Fue el año de las uvas repetidas. O que repiten. Por primera vez se retrasaba el reloj de la Puerta del Sol. A las doce eran las doce. A la una volvieron a sonar las doce en Madrid, porque Canarias lo quiso, y lo pagó. Y ahí estuvieron todas las cadenas. O casi. O en realidad solo una. Porque Tele 5 se piró, Ana Guerra no existió, a La 1 le pilló en Canarias aunque dijo una mentirijilla para que la gente se quedara a verlo y La Sexta, la cadena con personalidad propia, esa que nunca conectaría con Antena 3 va y conectó con Antena 3. Qué cosas.

TVE: Anne, la flor, Roberto y el palito

Anne Igartiburu se presentó con floripondio. Está harta de que el vestido de Pedroche le robe la noche y ella también cedió su protagonismo al vestido. Detrás asomaba lo que intuimos que era Roberto Leal, que estuvo tan bien como se esperaba de él, tan buen compañero como se le presuponía, pero química, lo que es química, más bien poquita. Correctos sí, los cuatro. Anne, su floripondio, Roberto y su palito, aquel que le dijo Rosa que llevaba en salva sea su parte en el estreno de OT y que aprendió a quitarse, pero se lo llevó puesto a las campanadas. Los 14 años dando las campanadas de su compañera imponen. Aun así fueron los mejores. Él generoso con ella, ella generosa con él. Los presentadores rellenaron los minutos haciendo promos de todos los programas de la casa. Que si Maestros de la costura, que si La mejor canción jamás cantada, que si Hospital Valle Norte, que si la peli de Los Lunnis. La tele sin publicidad se convirtió en una teletienda y cuando la cosa se empezaba a alargar, Roberto Leal dijo "Yo me quedaría a vivir aquí", y por un momento pensamos que era literal. Hasta que un corte publicitario nos devolvió a la realidad: TVE mirándose al ombligo: otra vez la peli de los Lunnis y uno de esos anuncios patriotas que asaltan la tele pública española cada Nochevieja y que nadie sabe muy bien quién paga ni qué pretende. ¿Que los catalanes vean la luz y se dejen guiar por el enlace de Estoy vivo? A la una, TVE dijo que volvería a Sol para dar las campanadas para Canarias con Ruth Lorenzo (la de Eurovisión) y otro señor que sustituía al de todos los años. No fue verdad y las dieron desde un reloj sin carillón ni cuartos colocado en una fachada desconchada de Los Realejos de Tenerife que pedía a gritos una mano de pintura. Conectaron un segundo con Madrid, sí, pero nadie sabe para qué y así TVE pasó olímpicamente de que por primera vez sonaran dos veces en una hora las doce campanadas.

Antena 3: Pedroche se viste de Mama Chicho

Se desveló el misterio. Pedroche se disfrazó este año de Mama Chicho en Antena 3. De qué se extrañan, también el público de La ruleta canta a veces su canción ("Mama Chicho me toca "). La mente se lía y casi nadie recuerda ya que aquello era el himno de Tele 5. Bueno, a Pedroche alguien le dijo que su vestido era de "hada del bosque" pero cualquiera que haya visto Tele 5 en los noventa sabía que iba disfrazada de Mama Chicho. Antes, se nos presentó camuflada bajo una capa gigante que parecía un huevo de pascua, también con floripondio (este reciclado de las botellas de Estrella Galicia que anuncia cada año). Es su intento de combatir el zapping que practica esa gente que pone Antena 3 para ver el vestido y cuando llegan las doce se larga a otra cadena (eufemismo para decir La 1). Así que cada año apuran más. Fue surrealista verla rodeada de langostinos, pero la tele privada es lo que tiene. La mitad de Chicote fue su acompañante este año (lo que ha adelgazado este hombre). "No puedo dejar de mirar", decía haciendo como que hablaba de la calle, aunque los ojillos se le iban, como a todos, al piercing en el ombligo de Pedroche. Que esto de sacar a una señora medio en bolas no es machismo. ¿O si lo era cuando lo hacían las Mama Chicho? Uf, qué lío. A la una, Chicote y Pedroche, ahora disfrazada de sirena (eso nos dijo) volvieron a dar las campanadas de Canarias con Brays Efe vestido de pitufo arreglado y no de Paquita Salas. Qué decepción. "Suenan un poco raro los cuartos", decían. Y tanto. En realidad, todo era raro.

