin de semana con el rodaje de Gigantes.

El pasado viernes 9, coincidiendo con el final de La Blanca, dio comienzo la grabación de este cortometraje, que cuenta la historia de Erlantz, un joven con inquietudes artísticas que vive dentro de una familia muy tradicional. Un día durante las fiestas y tras una fuerte discusión familiar, decide irse de casa, reencontrándose por el camino con un viejo amigo. Durante tres jornadas, el rodaje se produjo tanto entre los recorridos de los gigantes y cabezudos por la capital alavesa como en el paseillo de blusas y neskas, así como en el Palacio de Villa Sofía y en los jardines del Museo de Bellas Artes de Álava.

Bajo la dirección de Álvarez, también responsable del guión, trabajó un elenco compuesto por Markel Carbajo y Adrián Santos en los papeles protagonistas, contando además con la presencia de Ana Suso, Alberto Peña y el bailarín Xabier Nogales, cuya escena abre la pieza. Según el realizador, “con Gigantes queremos mostrar que algo que caracteriza a nuestra generación es lo mucho que se infravalora lo que hace, sobre todo en el mundo del arte. Por ello, queremos reivindicar que en realidad como grandes, somos gigantes. También nos habíamos dado cuenta de que las fiestas estaban muy enfocadas a la figura masculina, al blusa, algo que ha cambiado en los últimos años. Hemos querido mostrar las tradiciones de nuestra ciudad y jugar con ellas pasando por el vestuario de Erlantz, hasta la coreografía que realiza el bailarín basándose en las danzas vascas”.

Las piezas del puzle Ésta será una de las diez partes del largometraje que se encontrará con el público el próximo año. “Se van a tratar diferentes temáticas y también con distintos géneros, como el documental y la ficción. Todo ello para hacer una película que sabemos que va a ser de calidad, que va a estar muy bien”, apunta Álvarez.

Hasta noviembre, los cineastas van a estar realizando sus piezas, decidiendo cada uno lugares y características, más allá de la coordinación lógica que supone el proyecto en común. Así por ejemplo, el corto correspondiente a la Escuela de Artes y Oficios ya se encuentra terminado, mientras que Sara Mauleón está en pleno proceso de casting y búsqueda de localizaciones de cara al rodaje que realizará en septiembre. También ha comenzado a grabar Julen De La Serna y el alumnado de CIFP Mendizabala LHII.

Yago Mateo, Jorge Moneo Quintana, Maitane Carballo, Ainhoa Ordóñez y Marino Pardo -que se va a encargar la pieza que servirá de introducción y que se fragmentará en varias partes para ir enlazando cada corto- serán también protagonistas tras la cámara de hacer posible este sueño. “Ahora estamos en un momento especial porque cuando estás rodando ves que todo lo que tenías proyectado va convirtiéndose en realidad”, un impulso expresado por Álvarez, que, aunque consciente de que Begirada (La mirada) superará todas las expectativas propias y ajenas, admite que “hubiéramos agradecido más apoyo en lo que respecta a la financiación”.

Más allá de esta cuestión, y sin olvidar que también se ha recibido colaboración por parte de la Vitoria-Gasteiz Film Office, lo cierto es que el filme quiere ser también un ejemplo del trabajo y el talento joven que existe en un territorio como el alavés, donde de un tiempo a esta parte se están multiplicando los rodajes de largometrajes. A la espera de que se completen las grabaciones restantes y se lleven a cabo las labores de postproducción, lo cierto es que la cuenta atrás para poder disfrutar en la pantalla de esta aventura coral -que no sólo implica a los realizadores sino también a no pocos intérpretes y técnicos en distintas áreas- ya es imparable. Todo ello con la capital alavesa como gran escenario.