Vitoria - “En el mundo de la producción hay un momento en el que te planteas si crecer, estabilizarte, diversificar? Es un debate que nosotros en Jimmy Jazz tuvimos cuando cogimos Kubik y montamos el Gasteiz Calling. Sí, apostamos por crecer pero siempre de una manera controlada”. En ese camino, el hecho de entrar en un festival itinerante a nivel internacional como el Punk In Drublic Fest supone, como explica Iker Arroniz, “un salto hacia adelante” puesto que conlleva hacerse cargo, con todo lo que implica, del certamen en sus tres paradas en el Estado, es decir, Madrid (WiZink Center), Barcelona (Poble Espanyol) y Vitoria (Iradier Arena).

“Para nosotros es un salto cualitativo y cuantitativo como promotores de Gasteiz poder hacer un festival en las tres ciudades. Va a ser una gira en la que vamos a meter más de 15.000 personas entre las tres fechas exclusivamente con punk rock, que es algo que hace mucho tiempo no sucedía en el Estado”, una prueba para Arroniz y el resto del equipo de Jimmy Jazz, pero también un dato más que significativo sobre el nivel que ha alcanzado el proyecto cultural y empresarial nacido en la capital alavesa.

Para la cita de Barcelona (17 de mayo) ya no queda ni una sola entrada. Es una ciudad en la que los gasteiztarras están acostumbrados a trabajar puesto que, entre otras cuestiones, allí desarrollan también el festival Barna’n’Roll. Madrid (el 14 del mismo mes) ha superado el 80% del aforo. Ésta es la primera vez que “trabajos allí como promotores”, además entrando en un espacio como el WiZink Center, donde justo el día antes actúan los Backstreet Boys. “Es de los recintos más profesionales que hay en el Estado” comenta Arroniz, que reconoce que trabajar en este emplazamiento “supone un punto de estrés. Para nosotros es como aterrizar en Nueva York”, una experiencia de la que también aprender puesto que “hay cosas en las que igual estamos un poco verdes”.

En lo que se refiere a Vitoria, el Iradier -que ya tiene el 70% de los pases vendidos- acogerá el evento impulsado por el cantante y bajista norteamericano Fat Mike el 18 de mayo, además con un cartel diferenciado que contará con NOFX, Bad Religion, Lagwagon, Mad Caddies, Less Than Jake, Anti-Flag, The Bombpops, The Real Mckenzies y Blowfuse. Será, por cierto, entre las semifinales (viernes) y la final (domingo) de la Final Four de baloncesto. “No supone mucho problema. Si acaso, tenemos que ver si somos capaces también de hacer una comunicación entre quienes vengan desde fuera en esas fechas. Pero en estos momentos nos da más quebraderos de cabeza cómo está la zona por las obras de tranvía teniendo en cuenta los autobuses y camiones que mueve el festival en Europa”, sonríe.

Más allá de lo que suceda fuera del recinto, lo cierto es que el equipo ya le tiene tomada la temperatura al Iradier gracias al Gasteiz Calling, que en su última edición superó todas las previsiones de asistencia dejando un inmejorable sabor de boca. “En el Estado, parece que los festivales se han apropiado de un trozo del año que cada vez es más amplio; además, son citas que ahora proponen lo que se denomina experiencia personal, de vida? una fórmula en la que la música deja de tener la importancia que tiene en una sala de conciertos. El Gasteiz Calling es un festival muy trabajado en cuanto a su cartel. Buscar punk rock y fuera de temporada es dotar a las cosas de personalidad. Nosotros pretendemos que el evento tenga una personalidad muy arraigada en la música y fuera del calendario de verano y vacaciones”.

Así pasará en el futuro, para seguir dando pasos con un proyecto que “nos ha servido para poder llegar a bandas más grandes, a entrar en el Punk In Drublic”, mientras, además, Jimmy Jazz coge la responsabilidad de determinadas giras internacionales a su paso por la península o programa actuaciones en ciudades como Pamplona y Valladolid. “Todo esto nos está llevando a meternos en berenjenales que no nos van a hacer ricos pero igual llenan nuestra alma”.

Pero mientras se sigue aprendiendo en el campo de los grandes eventos (“producirlos tiene una tensión mucho más mayor porque no te puedes permitir errores de cálculo”), Arroniz tiene claro que “seguimos defendiendo los espacios de medio aforo. Queremos trabajar en una dimensión en la que nos sintamos cómodos, en la que no estemos todo el rato pensando en números sino también en generar identidad, familia. Mugako es otro ejemplo de ello. En los festivales es más fácil cuidar a alguien en un aforo de 5.000 que en uno de 20.000. Si alguna vez tenemos que llegar a esos aforos más grandes, que sea en base a sensaciones y aprendizajes que hemos ido acumulando”.