Madrid - CaixaForum Madrid ha reunido un total de 335 piezas en la exposición Olga Picasso, que estará hasta el próximo 22 de septiembre, con el objetivo de acabar con “la visión parcial y a menudo negativa” de la primera esposa del pintor, quien además vivió un “doble drama” durante el tiempo que estuvo con él.
“Esa visión parcial y negativa se revisa y se cuestiona hoy en día, en especial gracias a todas las cartas que han sido traducidas del baúlde Olga que guardó Picasso”, señaló el profesor de historia del arte, Joachim Pissarro.
Picasso y Olga Khokhlova se conocieron en 1917 en Italia y un año más tarde ya estaban casados. La relación duró hasta 1935, pero en los últimos años de ese periodo el pintor llegó a compaginar otra relación con Marie-Thérèse Walter.
Ese es uno de los dos dramas a los que aludió Pissarro y también el nieto del artista y comisario de la muestra, Bernard Ruiz-Picasso: el del deterioro de una relación “de amor”. “Hay una parte muy alegre, que es la del comienzo de la historia de amor, pero luego vienen los momentos de dolor y ansiedad”, señaló.
Esa primera parte de los comienzos de la relación viene reflejada en la muestra, con más de 40 pinturas, en obras como el retrato de Olga en el sillón o los retratos del hijo de la pareja, Paulo, vestido de arlequín. Por el contrario, dibujos como La crucifixión o la pintura de Olga desnuda en el sillón rojo, donde se ve “a una mujer que es ya solo dolor y pena”, recuerdan esa etapa de sufrimiento.
El otro drama vino por la situación de la familia de Olga, que tuvo “un destino miserable y terrible” en la Rusia de los años 20. El trabajo de documentación de las cartas y fotografías encontradas en el baúl de Olga, un trabajo que se alargó durante varios años, ha servido para conocer a fondo la situación en la que estaba la esposa de Picasso.
El origen del proyecto es precisamente ese baúl de viaje de Olga, que fue redescubierto por Bernard Ruiz-Picasso. Marcado con las iniciales O.P., se conservaba en una habitación vacía de la mansión de Boisgeloup que el único hijo de la pareja, Paulo, heredó al morir Olga.
En algunos de sus cajones había, entre otras cosas, fotografías conservadas dentro de sus sobres Kodak, mientras que en otros cajones había cartas en francés y en ruso, atadas con cintas de seda rosa y azul. También había zapatillas de danza, tutús, un crucifijo, una Biblia ortodoxa en ruso, efemérides y programas de ballet.
La muestra, que ha pasado por París, Moscú o Málaga, se completa con otras obras que no habían sido vistas antes en España, por ejemplo, un retrato de Olga con mantilla en que Picasso “hispaniza” a su mujer”. “El interés de esta muestra es el de actualizar el conocimiento de una época en la que Picasso inició una nueva trayectoria, yendo más allá de lo neoclásico e interesándose por el alma humana”, así como mostrar la vida cotidiana entre Olga y Picasso, destacó el nieto del pintor. - E.P.