Vitoria - Es una cita obligada para cualquier persona con un mínimo interés por la palabra escrita. Perderse en uno solo de los puestos puede llevar su tiempo y no siempre es fácil decidir qué no llevarse a casa. Más allá de que siempre cae alguna que otra interesante conversación con quienes están al otro del mostrador, libreros y libreras que en casi todos los casos son habituales del evento. La Feria del Libro Antiguo y Viejo de la capital alavesa se pone en marcha mañana desde la plaza de Correos, donde la decena de librerías invitadas van a permanecer hasta el próximo 14 de julio (de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 21.00 horas).
En concreto, las vitorianas El Cafetal y Sekhmet volverán a hacer el papel de anfitrionas de Asilo del Libro, Torres de Valencia, Prim (Valencia), Prólogo (Huesca), García Prieto (Madrid), Maxtor (Valladolid) y La Ela (Barcelona), quienes sustentarán la veterana propuesta organizada por la Asociación de Libreros de Viejo de Euskadi Libris, que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Vitoria -que aporta 6.000 euros- y la Fundación Vital -4.000 euros-, así como la colaboración de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.
Son ya 25 las ediciones bajo este formato -antes se llevaba a cabo incluyendo los libros de saldo-, un largo y consolidado camino, un cuarto de siglo en el que la feria, como apunta su máximo responsable, el escritor, actor y librero Txema Sandoval, ha sido testigo del cambio de hábitos sociales con respecto a la lectura. “Hace años, cada stand tenía dos o tres filas de compradores. Ahora eso ya no existe”, a lo que se suma una falta de capacidad económica que también tiene un peso importante a la hora de las compras. “Además, nos encontramos con que cada vez hay menos libreros especializados en estos campos porque van llegando las jubilaciones de los veteranos” y no hay recambio generacional.
Con todo, a pesar de algunas circunstancias no favorables como éstas, tanto el trabajo diario en sus establecimientos como la participación en ferias de relevancia como la de Gasteiz -que es referencial dentro del País Vasco- son una demostración, por un lado, de que sigue habiendo fieles e interesados en lo que las librerías tienen que ofrecer y, por otro, de la tenacidad que casi siempre acompaña a quienes dedican a la cultura su vida y su profesión. En el caso de la capital alavesa, a lo largo de la decena de puestos se podrá encontrar una amplia variedad de temas, autores, estilos y títulos. También en lo que respecta a los precios, puesto que habrá quien traiga también facsímil, reproducciones que, como es lógico, cuestan bastante menos que los originales.
Todo ello para atraer tanto a los propios alaveses como a los lectores y compradores de otros territorios cercanos. De hecho, el año pasado, según los datos de la organización, un 17% de las personas asistentes a la feria acudieron de provincias limítrofes. Los más numerosos fueron los navarros, seguidos por guipuzcoanos, vizcaínos, burgaleses y riojanos. “Son, además, de los que vienen con la clara intención de comprar”, reseña Sandoval.