Desde el pasado día 15, Kuartango cuenta con una vecina más. La artista gasteiztarra Txaro Arrázola no sólo ha trasladado allí su estudio, también su residencia. “Me lo estoy tomando como un campo de trabajo; me paso aquí las 24 horas del día”, sonríe la creadora, que ya está sobre el terreno desarrollando la parte del programa Itineracciones que le corresponde, una propuesta realizada por Artium y la Diputación, en el marco del Plan Estratégico de la Cultura, para llevar a cabo una serie de intervenciones en cuatro puntos del territorio.
En concreto, fue la idea presentada por Zas Kultur la seleccionada de entre las ocho que concurrieron a la convocatoria pública, un proyecto en el que junto a Arrázola participan Iñaki Larrimbe -que tendrá sus dos destacados focos de atención en el mirador del Nervión entre Llodio y Amurrio, y en el túnel del Vasco-Navarro en Atauri- y Nerea Lekuona -que trabajará en los restos de la iglesia de San Esteban, junto al centro de información del Parque de Garaio-, que también están dando los primeros pasos en sus respectivas producciones, con la idea de que las tres eclosionen a lo largo de septiembre.
De esta forma, se cumplirá, gracias a esta primera convocatoria, con los objetivos con los que se ha puesto en marcha este proyecto y que pasan por desarrollar la práctica artística en ámbitos no habituales, apoyar a la creación local, y acercar el arte y el pensamiento contemporáneo al conjunto de la sociedad alavesa, en especial al ámbito rural.
En el antiguo balneario En el caso de Arrázola, la creadora se encuentra ya trabajando en el antiguo balneario de Kuartango para dar forma y fondo a Weeble-Tentetieso (Sobre el equilibrio), una labor que, además, está completando con el taller abierto que está realizando cada día hasta el próximo jueves 30 de 16.00 a 19.00 horas, un puertas abiertas en el que se invita a la ciudadanía en general a acercarse hasta el lugar para, por encima de todo, compartir.
“Mucha gente está viniendo a ver lo que estoy haciendo pero también a entrar en el edificio. La mayoría son personas que han visto esto siempre muy decrépito y ahora se lo encuentran de otra manera. Me encanta la chispa de curiosidad que está trayendo la gente. Estoy aprendiendo mucho ya que al final, lo que estamos generando es un diálogo”, describe la autora. “Lo primero que espero es que me cuenten sus historias. A partir de ahí, lo que busco es que la gente vea cómo es el proceso de creación de una artista”, una labor casi siempre invisible que esta vez transcurre en un “lugar increíble”.
Entre sus paredes está dando forma a diferentes piezas, con las que se realizará una exposición que se abrirá el próximo 15 de septiembre, apertura en la que también se llevará a cabo una performance que será grabada en vídeo. Obras con las que propiciar diferentes reflexiones sobre temas diversos, como el equilibrio, la maternidad, el ritmo de vida y la división sexual del trabajo en el medio rural. Entre esos materiales también estará un tentetieso (“una figura que siempre alcanza el equilibrio, que se mueve, que parece que se va a caer pero que siempre vuelve al centro”) a escala real.
Estar en Kuartango estos días está siendo “casi como hacer una residencia artística”, ya que durante estas jornadas no está volviendo a su residencia en Gasteiz, sino que está usando la antigua consulta del médico como casa gracias a la mediación del alcalde de la localidad alavesa. “Seguro que en estos quince días voy a sacar más trabajo que si estuviera en mi estudio de Vitoria. Es un sitio muy tranquilo, con mucha calma”.
Junto a seis cómplices En paralelo a este trabajo, quien también está en marcha con su propuesta, bautizada como Unofficial Tourism, Araba, es Iñaki Larrimbe. En este caso, el artista sigue desarrollando el camino iniciado hace más de una década con el concepto del turismo como materia de reflexión crítica, una intención que ha materializado en Madrid, Lisboa, Cáceres y Palma, aunque en torno a esta misma materia también llevó a cabo en su día dos acciones en Gasteiz.
“El primero que arrasó todo en este país fue el turismo de sol y playa. Después vino el turismo cultural, que está machacando las ciudades, como se puede ver hoy a través de varios ejemplos. Ahora llega el turismo rural, que va a acabar con lo que se conoce como la vida en los pueblos. Es lo que nos viene. Es lo que le queda a España, acabar con la vida en los pueblos”, apunta el creador.
