Vitoria - A finales de enero de 1945, el transatlántico Wilhelm Gustloff tenía previsto salir de Danzing (o Gdansk) para, dentro de la conocida Operación Hannibal, seguir trasladando militares y civiles alemanes que escapaban del avance ruso en el final de la Segunda Guerra Mundial. Pero un submarino soviético decidió que aquel viaje no durase casi nada y el 30 de enero hundió aquel barco con más de 9.000 personas a bordo. El gobierno nazi no quiso informar sobre la catástrofe ya que Hitler? entendía que aquello podía minar todavía más la moral del país. El ejecutivo ruso tampoco quiso que la noticia tuviese recorrido puesto que Stalin entendió que el ataque podía perjudicar su imagen frente al mundo cuando la gran contienda tocaba a su final. Así que la muerte de miles de niños y adultos se quedó flotando en la historia sin que a día de hoy lo sucedido sea casi conocido.

Muchos años después, en 1967, la línea del Vasco-Navarro, el conocido como trenico, cesó en su actividad. De hecho, el 31 de diciembre se detuvo un medio de transporte muy querido y especial cuya memoria se sigue poniendo en valor, al tiempo que se recupera parte de su camino para viandantes y ciclistas. ¿Y qué tienen en común una cosa con la otra? La respuesta es sencilla, La ficha 145 de Núremberg, la tercera novela de Kepa Menéndez, aunque el escritor prefiere dejar los detalles de esa conexión entre una historia y la otra, entre lo que fue real y lo que él ha imaginado, para que cada lector los descubra.

Tal vez la única pista que se puede reseñar es que, como pasó con Operación U-92 y Estado límite, este nuevo libro es un thriller y como tal su trama parte y discurre entre asesinatos, investigaciones y misterios. “Evidentemente, quiero que los lectores se queden satisfechos, que encuentren un libro entretenido que les atrapa. Pero también me gustaría que la gente investigase un poco más sobre lo que sucedió con el Wilhelm Gustloff porque he intentando darles voz a todas esas personas que sufrieron una doble humillación, la de ser víctimas y la de ser silenciados”, apunta Menéndez, que ha podido contactar con algunos supervivientes.

En ese juego entre lo que sucedió y lo ficcionado, el autor apunta que “he querido que el libro sea tan real que, de hecho, hay más personajes que existieron de verdad que ficticios”, personas como Eva Braun o lugares como Berghof (la residencia de descanso de Hitler), sin perder de vista, por ejemplo, la antigua fábrica de asfaltos ubicada en Atauri, a cuyo interior el autor accedió después de leer un reportaje en este periódico.

De estos y otros detalles, el creador hablará con los lectores a partir de septiembre, cuando se producirán las presentaciones de la novela, que arrancarán en Maeztu, por el peso que tiene dentro de la trama, para después pasar por Zúñiga, Acedo y Vitoria. “La verdad es que La ficha 145 de Núremberg, después de los dos libros anteriores, supone mucha responsabilidad, para empezar por lo que te exiges a ti mismo”, describe Menéndez, que ya tiene en mente el que puede que sea su próximo título. Todo llegará.