Jerusalén - Franz Kafka quiso que los manuscritos que dejó al morir fueran destruidos. Su deseo no se cumplió. Casi un siglo después, cientos de documentos ocultos durante décadas en las cajas fuertes de un banco de Suiza que marcan su vida y obra literaria salieron a la luz en Jerusalén.

Tras un litigio de doce años por su propiedad, la Biblioteca Nacional de Israel expuso ayer cientos de cartas, diarios, cuadernos, bocetos y escritos a mano del autor que llegaron en julio desde Zúrich y que estaban guardados en sesenta carpetas del archivo personal de su amigo íntimo Max Brod, a quien legó sus papeles para que los quemara. Este, sin embargo, no los destruyó, viajó con ellos a Palestina en 1939, editó parte y contribuyó a su publicación, por lo que alrededor del 99% de los archivos expuestos ya fueron publicados, señala Stefan Litt, encargado del archivo.

en hebreo Según Litt, lo más interesante de que ahora vean la luz es tener delante “los escritos originales de Kafka, observar su escritura a mano” o “como repartía el texto entre sus páginas”. “Lo más novedoso” es un cuaderno “con textos lógicos en hebreo, algo que nos sorprendió al ver que Kafka podía escribir textos cortos e incluso cartas que enviaba a su profesor de hebreo”, un elemento “que hasta ahora ha sido bastante desatendido” en las investigaciones sobre el escritor. Otros de los hallazgos son dibujos del escritor. “Algunos fueron publicados, pero también hay otro cuaderno con garabatos y esbozos de figuras humanas y situaciones diferentes, algunas de ellas humorísticas”, todos recopilados en una libreta hasta ahora “totalmente desconocida”, remarca el experto. - Efe