Para concretar esa invitación al análisis, Larrimbe ha encontrado a seis cómplices que están colaborando en el proyecto, personas a las que ha solicitado la elaboración de una serie de itinerarios “extraños, curiosos, personales” por Álava, que deberán estar terminados para el próximo 3 de septiembre. “Por poner un ejemplo, Yolanda Sobrón, que trabaja en la Oficina de Turismo de Villanueva de Valdegovía, está haciendo una ruta del agua. Puede hablar de una piscina, un balneario? A los trazadores de itinerarios les doy libertad para que hagan lo que quieran. Sólo les doy unas pistas y a partir de ahí, les dejo hacer”. Con el material recogido se realizarán mapas y un libro de 16 páginas (todo en euskera y castellano) que se distribuirán a mediados del próximo mes tanto en el túnel del Vasco-Navarro en Atauri como en el mirador del parque lineal del Nervión entre Llodio y Amurrio (donde además estará un triciclo con remolque acondicionado como punto de información turística).
“Al final, de lo que estamos hablando es de lo que genera el turismo en España. No se puede entender lo que ha sucedido en este país, la especulación, las crisis y demás, sin el turismo. Es la herencia del franquismo. Es lo que tenemos. España se entiende muy bien desde el turismo y desde el fútbol” por lo que es necesario “generar debate sobre el turismo rural, que está llegando y va a cambiar el modelo de vida y de relación de muchas localidades que están en el medio rural”.
Antes del embalse Quien también hasta ahora está desarrollando una labor menos visible de cara al público pero imprescindible para llevar a cabo su propuesta es Nerea Lekuona, que en Gario llevará a cabo una doble intervención con la intención de poner en valor a quienes tuvieron que abandonar sus casas y medios de vida para que el embalse se convirtiera en una realidad.
“Este trabajo nace de la curiosidad de conocer cómo eran los pueblos inundados y también de la pasión que siento por los temas históricos y la búsqueda de documentación”, apunta la creadora, que ha encontrado en la figura de José Ramón Cuesta Astobiza -a quien conoció cuando trabajó en el Archivo Histórico Provincial de Álava- un punto de referencia importante para poder afrontar su idea. “La amistad que tengo con él y la admiración que siento por él me impulsaron a trabajar en la memoria de este proyecto. Sé que mucha gente tuvo que abandonar su pueblo, su casa, su medio de vida para poder ofrecer al resto de la población el agua y la electricidad que se necesitaba en aquellos años debido al aumento de la producción industrial. Un gesto de generosidad de esas personas por el procomún que creo que debe de reconocerse y tener en cuenta”.
En este sentido, Lekuona apunta que no se debe olvidar que antes de la construcción del embalse, esta zona de Álava era “un valle por el que el Zadorra pasaba, que tenía vida y tenía sus propios pueblos y casas, escuelas y medios de vida. Con la intervención que propongo pretendo dar visibilidad y reconocimiento a todas esas familias”. En este sentido, la producción ha comenzado con la parte de documentación en el Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz Pilar Aróstegui, en los archivos de los territorios históricos de Álava y Bizkaia, en el Photomuseum de Zarautz y en el Archivo Histórico Provincial de Álava, sin perder de vista otras referencias como el libro A cincuenta años... de Txus Bilbao. “Gracias a la ayuda de José Ramón estoy recopilando imágenes de esos pueblos antes de que fueran inundados por el embalse”, instantáneas que servirán para componer un tanque de agua que contendrá un gran collage fotográfico.
Además, la artista izará una bandera azul “muy similar a la que se otorgan a las playas por su calidad” que “pretende poner en valor la calidad humana de las personas que dejaron sus casas” para lo cual “voy a realizar un icono representando a todos esos pueblos que se encuentran sumergidos “. En principio, la idea es que la bandera esté visible el segundo fin de semana de septiembre, fecha en la que se suelen reunir antiguos habitantes y descendientes de Garaio para recordar el pasado no tan lejano. Al fin y al cabo, “el agua es memoria y la memoria debemos conservarla”.