barcelona - “Si escribo del pasado es para ver mejor el presente”, asegura el escritor granadino Justo Navarro, que retoma el personaje del comisario Polo de Gran Granada en su nueva novela, Petit Paris, ambientada en el París ocupado por los nazis de 1943.
Gran Granada estaba ambientada en 1963 y entonces el comisario imaginaba que en el futuro todo el mundo tendría un teléfono pegado a la mano, mientras que en Petit París Polo visiona en un cine El infierno del juego, en el que aparece un banquero que dirige el juego en Macao y que vigila a todos a través de un sistema de cámaras y “él imagina que esa es su imagen de la policía del futuro”. Polo investigará el posible suicidio de un hombre de la “escuadra española” que con otra identidad había robado tiempo atrás cuatro kilos de oro a un industrial que quizá le encargó sacarlos clandestinamente de España.
En la presentación de la novela, Navarro ha dicho que le interesaba “la red de videovigilancia público-privada, que cubre hoy ya la realidad, así como la conexión entre policía, prensa y publicidad, con una policía que forma parte del mismo ambiente de los criminales a los que persigue, y que remiten a algunos episodios de nuestra historia actual”.
Como en la Viena de El tercer hombre, Justo Navarro describe un París ocupado por los nazis y lleno de sombras, en el que pululan espías, falsificadoras y policías de Alemania, Italia y España, y en el que abundan los guiños a Simenon, Léo Malet o Patrick Modiano.
la novela negra como un visor Para Navarro, “la novela negra es un visor para ver mejor la realidad, porque otorga un distanciamiento de las cosas, que permite percibir aspectos de la realidad que sin esa lente que es el género negro se nos escaparían”.
Entiende Navarro que “las novelas negras no son un subgénero por ser negras, sino porque tendrán otros defectos, y sólo hay buenas o malas novelas”, pero además, “al haberse repetido tanto como un cliché, la novela negra propicia que puede ser utilizada como una vía de divertimento y de parodia”. Viajar al pasado es también “un modo de extrañamiento de esa realidad”, añade.
inspirada en periódicos de época Confiesa el autor de El espía y Finalmusik que Petit Paris (Anagrama) fue escrita a partir de la lectura de periódicos de la época, que le daban las pautas para desenmarañar la historia. “Escribir no puede ser tener un esquema en la cabeza, sino que tienes que ir inventando cada día lo que pasa; y escribir, al final, es como dormir, cuando nos acostamos no sabemos lo que vamos a soñar”.
En la investigación previa, el granadino comprobó que la información que daban en 1943 los periódicos de Granada (Patria, Ideal) y de París (Le Matin, Le Petit Parisienne) era la misma, porque tenían los mismos informadores. “Ahí recordé que en la guerra de Iraq hubo una reflexión crítica de que las noticias que se difundían se basaban en la información oficial”.
Esos paralelismos entre el pasado y la actualidad más o menos reciente la encuentra Navarro investigando los métodos de la Gestapo, que idearon los verschärfte vernehmung (interrogatorios agravados), similares a los interrogatorios reforzados que los norteamericanos hicieron a principios de los años 2000 cuando “descubrieron que la tortura era buena”. - Efe