madrid - Lola Vendetta ha madurado y su katana ya no es de gatillo fácil, porque ahora esta ya no tan joven guerrera por la igualdad entre hombres y mujeres reflexiona, y mucho, para conocer por qué “los hombres han aprendido a manipular desde el papel de verdugo y las mujeres desde el de víctima”.
“Póngale pendientes, por favor” frente a “lloras como una niña” son dos de los mantras que nos acompañan a ambos sexos desde que nacemos, unos polvos que al llegar a la treintena se convertirán en estos lodos: “Se te va a pasar el arroz” (para las mujeres) y “ya verás cuando nazca tu hijo, tu no vas a pintar nada en dos años” (para los hombres).
Y así lo refleja Raquel Riba, la creadora de Lola Vendetta y los hombres (Lumen), quien, según cuenta, este libro -el tercero que publica- llega tras “mirar mucho dentro” y rodearse de “mujeres sabias” que le han mostrado su “parte oscura”. “Me he dado cuenta de que no es oro todo lo que reluce porque no tiene que serlo, lo único que nos salva es la compasión. Si miramos la historia desde solo un punto de vista, no sirve”, reconoce esta joven autora de 29 años que empezó su carrera con 23 y llegó con su personaje a las librerías por primera vez en 2017 con Más vale Lola que mal acompañada.
Así, Riba (Igualada, Barcelona, 1990) propone un nuevo trabajo que se puede leer en dos horas o en una semana, ya que si en una lectura rápida las risas serán las protagonistas, en otra profunda el contenido reflexivo ganará.
diversos estadios Para ello, la autora se ha ayudado de una división a través de los distintos estadios por los que pasa su protagonista hasta llegar al capítulo de Cuidar, que para ella es “reconocer el valor”. Unas páginas donde, sin afán de destripar nada, hay una Lola con un espíritu que dará inicio a una nueva etapa.
Pero antes de llegar aquí, Riba nos pasea por la Desconexión entre hombres y mujeres desde que nacemos, por la Respon-habilidad o, lo que es lo mismo, responder con las habilidades que tiene; por la Rabia que siente antes las desigualdades y la incomprensión ante ciertas conductas.
Y es aquí donde Vendetta vuelve a hacer ese tipo de comentarios que se vuelven santo y seña de la lucha feminista. “Lucho, lucho, lucho y lucho porque si me detengo tengo miedo. Al menos la rabia me mantiene en movimiento”, grita la protagonista de esta obra mientras blande su katana. Y de la rabia a la Compasión porque este sentimiento es lo que la salva de “vivir una vida llena de odio”.
Así le sucede a Lola Vendetta al analizar, sin rencor, qué pasaba por la mente del niño que acosaba a su hermano pequeño cuando estaban en el colegio: “Tu tienes el poder de cambiar la historia y pensarla de otra manera. Seguramente había un problema no solo con su padre y su madre, sino con toda su tribu”.
“Si analizas tus emociones te ayudas a ver cómo manipulas con tu cuerpo, tu mirada, o cuando bajas la cabeza. Me he encontrado a muchos hombres que manipulan desde la figura del verdugo y muchas mujeres desde el de víctima”, apunta.
Con el objetivo de “acompañar” a sus personajes, Riba ha incluido las canciones de esa banda sonora que pone melodías a los sentimientos porque, según concluye, la “música es el lenguaje universal” que llega a todos, “por muy frío que se sea”.