Vitoria - Tras Aguijones y La escultora, Adrián H. Cornelia da un tercer paso dentro del mundo de la poesía, aunque en esta ocasión, el escritor gasteiztarra da una nueva vuelta de tuerca a su propuesta, planteándose otro reto artístico y personal con el que apelar al público. Debutó en 2016 con los poemas que le venían acompañando desde hacía tiempo para seguir, dos años después, con un relato en verso. Ahora hace que sus creaciones no sólo tengan vida en el papel a través de la palabra escrita, sino que se sirve de su canal en YouTube para, a modo de recitado sustentado en el uso de la música, darle otra dimensión a sus textos. De esta forma, en dos planos distintos que, sin embargo, son el reflejo del mismo sentir, se estructura Piel de arcilla.

Por un lado, el libro. Por otro, un disco virtual de poesía recitada. En los dos formatos, los mismos poemas y un autor que se presenta al mismo tiempo como “compositor, músico y trovador, que es un reto que me apetecía mucho”, aún asumiendo que esa huella que está dejando en Internet (ya hay varios poemas disponibles) es “algo artesanal; sé que la calidad igual no es la óptima pero se dejan escuchar”, sonríe, mientras deja claro que “no hago canciones, son poemas” que en su versión en papel se pueden conseguir tanto a través de la editorial Círculo Rojo como en su dirección de correo electrónico adrianh.cornelia@outlook.com.

Más allá de los formatos y de ese juego con la música (“la idea es seguir avanzando, no quedarme en lo de siempre”), quienes se adentren entre sus versos se encontrarán con un Piel de arcilla que, en su título, hace referencia a “la fragilidad que tiene el artista, esa persona que no va a triunfar porque no se dedica a cumplir con los intereses comerciales. Es ese pensamiento que dice que lo que estoy haciendo, quiero hacerlo, aunque sé que no voy a conseguir nada con ello. He nacido artista y no lo puedo evitar. Voy a seguir haciéndolo. Aquí hablo de esa necesidad de defender los valores del que va por libre sin conseguir ningún beneficio económico”.

Junto a ello, el autor se vuelca en el plano más personal, reflejando la “sensación de apatía, de pesimismo, de una voz sombría que me envolvía” cuando escribió este poemario. “Estas poesías y yo vamos a ir juntos hasta donde tengamos que llegar. Sé que nadie se va a fijar en mí, que como artista no hay salida, pero yo voy a seguir”.

Realizado casi en paralelo a La escultora (“hay momentos en los que te sientes fluido y cómodo, y eso me pasó el año pasado, que fue un año irrefrenable de creación”), Piel de arcilla sigue ahora su camino entre los lectores, más allá de que, al igual que pasa con sus dos poemarios anteriores, su creador se acuerde “de manera exacta” del momento y lugar en el que compuso cada uno, así como “de lo que sentía en ese instante”. En este sentido, Adrián H. Cornelia describe que “escribo con la cabeza. Frente al piano estoy más cómodo, puedes dejar volar. Pero no escribo ni las partituras ni las poesías”.