Tele 5: polvos de colores y un beso en los morros

Tele 5 no ha aprendido de su pasado, cuando se iba de picos pardos por España consiguiendo unas audiencias paupérrimas, que no alcanzaban ni la gente que vivía por allí, porque la mitad se iba a verlo a la plaza. A Antena 3 le bastó un año para dar las campanadas con un reloj gallego sin minutero para no volver a salir de Madrid. Tele 5 es más duro de mollera. Lara Álvarez, "la primera mujer en dar las campanadas con smoking" (nos dijeron) haciendo de mamá de un incontenible Jesús Calleja se piraron a Sant Llorenç (Mallorca) porque a alguien de la cadena le pareció divertido pasarse las campanadas hablando de las desgracias de los vecinos de un pueblo arrasado por una riada hace tres meses. Se llevaron hasta la música épica que pone Ferreras en La Sexta y echaron a la gente polvos de colores que hicieron sospechar sobre lo que estaba pasando en ese escenario. "Se me está yendo la pinza" reconocía él. "Os va a ir el año que lo flipas", insistía. "Tengo nervios humanos" confesaba tras reconocer que había salido feo en una foto. "No hay gente fea, solo mal iluminada", fue la sentencia de ella. El año de Me Too, Tele 5 (y el resto de canales de Mediaset que lo emiten a la vez) lo cerró con Calleja dándole un beso en los morros a su compañera, se supone que consentido porque, nos dijo, arrastra una tara desde que Sobera besó a su mujer, y no a ella, en otras campanadas de la cadena. Aunque más surrealista fue tomarse las uvas escuchando cómo las engullía y masticaba Calleja. Creo que el de sonido al final se apiadó de nosotros y le bajó el micro. Cuanta gente fue capaz de aguantar sin salir huyendo de allí lo dirán mañana las audiencias.

La Sexta: el único error (resuelto) contando campanadas

Iñaki López y Cristina Pardo, vestidos de las hijas de Zapatero, volvieron a ser los más ingeniosos y divertidos dando las campanadas desde la Puerta del Sol, aunque la navarra dejó caer que no le importaría estar en la plaza del Castillo de Pamplona. "En La Sexta somos como una gran familia, como los Pajares", "Para que por fin hable bien de mí un crítico de televisión he tenido que meterle en nómina", "Atentas madres con esos hijos que os han dicho que iban a estar en Sol, luego le dais al pause y los buscáis", soltaba Iñaki mientras la cámara enfocaba a las 20.000 personas humanas, que diría Calleja, que abarrotaban la plaza, que diría el dúo Sacapuntas, aunque esto quede un poco viejuno ya. Como cuando Klaudio Landa preguntaba por la tarde en ETB si todavía se decía maquear. Pero al grano, o a la uva. Este año pasaron de explicarnos cómo va el rollo de los cuartos y demás porque el público de la cadena es muy ilustrado, nos dijeron. "Y si ustedes tienen dudas vean la pública, que nosotros lo hemos explicado muchas veces", decía el de Bilbao que confesaba sin complejos, por si no nos habíamos dado cuenta, de que la cadena les había puesto "el mismo decorado del año pasado. El presentador solo se confundió una vez y contando. Repitió séptima uva. "La octava, es la octava", le corregía Pardo sin que el percance pasara a mayores. Aunque lo sorprendente de verdad en este canal fue ver que el segundo anuncio del año era de El Pozo, esos señores que se enfadaron tanto con el reportaje de Jordi Évole. Y de pronto, se nos hizo un nudo en el estómago y el jamón como que sobraba en nuestras mesas mientras intentábamos de repente por la marca del puerco. Iñaki y Cristina, que no hicieron este año chiste alguno de sus reales nombres, nos prometieron que a la una habría más campanadas, las de Canarias, pero llegada la hora, La Sexta interrumpió su película chunga y se limitó a conectar con Antena 3 y así tuvimos de vuelta a Pedroche en la cadena que le vio hacer su primer estriptis en la Puerta del Sol.

ETB: uvas en directo con mucho directo

Durante toda la noche ETB nos recordó entre mil y cinco mil veces con rótulos y sobreimpresiones en sus dos canales que las campanadas de esa noche eran en directo. La cadena del pajarito hace como tres años que corrigió esa chifladura que era grabar las uvas casi un mes antes en plena calle porque acababan en YouTube al instante, pero todavía arrastra las consecuencias de esas decisiones y le faltaron rotulitos para decir que ya no, que ahora son más de directo. Este año los repetidores Sara Gandara, Zuhaitz Gurrutxaga y Mikel Pagadi se fueron a Laguardia, capital de la Rioja Alavesa, para dar las campanadas con la ayuda del bonito y apropiado para la ocasión reloj carrillón del Katximorro (aunque por allí no salió nadie a bailar) que cumple dos décadas instalado en la fachada del Ayuntamiento y por el frotamiento de manos que hacían los tres, ahí debía hacer un frío del carajo, así que ni falta les hizo llevarse una nevera para enfriar el cava. Ella nos lo contó en euskera y castellano inclusivo (ese que pone de los nervios a Pérez-Reverte), Gurrutxaga añadió alguna frase en francés y Pagadi algún "kabenzotz" como si trabajara en Allí abajo. El viaje a Laguardia lo amortizaron con el espacio bailarín de Nochebuena en ETB 2 y con un especial de Herri txiki, infernu handi en la Nochevieja de ETB 1.

Lo mejor de la retransmisión, el homenaje musical a Mikel Laboa y Josean Artze de la mano de Maddalen Arzallus y Olatz Salvador con un hipnótico plano secuencia que puso en valor la sencillez (buscada y trabajada) frente a los floripondios de las otras cadenas.