Vitoria - Cuando se puso en marcha la venta de entradas para la temporada invierno-primavera de la Red de Teatros, el suyo fue el primer montaje de los centros cívicos que colgó el cartel de completo, aunque hace unos días salieron a la venta unas entradas extra para seguir mañana a partir de las 20.30 horas Las cosas extraordinarias desde el mismo escenario del Félix Petite. Será la oportunidad de adentrarse junto a Brays Efe en esta mirada llena de comedia a la vida, que no siempre regala sonrisas como también se plasma en esta exitosa creación de Duncan Macmillan.

No va a entrar ni un alfiler mañana en el teatro.

-Estoy encantado, pero sobre todo porque la historia me gusta mucho en el plano personal y que la gente venga a conocerla, es un disfrute total.

Por aquí el público a veces es un poco más reacio al contacto tan directo con un actor, sobre todo pensando en quienes se van a subir con usted al escenario...

-Nada, nada, no va a pasar nada (risas). A la gente se le va a tratar con mucho cariño y cuidado. Desde el principio, ésta es una obra muy diferente. Estar más lejos o más cercano no supone más o menos peligro en cuanto al hecho de intervenir. Que nadie se preocupe, que miren la obra de manera relajada y en caso de que haya alguna intervención, que sepan que va a ser algo mínimo y en lo que van a estar muy a gusto.

¿Qué se va a encontrar el público que acuda?

-Para empezar, creo que es un texto muy diferente para todo el mundo. Yo, por lo menos, cuando conocí la obra, pensé que no había visto nada parecido. Se van a encontrar una comedia sobre las crisis personales, sobre las cosas buenas y malas de la vida, pero desde una óptica luminosa. Al final, las cosas extraordinarias de la vida, aunque a veces nos puedan parecer banales, son las que nos alegran. Puede ser una canción, un libro, una sensación, un momento del día... cosas que no son enormes pero sí extraordinarias.

No es su primera incursión en el teatro pero sí su debut en solitario sobre las tablas. Hace un monólogo, y además con la gente tan cerca, ¿no deja de ser como ponerse al borde del precipicio?

-Tiene sus cosas buenas y las no tanto. Al final, yo estoy solo en el escenario, no dependo de nadie más pero también todo depende de mí. Tengo que sacar la obra adelante sólo con mis propias herramientas, eso es así, pero también el público forma parte de la función y me apoyo mucho en él, en el feedback que me dan. Además, ya tengo la experiencia de haber hecho la obra muchas semanas aquí en Madrid y como he disfrutado mucho, estoy más tranquilo.

En estos últimos años se ha convertido en una persona muy conocida para el gran público. ¿Es complicado conseguir que la gente entre en el teatro y no esté pensando en, por ejemplo, el personaje de ‘Paquita Salas’?

-Es normal que la gente me conozca por otras cosas que he hecho y que acuda al teatro, precisamente, porque me ha visto en un lado u otro. Y me gusta, claro. Pero esta obra no tiene nada que ver con Paquita Salas. No soy el primero al que le pasa esto.

Está en un momento dulce en lo profesional, en el que están sucediendo muchas cosas en poco tiempo. ¿Cómo lo está viviendo?

-Estoy muy contento en el plano laboral. A raíz del éxito de la segunda temporada de Paquita Salas y de mi paso por Tu cara me suena me llegan oportunidades laborales diferentes. Por ejemplo, esta obra es algo que antes nunca me hubieran propuesto. Y es algo que me hace muy feliz porque es un personaje que tiene una historia que me requiere mucho trabajo, que tiene comedia pero también drama, y muchas cosas diferentes. Estoy muy contento con las oportunidades que me están saliendo.

Lo cierto es que tiene una agenda en la que es casi imposible encontrar un hueco. ¿Ya le da tiempo para sus cosas extraordinarias?

-Ahora mismo, poco, muy poco. Pero creo que me tocan vacaciones dentro de poco (risas). Una de mis pequeñas cosas extraordinarias es llegar a casa después de un largo día y quitarme los zapatos. O que haga mucho calor y te pille en la calle una tormenta de verano. O las lentejas de mi madre. Son pequeños detalles que hacen que la vida sea mejor.

Supongo que también agradecerá que no le pidan hacer reír todo el rato, porque hay gente que no conoce límite ante intérpretes tan identificados con el mundo de la comedia.

-Bueno, pero al final eso es algo con lo que también tienes que jugar. Yo estoy muy orgulloso de hacer reír a la gente. Creo que es una de las tareas más difíciles que hay y pensar que yo hago reír a la gente es algo que me hace muy feliz. El sentido del humor es una cualidad muy necesaria en la vida. Por eso esta obra también me llega mucho, porque sabe azotar desde el humor temas muy serios.